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jueves, agosto 21, 2014

"CONSUMED", LA CULTURA DEL DESASTRE




Un documental que invita a la reflexión sobre las raíces psicológicas de la cultura moderna del consumo. Esta narrativa de nuestro tiempo habla de los roles que la evolución y la psicología han jugado en el consumismo moderno e identifica la “dosis saludable de marcas” que une a los seres humanos a nuestras tendencias de consumo. La película cuenta con interesante material de archivo del siglo 20, así como entrevistas con ecólogos, psicólogos, diseñadores y expertos en sostenibilidad.

miércoles, septiembre 18, 2013

VOCES ALTERNATIVAS, SUSAN GEORGE: UN SISTEMA FINANCIERO SIN CONTROL NOS LLEVA AL PRECIPICIO.



¿Y, ante ello, qué pueden hacer los ciudadanos españoles? Unirse. Unirse los estudiantes, los parados, los jubilados, los trabajadores, los sindicalistas, los agricultores... Todo el mundo ha de unirse contra esta realidad. Porque la clase de Davos, que es la que gobierna por ellos, está muy unida. Si Karl Marx resucitara y viera esta Europa, pensaría que la guerra de clases está acabando y que los ricos la están ganando. Por eso hay que unirse y no dejarse perder. Porque en juego está la democracia y todo lo que hemos hecho desde el siglo XVIII. Todo aquello que los europeos hemos hecho desde el fin de la II Guerra Mundial. Todo lo que los españoles han hecho desde el final del franquismo.

SUSAN GEORGE 



Susan George, presidenta de honor de Attac, que lucha por regular los mercados financieros, cree que la austeridad es una patraña. Politóloga, filósofa y escritora norteamericana, afincada en París desde 1954, lleva toda la vida luchando, agitando conciencias. En los noventa lo hizo desde Greenpeace. Entre 1999 y 2006, como vicepresidenta en Francia de la Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras y la Ayuda al Ciudadano, organización que promueve el control de los mercados financieros. “Más vale que pongamos bajo control a estos locos”, dice en alusión a los banqueros en un momento de la entrevista, “¡hacen lo que quieren y los Gobiernos les animan a seguir haciéndolo!”.

A sus 79 años, Susan George es una mujer elegante y cultivada que habla desde la indignación. Exclama constantemente. Una especie de sistemático “¡será posible!” late bajo sus afirmaciones cuando analiza cómo funciona la sociedad en la que vivimos. Con esa visión panorámica que le otorga su recorrido vital, la autora de El informe Lugano II (editado por Deusto) clama su verdad frente a un mundo que avanza, en su opinión, en dirección equivocada.



LA ENTREVISTA

¿Qué está pasando en este mundo en el que vivimos?
R. Hemos permitido al capitalismo hacerse, virtualmente, con cada aspecto de la existencia humana; tenemos un sistema financiero que está completamente fuera de control, y ninguna autoridad parece querer controlarlo; hay una carrera entre las compañías multinacionales para hacerse con los recursos que quedan, ya sea energía, comida, tierra, agua, metales, oro... Y hace 10 años parecía que se estaba produciendo una toma de conciencia ecológica, pero eso parece haber desaparecido completamente.

¿Y cómo explica usted la crisis en la que nos hallamos inmersos?
R. Tenemos una crisis generalizada, una convergencia de varias crisis: la financiera, la de la creciente desigualdad engendrada por el capitalismo y la ecológica. Hay una crisis alimentaria y de agua que afecta cada vez a más gente, no solo a aquello que llamábamos el Tercer Mundo, también a los países ricos. Y por encima de todo ello está la crisis de la democracia: autoridades ilegítimas que no han sido elegidas por los ciudadanos son las que crean las reglas del juego. Hacia eso camina el mundo, y no es una dirección demasiado bella…

En su libro Sus crisis, nuestras soluciones, escribe usted: “La mayoría de las personas no necesitan más pruebas, ven perfectamente que el sistema no funciona ni para ellos, ni para sus familias, amigos o país”.
R. Bueno, depende de para quién. Para el 1% del 1% funciona. Y ese 1% del 1% ha decidido, desgraciadamente, que debemos tener desempleo, austeridad, sufrimiento de la población y pérdida de aquello que la clase trabajadora conquistó a lo largo de los últimos 50 años.

¿El 1% del 1% es lo que usted denomina como “el grupo de Davos”, los poderosos del mundo que se reúnen cada año en la localidad suiza? ¿Son ellos los que deciden realmente, o eso es una teoría conspirativa?
R. No, yo no creo en conspiraciones, yo creo en el manejo de las situaciones en favor de determinados intereses. No es que ellos se reúnan y digan: “Bueno, vamos a derribar los derechos que la gente ha conquistado en los últimos 50 años”. No, ellos se reúnen y dicen: “Tenemos demasiadas cargas sociales; hemos ganado 10 puntos del PIB en los últimos años y ahora queremos otros 10”. Se trata de una convergencia de intereses. Luego la ideología neoliberal genera ideas que la gente se acaba creyendo, como esa que tanto se ha escuchado en España de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. ¡Eso es una tontería!

¿Podría explicar por qué es una tontería?
R. El Estado español no pidió prestado para mejorar la educación, la sanidad, la cultura o cosas que beneficiaran a la población en general; pidió para salvar al sistema bancario tras la crisis inmobiliaria. España no estaba tan endeudada antes de la crisis. Proporcionalmente, estaba menos endeudada que los virtuosos alemanes, que son los que han sacado uno de esos números mágicos que aparecen en el Tratado de Maastricht: hay una cifra, el 3%, que marca el límite de déficit que los países no deben superar; la otra indica que no hay que endeudarse en más de un 60% del PIB. Nadie sabe de dónde vienen esas cifras; del Bundesbank, probablemente; pero ¿por qué es un 3% en vez de un 4%, o un 60% en vez de un 65%? Son cifras arbitrarias que además han sido rebatidas. Hace poco el FMI dijo que nos equivocamos con el rescate griego. La ATTAC ha publicado un estudio que muestra que de los 200.000 millones de dólares (153.000 millones de euros) que se entregaron a Grecia, el 77%, al menos, fue a parar a los bancos. Todo eso está basado en ideología. El sustento de la austeridad es una patraña. Sí, una patraña matemática y económica.

¿Y qué habría que hacer para reinventarse el mundo? La humanidad se está yendo a tomar viento por las demandas de capital de un sistema productivo estúpido
R. Lo primero es poner el sistema financiero bajo control. Está operando conforme a sus propias reglas y nos va a llevar más allá del borde del precipicio. Los banqueros usan un lenguaje que los líderes políticos quieren creer, o no comprenden. Pero el caso es que acaban haciendo lo que les viene en gana. Y no serán penalizados, ni irán a la cárcel, ni serán multados; seguirán haciendo locuras.

¿Son ellos los que detentan el poder real?
R. Sí, claro. Podríamos tener carteles electorales en las calles que digan: “Vote a Goldman Sachs, ¡elimine al intermediario!”. La banca es demasiado grande para quebrar, demasiado grande para que encarcelen a sus responsables; si es así, ¡es demasiado grande para existir! Mejor sería que por un lado estuviera la banca minorista, y por otro, la banca de inversiones, no las dos bajo un mismo techo. Y si la banca de inversión quiebra, que quiebre, ¡pero que no jueguen con nuestro dinero!

¿Y qué más habría que hacer?
R. Una vez controladas las entidades financieras, obligar a los bancos a contribuir a la transición verde. Esta es la idea central. Eso, además, permitiría crear empleo. Hay que controlar a la banca para que la gente no pierda sus ahorros, sus seguros, su salario… la gente esté más interesada en que se controle a estos bastardos por estos motivos. La otra razón es que hay que construir una sociedad sostenible, hacer la transición verde en transporte, hogares, agricultura. La humanidad se está yendo a tomar viento por las demandas de capital de un sistema productivo estúpido, mal organizado, que permite tremendas desigualdades. Tenemos que parar el calentamiento tan rápidamente como podamos; salvar las pequeñas granjas, dar la producción de alimentos a pequeños agricultores ecológicos… Hay que buscar la manera de sobrevivir. Estamos hablando del futuro de la humanidad. Ninguna generación en la historia, desde el Homo Sapiens, ha estado enfrentada a un problema de semejante magnitud. Los Gobiernos miran a otro lado, los presidentes de las empresas piensan que esto ocurrirá cuando ellos ya no estén aquí… El capitalismo es un sistema que no permite pensar a largo plazo.

CUATRO PROPUESTAS

1. ¿Una voz alternativa que debería ser escuchada? “Herman Daly, autor de Para el bien común. Hay libros de ecología muy interesantes, como este, que datan de los años ochenta”.

2. ¿Una idea o medida concreta para un mundo mejor? “Controlar a los poderes financieros y conseguir que los bancos financien la transición verde. Se están poniendo parches en el sistema financiero y no se coge el toro por los cuernos”.

3. ¿Un libro? The Spirit level: why more equal societies almost always do better (Estado de ánimo: por qué las sociedades igualitarias casi siempre van mejor), de Richard Wilkinson y Kate Pickett. “Reducir la desigualdad es lo mejor que cualquier Gobierno puede hacer, y eso queda de manifiesto en este libro”.

4. ¿Una cita? “Los que vienen al mundo para no cambiar nada no merecen ni atención, ni paciencia” (René Char, poeta francés).

Susan George suelta su larga parrafada consciente de que acaba de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que quería explicar. Considera que es fundamental profundizar en nuevas formas de democracia participativa. “La democracia está aplastada por la especulación”, dice, “y los ciudadanos pueden hacer muy poquita cosa con un simple voto”.

Su análisis se vuelve sombrío cuando sobrevuela Europa. Sostiene que la idea que guía a la Unión Europea es la de las grandes bondades de la privatización. “Acabaremos con un régimen extremadamente cruel; un régimen de las grandes multinacionales no se va a preocupar demasiado de la población. Excluirán a la gente como nunca se ha hecho hasta ahora”. También le preocupa el ocaso del Estado de bienestar. “El año que viene cumpliré 80 años y no quiero morir en una Francia gobernada por el Frente Nacional”, espeta.

¿Y cree que eso puede suceder?
R. Creo que están preparando la cama para los fascistas, les están preparando el bulevar. Mire Aurora Dorada en Grecia. ¡Eche la vista atrás, a los años treinta! Hitler fue elegido, no lo olvidemos. En el caso italiano, hubo un golpe, pero Mussolini gozaba del apoyo de buena parte de la población; y Berlusconi no está muy lejos de Mussolini.


Entrevista de Joseba Elola  (Paris 4 AGO 2013) para el diario El País. 

sábado, marzo 09, 2013

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA UNIÓN EUROPEA?



Tal como es la vida en nuestras sociedades, es imprescindible tener una visión crítica de las cosas ya que casi nada de lo que acontece en nuestro alrededor puede considerarse fiable. La Humanidad ha tomado una dirección equívoca y lamentablemente va evolucionando hacia una especie de Matrix imparable donde la realidad se ha convertido en una duda dentro de ella misma. Platón ya lo advirtió hace siglos en su famoso Mito de la Caverna; también Ulisses con su Caballo de Troya, un engaño destructivo que fue concebido como algo aparentemente agradable pero que trajo consigo graves consecuencias.

¿Existe alguna cosa que realmente no esté salpicada por la acción oscura de los negocios? Muchas personas aun creen que los organismos oficiales, las empresas grandes, los gobiernos, los bancos, las corporaciones financieras, y un largo etcétera de entidades potentes, actúan limpiamente a favor de la sociedad. La UE no es una cooperación entre Estados, es un entramado burocrático destinado a facilitar la libre circulación de capitales y la imposición de medidas de corte neoliberal desde poderosos grupos de presión que “colaboran” con las instituciones europeas, diseñando sus políticas y el expolio generalizado de los países que quedan atrapados (1) en este laberinto de tráficos, influencias, comisiones ultra millonarias y acciones que muchos expertos clasificarían de perversas y contrarias al espíritu de la decencia. En definitiva, vivimos en el seno de una monstruosa globalización imparable, que nos acerca a la panza ácida de un sistema troyano que corrompe y devora todo organismo vivo ajeno a su virulencia. Este reportaje nos conduce por el interior de esa bestia.

(1): teledocumentales
KarlFM.-

 
AGRADECIMIENTOS A:


lunes, octubre 15, 2012

LOS RICOS AUN MÁS RICOS


Estaba trabajando en mi lugar de trabajo habitual cuando un compañero con el cual solemos tertuliar, en nuestros descansos, sobre la vida, el mundo, nuestro accidentado país y sus políticos de mierda, me comentaba ... "Esto no puede continuar así, algo muy gordo va a pasar; esta situación es inaguantable". Amigo, tienes razón y quizás muchas respuestas estén colocadas en este brillante articulo Gabriela Cañas y la cita de Vicenç Navarro:

KarlFM.-


"Los ricos tienen tanto dinero que, cuando consiguen más dinero, en lugar de aumentar su consumo, lo invierten, a fin de acumular más y más dinero, creando un problema grave. En momentos de recesión, se necesita que la gente consuma para que crezca la demanda. Pero si el 20% de la renta nacional la tiene el 1% de la población que (en términos proporcionales) consume menos, se crea un gran vacío en la demanda.

 Y esto es lo que está ocurriendo en EEUU, en la UE y también en España. Es más, como no hay mucha demanda en la llamada economía productiva, donde se producen bienes y servicios (resultado del descenso de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional) los ricos no invierten en actividades y áreas productivas sino en actividades más rentables, que son las especulativas, creando las burbujas que nos conducen a los desastres que conocemos."


Vicenç Navarro López
Sociólogo y politólogo español. Es experto en Economía Política y Políticas Públicas, ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra y es también profesor en la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, EEUU.



La desigualdad social es un riesgo grave que amenaza también al crecimiento económico.

"Quizá sea exagerado afirmar que estamos a las puertas de una Tercera Guerra Mundial como empieza a decir más de uno, pero cada vez son más organismos internacionales los que sospechan que la creciente desigualdad es el mayor riesgo al que se enfrentarán nuestras sociedades en la próxima década. El Foro Económico Mundial, el FMI o la OCDE ya han alertado sobre los peligros de esta deriva que está registrando el mundo desarrollado en el que —simplificando— los ricos son pocos y cada vez más ricos, y los que menos tienen son cada vez más y sus ganancias disminuyen. La brecha se acrecienta. En Estados Unidos, los datos son escandalosos. En ese país, como señala The Economist, el 1% de la población con más ingresos ha pasado de detentar el 10% de la riqueza al 20% en los últimos treinta años.

Este fenómeno del aumento de la disparidad de ingresos entre ricos y pobres, que se inició ya en 1980, se ha acelerado con la crisis. El salario medio en Wall Street, por ejemplo, ha crecido en plena Gran Depresión durante los dos últimos años en un 17% alcanzando los 281.000 euros. En general, como contaba en este periódico Sandro Pozzi el pasado jueves, las retribuciones en el sector financiero suben mientras se recortan plantillas.

Solo Latinoamérica y amplias zonas de África, de donde no tenemos datos para analizar la tendencia, se salvan de una deriva tan escandalosa. Mientras la riqueza se concentra y crece de manera desmedida, las clases medias y las menos favorecidas se empobrecen hasta el paroxismo. Es una deriva peligrosa e inmoral en la que España destaca de manera especial. El índice Gini que mide esa brecha entre ricos y pobres se ha disparado desde 2008, año inicial de la crisis, hasta convertir a este país en el más desigual de la eurozona. La coyuntura económica y, sobre todo, las políticas imperantes están dando al traste con uno de los logros más importantes de la democracia española, que logró situar a España entre los países de mayor desarrollo humano del planeta, un índice que tiene en cuenta el acceso general de la población a la riqueza, la educación y la sanidad.

La pobreza por sí sola no genera un malestar social suficiente como para desatar un conflicto de mayores consecuencias. Es la desigualdad y la injusticia intrínseca que conlleva la que provoca las peores tensiones. Latinoamérica debe en gran parte su pasada inestabilidad política al hecho de ocupar el primer puesto en desigualdad social. Tras los gravísimos altercados vividos este verano en las minas de Sudáfrica está el hecho de que el 80% de las reservas de platino del mundo están en ese país mientras su población no acaba de beneficiarse de ello.

La situación es explosiva. En Sudáfrica, como en Grecia, como en España, el paro afecta ya a una cuarta parte de la población activa. Son países, sin embargo, en los que hay grandes fortunas, salarios estratosféricos y, nuevamente, unas políticas económicas de corte radicalmente liberal que, como la lluvia fina, una parte de la sociedad acepta como algo natural. El mismo día en que Oliver Wyman cifraba en 53.745 millones de euros las necesidades de la banca española para sanearse, en algunas tertulias públicas no se hablaba del insoportable peso de esas entidades financieras mal gestionadas que tanto dinero han perdido —o desviado— y que ahora hay que rescatar. No. Se hablaba de que el Estado de bienestar que tenemos es insostenible. Y como ese es el mantra de los que gobiernan, el resultado obvio es una injusta transferencia del dinero de los contribuyentes hacia esas entidades.

La buena noticia no es que los organismos internacionales se hayan convertido de pronto en ONG sensibles a los sufrimientos humanos. La noticia es que tales organismos se están dando cuenta de que la desigualdad social, además de ser una bomba de relojería, puede mermar el crecimiento económico. Así lo considera, por ejemplo, el FMI. De manera que, por la razón que sea, quizá ya no estemos a las puertas de una Tercera Guerra Mundial , sino en el umbral de una rectificación que es urgente para evitar daños peores, incluso para los ricos. Las políticas económicas tienen que cambiar y estas no deberían volver a olvidar que erosionar con sus recortes la educación, la sanidad y las prestaciones sociales en general es el peor error que se ha cometido".

EL PAÍS
Madrid 14 OCT 2012

miércoles, noviembre 23, 2011

LA VERDAD SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA QUE ASOLA EL MUNDO


Llevamos más de un año oyendo hablar de la crisis económica, la caída del capitalismo y el desplome financiero internacional. Esta crisis en la que estamos inmersos no sólo es una crisis económica, ya que de base encontramos una pérdida de valores éticos, de compromisos sociales y de cooperación internacional. En el primer video el programa The 7.30 Report de la cadena de televisión australiana ABC, hizo un sketch que resume cómicamente la situación económica actual en Europa. En el segundo y tercer videos la Universidad de Sevilla reunió en la tercera edición de Factor Humano a grandes figuras del panorama internacional, como Federico Mayor Zaragoza, Ramón Tamames, Alberto Vázquez Figueroa, Javier Bauluz o Sami Naïr, a los que le realizamos la siguiente cuestión: ¿Es esta crisis la posibilidad de llegar a una nueva realidad? Son conclusiones impresionantes, dignas de ser escuchadas ya que aclaran de forma simple toda esta vorágine crísica y a dónde pretende conducirnos



domingo, julio 10, 2011

NECESITAMOS NUEVAS NORMAS MUNDIALES (THOMAS POGGE)


La revolución política ya no es viable, no moviliza, y hay que buscar otra manera de distribuir la riqueza más igualitaria.

Thomas Pogge 

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Ha elevado la filosofía a su máxima categoría, la practicidad. La prensa alemana lo apodó “el pensador para cambiar el mundo” y tiene planes para ello. En su libro Hacer justicia a la humanidad (FCE, 2009) plantea posibles reformas realizables y políticamente realistas, y en La pobreza en el mundo y los derechos humanos (Paidós, 2005) demuestra que el orden económico global es éticamente indefendible y que cambiarlo no es tan difícil. Dirige un proyecto internacional para garantizar el acceso a los medicamentos esenciales sin que las farmacéuticas dejen de ganar dinero. Pasó por el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) para participar en unos diálogos sobre Justicia, Democracia y Estado de Derecho. He aquí sus conclusiones.

Inma Sanchís
La Vanguardia

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"Desde que era adolescente mi primer gran proyecto fue detener la guerra de Vietnam, trabajé mucho por ello. Crecer en la Alemania de posguerra me hizo ver que la mayoría de los adultos que me rodeaban habían participado en los crímenes del régimen nazi. Desde entonces entendí que no te puedes creer lo que te dicen, tienes que cuestionarlo todo antes de aceptarlo.

Mi madre era una nazi convencida. Mi padre, mucho mayor que ella, no lo era, pero le tocó combatir y fue prisionero de guerra en Rusia. Otro acontecimiento que me conformó fue la inmensa pobreza que ví en un viaje de tres meses por Asia en 1980.

A partir de la globalización el mundo está sujeto a reglas supranacionales que son sumamente injustas, establecidas para el beneficio de los países ricos. Tenemos que conseguir que estas normas mundiales sean menos hostiles a los pobres del mundo. ¿Cómo? Deberíamos tener un sistema de comercio más justo. Si la OMC no permitiese a los países ricos proteger sus mercados contra las importaciones más baratas, habría bastantes menos pobres en el mundo.

La mitad más pobre del mundo tiene menos del 3% y la mitad rica más del 97% de la renta mundial. En términos económicos es un problema muy pequeño, pero en términos humanos es devastador. Con el 1% del ingreso mundial se acabaría la pobreza.

Ese 1%? Se podría cobrar estableciendo un dividendo global de recursos: cobrar un cargo a quienes extraigan recursos naturales o contaminen en un país, y utilizar ese dinero para erradicar la pobreza. Y aplicarlo también a las transacciones económicas y financieras.

En el caso de las tasas ecológicas se impondría un impuesto de extracción a las compañías que acabaría repercutiendo en los consumidores; en el caso de las transacciones financieras, repercutiría en los bancos. Con sólo poner un impuesto de dos dólares por barril de petróleo obtendríamos dos céntimos por vale a 100 millardos. Los países occidentales dan unos 120 millardos de ayuda a los países pobres. A aliados políticos útiles, y a cambio de que compren productos del país donante.

La ONU se felicita cada año por haber reducido la mortalidad infantil pero la verdad es que ha disminuido porque la natalidad está bajando. La estadística más interesante es la malnutrición crónica, y ese porcentaje no ha dejado de crecer desde 1992.

La ONU nada a contracorriente. La presión sobre el precio de los alimentos tiene que ver, entre otros motivos, con los biocombustibles que generan una competencia por la tierra, lo que hace que suba el precio de la comida.

Los países pobres son ineficientes y corruptos, es cierto, pero los países occidentales contribuyen a esa corrupción facilitando que nuestros bancos acepten dinero robado al pueblo, y encima les den intereses.

Cada año grandes sumas de dinero que ha sido robado por gobernantes y funcionarios públicos fluye a los países ricos. Una suma de dinero que es diez veces más grande que todo el dinero para la ayuda al desarrollo. Es inmoral aceptar dinero robado pero detener eso representaría una gran pérdida de ingresos para los países ricos. No estoy hablando de ser generosos con el tercer mundo, sino de dejar de ayudar a la gente a que robe. Compramos los recursos del país pagándoselos a los dictadores y perpetuándolos en el poder, apoyándolos y vendiéndoles armas. El caso de Obiang es paradigmático: Guinea Ecuatorial tiene una renta media como la europea, pero el 90% de la población es pobrísima. Debemos establecer unas normas más estrictas sobre a quién vamos a reconocer como legítimo mandatario.

Manda quien ejerce el poder pero el soberano debería ser el pueblo. Si el pueblo no reconoce al mandatario, este no puede vender los recursos y encima pedir préstamos en nombre de la población. Necesitamos nuevas normas mundiales. Por ejemplo, propongo establecer un Fondo de Impacto sobre la Salud: cada nueva patente permite a las compañías farmacéuticas cobrar un precio muy alto, de manera que los pobres quedan excluidos. Mi idea es pagar a las compañías a través de un sistema tributario de los países según su renta nacional; con el 0,03% habría suficiente. Y seguirían haciendo negocio. La empresa que propicia una innovación medicinal se compromete a vender el medicamento al costo y a cambio recibe una retribución por la mejora efectiva que produzca en la salud. Así sería muy conveniente económicamente investigar y producir drogas para las enfermedades olvidadas, porque hay millones de personas que las padecen".

THOMAS POGGE
filósofo, profesor de la Universidad de Yale y promotor del Fondo de Impacto sobre la Salud (HIF, en inglés), es una de las voces críticas con el sistema que estrangula a los países pobres hasta la extenuación. Visitó Barcelona invitado por el CCCB ( Centre de Cultura Contemporània de Barcelona).

martes, junio 21, 2011

LOS CIUDADANOS DEBEMOS TOMAR LAS RIENDAS DE LA SOCIEDAD

  Nos han comido tanto el coco hacia una misma dirección que nos cuesta ver otros puntos de vista. Muchos países deberían aprender de otras sociedades porque otro mundo si es posible, 
un mundo con una riqueza mejor repartida y gestionada.

KarlFM.-

***

La crisis financiera islandesa llevó al país a la bancarrota.  A finales del 2008 su deuda bancaria equivalía a varias veces su PIB.  El Parlamento propuso que las familias pagaran la crisis con una cuota mensual durante los próximos 15 años al 5,5% de interés,  pero el pueblo dijo no y decidió juzgar a los responsables de la crisis: varios banqueros y ejecutivos fueron detenidos y acaba de empezar el juicio al ex primer ministro, Geir H. Haarde. La revolución de Islandia es un ejemplo en el mundo. El pueblo se ha organizado mediante asambleas y está modificando la Constitución. “Ha sido una revolución contra el poder político-financiero neoliberal que nos ha conducido a la crisis”, dice Gunnar.  Su documental Maybe I should have cuenta los hechos. He aquí sus conclusiones.

 

Un día estaba sentado delante de la tele escuchando como los políticos negaban la crisis... Me entraron ganas de tirar dardos contra la pantalla, pero en lugar de eso creé el Foro Abierto Cívico.

Hemos hecho dimitir al Gobierno al completo y se han nacionalizado los principales bancos. Por votación popular, nos negamos a pagar la deuda que estos contrajeron con Gran Bretaña y Holanda a causa de su execrable política financiera. Y estamos juzgando al primer ministro que permitió el desastre.

Hemos pagado un alto precio: nuestras instituciones nos han decepcionado, los banqueros nos han robado y el Gobierno los ha apoyado. Hemos descubierto que su avaricia, corrupción y nepotismo no tiene límites. Llevaron al país a la bancarrota.

En el 2008 creía que vivía en el país menos corrupto del mundo, en armonía con el Gobierno y los bancos... Trabajaba en marketing y dirigía teatro. Compré un apartamento de 60 m2 con la ayuda de mi banco y un coche con un crédito en divisa extranjera.

Pero el sistema se colapsó. Yo, como muchísimos islandeses, tuve que devolver el coche y, encima, debo dinero porque la corona bajó en picado. Me subieron el precio de la hipoteca, que ya no puedo pagar. Me quedé en la indigencia y por primera vez salí a la calle a protestar.

La corona islandesa ha perdido un 58% de su valor, la inflación se disparó hasta el 19%, la economía se contrajo un 7% (2009) y sufrimos la emigración más grande desde 1887. Decidí averiguar lo sucedido haciendo un documental.

¿Por dónde empezó? Lo que pasó en Islandia entre el 2003 y el 2008 es que el Gobierno concedió poder total a los financieros, que usaron el favor político para hacerse ricos. Los bancos fueron nacionalizados, pero el dinero de los ricos desapareció... Así que decidí seguir al dinero: viajé a Londres, Guernsey, Luxemburgo y Road Town, las Islas Vírgenes y hallé corrupción. Hasta entonces no había oído hablar de Tórtola, Islas Vírgenes británicas, con 30.000 habitantes y 620.000 empresas registradas; muchas islandesas.

Mientras países como el Reino Unido, Estados Unidos o Islandia permitan que compañías que operan en sus países puedan registrarse en islas como Tórtola, las Caimán o incluso Luxemburgo, expresamente para no pagar impuestos, entonces no cambiará nada.

Estas empresas usan los servicios que los países otorgan a la ciudadanía, pero desaparecen a la hora de pagar impuestos. Toda la gente que había estado jugando en bolsa a lo grande (muchos de ellos con información privilegiada) se llevó el dinero y dejó las deudas. Nada de eso sería posible si la sociedad protestara y pidiera cambios.

La conexión entre política y negocio es absoluta, y los políticos deberían estar fuera del negocio. En todo el mundo los bancos funcionan por amiguismo y nepotismo; no hay tasas para los amigos.

Los bancos dicen que no podemos vivir sin ellos pero si podemos; nosotros, los islandeses, lo hemos demostrado. Todos esos intereses que nos cobran no tienen sentido; yo quiero pagar para mejorar la sociedad, no para que se enriquezcan los bancos. Cuando hay una crisis se recorta la sanidad, las pensiones, la educación... ¿Por qué no recortamos el dinero del que se nutren los bancos? Este sistema se ha hundido, necesitamos un cambio.

Los bancos no deberían jugar en bolsa con nuestro dinero, y debemos cortar las relaciones entre la política y los negocios. El descontento es general. Los banqueros, los que han provocado la crisis, siguen estando al cargo de los bancos; nadie ha dimitido. ¿No deberían ser otros los que gestionen la salida de la crisis?

Nos dicen que ya no es posible el Estado de bienestar pero debemos tener casa, sanidad, educación y trabajo; para eso pagamos impuestos, para eso están los políticos... Pero para el poder financiero que gobierna el mundo lo importante son los beneficios y no las personas. Los ciudadanos debemos tomar las riendas.

¿Qué futuro se vislumbra? La clase media es la que trabaja y paga impuestos y, pese a ello, sigue admirando e imitando a los ricos, que se llevan el dinero a paraísos fiscales. Hay que admirar a las personas por lo que tienen dentro y no fuera. Y no tiene sentido que un futbolista gane mil veces más que una persona que cuida de un anciano; es ridículo. Podría ganar cien veces más, pero mil… Deberíamos cuidar los unos de los otros.

La tendencia es recortar sanidad, educación y atención a los más necesitados. Hay que poner a las personas por encima de los beneficios. Y nosotros, los ciudadanos de clase media, tenemos mucho más poder del que creemos: ponemos y quitamos gobiernos; responsabilicémonos.

Gunnar Sigurdsson
documentalista islandés

sábado, mayo 28, 2011

EL PODER TIENE MIEDO DE INTERNET

«Aquellos Gobiernos, o partidos, que no entiendan la nueva forma de hacer política y que se aferren a reflejos estatistas trasnochados serán simplemente superados por el poder de los flujos y borrados del mapa político por los ciudadanos tan pronto su ineficacia política y su parasitismo social sea puesto de manifiesto por la experiencia cotidiana»

Manel Castells

Sociólogo y profesor universitario, catedrático de Sociología y de Urbanismo en la Universidad de California en Berkeley, así como director del Internet Interdisciplinary Institute en la Universitat Oberta de Catalunya. Según el Social Sciences Citation Index 2000-2009, Manuel Castells es el quinto académico de las Ciencias Sociales más citado del mundo y el académico de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) más citado del mundo (Wikipedia).

***

Si alguien ha estudiado las interioridades de la sociedad de la información es el sociólogo Manuel Castells (Hellín, 1942). Su trilogía La era de la información: economía, sociedad y cultura ha sido traducida a 23 idiomas. Es uno de los primeros cerebros rescatados: volvió a España, a dirigir la investigación de la Universitat Oberta de Catalunya, en 2001, después de haber investigado e impartido clases durante 24 años en la Universidad de California, en Berkeley. Una de sus investigaciones más reciente es el Proyecto Internet Cataluña, en el que durante seis años ha analizado, mediante 15.000 entrevistas personales y 40.000 a través de la Red, los cambios que Internet introduce en la cultura y la organización social, y acaba de publicar, con Marina Subirats, Mujeres y hombres, ¿un amor imposible? (Alianza Editorial), donde aborda las consecuencias de estos cambios.

P. Esta investigación muestra que Internet no favorece el aislamiento, como muchos creen, sino que las personas que más chatean son las más sociables.
R. Sí. Para nosotros no es ninguna sorpresa. La sorpresa es que ese resultado haya sido una sorpresa. Hay por lo menos 15 estudios importantes en el mundo que dan ese mismo resultado.

P. ¿Por qué cree que la idea contraria se ha extendido con éxito?
R. Los medios de comunicación tienen mucho que ver. Todos sabemos que las malas noticias son más noticia. Usted utiliza Internet, y sus hijos, también; pero resulta más interesante creer que está lleno de terroristas, de pornografía... Pensar que es un factor de alienación resulta más interesante que decir: Internet es la extensión de su vida. Si usted es sociable, será más sociable; si no lo es, Internet le ayudará un poquito, pero no mucho. Los medios son en cierto modo la expresión de lo que piensa la sociedad: la cuestión es por qué la sociedad piensa eso.

P. ¿Por miedo a lo nuevo?
R. Exacto. Pero miedo, ¿de quién? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnológica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonomía, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de información y comunicación. Pero esto se acaba. Porque Internet no se puede controlar.

P. Vivimos en una sociedad en la que la gestión de la visibilidad en la esfera pública mediática, como la define John J. Thompson, se ha convertido en la principal preocupación de cualquier institución, empresa u organismo. Pero el control de la imagen pública requiere medios que sean controlables, y si Internet no lo es...
R. No lo es, y eso explica por qué los poderes tienen miedo de Internet. Yo he estado en no sé cuántas comisiones asesoras de gobiernos e instituciones internacionales en los últimos 15 años, y la primera pregunta que los gobiernos hacen siempre es: ¿cómo podemos controlar Internet? La respuesta es siempre la misma: no se puede. Puede haber vigilancia, pero no control. 

P. Si Internet es tan determinante de la vida social y económica, ¿su acceso puede ser el principal factor de exclusión?
R. No, el más importante seguirá siendo el acceso al trabajo y a la carrera profesional, y antes el nivel educativo, porque, sin educación, la tecnología no sirve para nada. En España, la llamada brecha digital es por cuestión de edad. Los datos están muy claros: entre los mayores de 55 años, sólo el 9% son usuarios de Internet, pero entre los menores de 25 años, son el 90%.

P. ¿Es, pues, sólo una cuestión de tiempo?
R. Cuando mi generación haya desaparecido, no habrá brecha digital en el acceso. Ahora bien, en la sociedad de Internet, lo complicado no es saber navegar, sino saber dónde ir, dónde buscar lo que se quiere encontrar y qué hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educación. En realidad, Internet amplifica la más vieja brecha social de la historia, que es el nivel de educación. Que un 55% de los adultos no haya completado en España la educación secundaria, ésa es la verdadera brecha digital.

P. En esta sociedad que tiende a ser tan líquida, en expresión de Zygmunt Bauman, en que todo cambia constantemente, y que cada vez está más globalizada, ¿puede aumentar la sensación de inseguridad, de que el mundo se mueve bajo nuestros pies?
R. Hay una nueva sociedad que yo he intentado definir teóricamente con el concepto de sociedad-red, y que no está muy lejos de la que define Bauman. Yo creo que, más que líquida, es una sociedad en que todo está articulado de forma transversal y hay menos control de las instituciones tradicionales.

P. ¿En qué sentido?
R. Se extiende la idea de que las instituciones centrales de la sociedad, el Estado y la familia tradicional, ya no funcionan. Entonces se nos mueve todo el suelo a la vez. Primero, la gente piensa que sus gobiernos no la representan y no son fiables. Empezamos, pues, mal. Segundo, piensan que el mercado les va bien a los que ganan y mal a los que pierden. Como la mayoría pierde, hay una desconfianza hacia lo que la lógica pura y dura del mercado le pueda proporcionar a la gente. Tercero, estamos globalizados; esto quiere decir que nuestro dinero está en algún flujo global que no controlamos, que la población se ve sometida a unas presiones migratorias muy fuertes, de modo que cada vez es más difícil encerrar a la gente en una cultura o en unas fronteras nacionales.

P. ¿Qué papel desempeña Internet en este proceso?
R. Por un lado, al permitirnos acceder a toda la información, aumenta la incertidumbre, pero al mismo tiempo es un instrumento clave para la autonomía de las personas, y esto es algo que hemos demostrado por primera vez en nuestra investigación. Cuanto más autónoma es una persona, más utiliza Internet. En nuestro trabajo hemos definido seis dimensiones de autonomía, y hemos comprobado que cuando una persona tiene un fuerte proyecto de autonomía, en cualquiera de esas dimensiones, utiliza Internet con mucha más frecuencia e intensidad. Y el uso de Internet refuerza a la vez su autonomía. Pero, claro, cuanto más controla una persona su vida, menos se fía de las instituciones.

P. Y mayor puede ser su frustración por la distancia que hay entre las posibilidades teóricas de participación y las que ejercen en la práctica, que se limitan a votar cada cuatro años, ¿no cree?
R. Sí, hay un desfase enorme entre la capacidad tecnológica y la cultura política. Muchos municipios han puesto puntos Wi-Fi de acceso, pero si al mismo tiempo no son capaces de articular un sistema de participación, sirven para que la gente organice mejor sus propias redes, pero no para participar en la vida pública. El problema es que el sistema político no está abierto a la participación, al diálogo constante con los ciudadanos, a la cultura de la autonomía, y, por tanto, estas tecnologías lo que hacen es distanciar todavía más la política de la ciudadanía.

Milagros Pérez Oliva
Diario El País

lunes, abril 18, 2011

REFLEXIONES PARA REFLEXIONAR 7


La política debería centrarse en corregir la desigualdad. Me educaron como católico, conocí la Iglesia pero no a Dios.

James Heckman,
economista y profesor estadounidense de la Universidad de Chicago
premio Nobel de Economía del 2000.

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La economía cada vez se preocupa más de las interacciones humanas, ahí hallamos las respuestas, asegura Heckman, que recibió el Nobel por sus trabajos pioneros en econometría y microeconomía. Su especialidad es el estudio estadístico de la parte de la economía que describe el comportamiento de las empresas, las familias y los individuos ante incentivos de los gobiernos y del mercado, combinación a la que se denomina microeconometría o, en el argot de los economistas de Chicago, heckmanmetría. Es así como llega a la conclusión de que invertir en la infancia es más rentable para un gobierno que invertir en bolsa, de eso habló en la UAB invitado por el instituto de investigación MOVE.

La exclusión comienza en la más tierna infancia. Invertir en los niños es más ventajoso que invertir en bolsa. La familia juega un papel esencial en la integración de los individuos dentro de la sociedad. Y la estructura familiar en todo el mundo están hoy amenazada. Es una realidad, la cuestión es qué se puede hacer para salvar los factores positivos de esa institución que se está desintegrando.

Debemos entender cómo se crean las capacidades y habilidades del ser humano que van más allá del coeficiente intelectual y de la educación escolar. Me refiero a la formación del carácter, habilidades determinadas en parte por la genética, pero sobre todo por la motivación familiar. El origen de muchas de las desventajas de las personas que no consiguen integrarse proviene de factores que ocurren mucho antes de que los niños vayan a la escuela. Es un hecho que en todos los países y en todos los niveles de riqueza la estructura familiar está evolucionando en una dirección que promueve la desigualdad, así que cualquier política que pretenda reducirla tiene que tener en cuenta el papel que juega la familia en la creación de habilidades.

La mayor parte de las políticas sociales y económicas dan por supuesto que la familia funciona bien, pero una fracción creciente de los niños en los países que he estudiado (Colombia, EE.UU., China, Corea, Japón, Taiwán, Canadá, Reino Unido, España …) crecen en entornos poco estimulantes, lo que creará desigualdad no sólo en esta generación sino en las generaciones futuras.

La pobreza no sólo la determina la renta familiar sino la atención prestada al niño por parte de los padres, los abuelos y la comunidad. Paradójicamente, las mujeres de mayor nivel educativo y que trabajan pasan más tiempo con sus hijos que las menos educadas trabajen o no. Las diferencias que crea esa atención ya en las primeras etapas de la vida tiene consecuencias a largo plazo.

El 50% de los matrimonios estadounidenses se divorcian. En EE.UU. viven sin padre un 30%, en México el 55%. Entre el 12 y 13% de niños y jóvenes estadounidenses entre 0 y 18 años jamás ha conocido un padre. Y si miramos las estadísticas de los niños negros la cifra es de un 80%. Hay que reconocer estos hechos y cambiar la vida de los niños. Hay que suplementar los recursos de la familia mediante políticas que permitan el desarrollo de esas habilidades básicas en los primeros años de la vida de los niños. He estudiado los programas orientados a aumentar las capacidades de los niños y los más efectivos son los que promueven el autocontrol, la capacidad de regular emociones, la orientación a un propósito, la no dispersión y la sociabilidad. 
  
Las inversiones hechas en edades tempranas no sólo son más efectivas, se refuerzan a través de un proceso dinámico: el niño que ha empezado con estas ventajas sigue adquiriendo mayores ventajas. Remediar las desigualdades en la adolescencia resulta mucho más caro y con mayor porcentaje de fracaso. En época de crisis hay que establecer mejor las prioridades: invertir en estas habilidades básicas preescolares es más rentable que otras medidas más convencionales como reducir el número de niños por aula.

James Heckman

sábado, noviembre 27, 2010

TARJETA ROJA A LA BANCA



Cuando las gaviotas siguen a un pesquero
es porque piensan que les echarán sardinas.

Eric Cantona

¿Qué pasaría si un día todo el mundo decidiese retirar el dinero que tiene depositado en sus cuentas bancarias? Según se sabe la Banca es la base del sistema que deja a millones de empleados en el paro y sin hogar. La prueba se ve todos los días, Eric Cantona promueve para el 7 de diciembre el boicot a la banca (movimiento StopBanque)  y la red universaliza su iniciativa antisistema (la red social Facebook ya ha logrado el apoyo de más de 17.000 personas)

“El sistema financiero es corrupto y criminal … Los bancos deberían apoyar a empresas y proyectos que sean útiles a los ciudadanos y trabajar menos para los mercados … La revolución puede hacerse sin violencia, sin derramar sangre y, sobre todo sin marchas inútiles … Las manifestaciones en las calles y las pancartas han pasado de moda y por ello hay que pasar a la acción … El sistema debe ser destruido a través de los bancos … Bastaría que 20 millones de personas desfilaran individualmente y se plantaran ante los cajeros automáticos o ventanillas de los bancos para retirar sus ahorros provocando un colapso para que el sistema cayera. Eso sí sería una gran revolución.”

(Palabras de Eric Cantona recogidas por un diario de Nantes, el Presse Oceanp han tenido ya un efecto multiplicador gracias al video colgado en la red cuyas visitas supera ya las 40.000).

El pueblo es el mayor enemigo que tiene el sistema para mantener sus privilegios y sistemas de poder, de ahí su increíble esfuerzo por mantenerlo desunido, disperso, endeudado, inculto y abotargado, porque un pueblo sin conciencia, sin unión, sin medios y completamente idiotizado, es carne fácil para los festines loberos y garantía absoluta para seguir lustrando los tronos de la cúpula y engrosar sus suculentas arcas. Sin resistencia no hay cambios y sin cambios todo sigue igual. 

Los bancos y el sistema financiero se encargan de endeudar a las personas, a las empresas y a los mercados, generando crisis  y todo tipo de maniobras especulativas de las que resurgen mas poderosos y enriquecidos. Si antes eran las ideologías y los valores lo que movía a las naciones frente a sus jerarcas, hoy en día lo que mueve el mundo es el dinero. La economía neoliberal se ha adueñado del mundo y se ha convertido en la maquinaria perfecta para sangrar a los pueblos y dejarlos más secos que una cola de arenque. El sistema de poder en sus constantes enfrentamientos con las masas populares de antaño aprendió del pasado histórico y actualmente sabe como doblegar la fuerza de las personas desarmándolas de sus puntales base: el trabajo, los derechos laborales, los mass mediay los sindicatos. Con estos elementos bajo control, el pueblo queda sumido bajo las garras del monstruo capitalista.

“Somos los herederos del caos pero tenemos un mundo que reconstruir. Un mundo donde el trabajo no vuelva a ser visto como esclavitud, y la falta de trabajo como una tragedia sino que ha sido capaz de volver a pensar cómo se asegurará la supervivencia, la educación y el bienestar”.
 

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