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lunes, enero 18, 2021

LA IDIOTIZACIÓN DE LA SOCIEDAD COMO ESTRATEGIA DE DOMINACIÓN

El filósofo alemán, Martin Heidegger, dijo una vez: Hay un enorme sistema que piensa todo por nosotros ahorrándonos la terrible tarea de pensar

Hace unas décadas creíamos que la ignorancia de la población se debía a la falta de información. Bajo el lema la información es poder considerábamos que cuanto más informado uno estuviera, mayores eran las posibilidades de autoemanciparse. Pero hoy vemos cuán equivocados estábamos. Resulta que el hecho de estar informándonos permanentemente es lo que dificulta el pensamiento. Esto se da porque la información que nos llega es efímera y es solapada rápidamente por otra, que nos hace olvidar de inmediato las noticias importantes e indagar sobre el fondo de la cuestión.

La relevancia de los instrumentos de comunicación como mediadores de la “realidad”, ha generado un efecto de sumisión en la población, internalización del poder y la incapacidad, de concebir alternativas a los criterios impuestos por el sistema de dominación vigente.  Una de las claves más importantes para la progresiva idiotización y adormecimiento de la sociedad es el entretenimiento vacío. Las noticias de suma relevancia donde se juega el futuro de la sociedad, son transmitidas de puntillas por los medios; por el contrario, se procede a crear un debate ficticio de noticias sin importancia para manipular a los usuarios y que estos se enfrenten creyendo estar en posesión de la verdad absoluta, cuando no son más que peones del sistema. El objetivo del entretenimiento vacío es abotagar nuestra sensibilidad social y mantenernos dormidos, volviéndonos incapaces de pensar, reflexionar e investigar, para poder alcanzar una conciencia crítica de la realidad.

 

El entretenimiento vacío existe para ocultar la evidente relación entre el sistema económico capitalista y las catástrofes que asolan al mundo. Específicamente para que no nos cuestionemos nuestros modos de vivir ni cuestionemos al sistema en el cual nos vemos inmersos. Es decir, que todo está pensado para que el individuo sea funcional y soporte estoicamente, el sistema establecido sin rechistar. ¿Cómo se consigue esto? La búsqueda del no pensar resulta clave para el éxito de la idiotización de la sociedad. Cuando la realidad resulta angustiante y durante todo el día eres explotado en tu trabajo, tienes una hipoteca que pagar y deudas que se acumulan en tu haber, se vuelve imperioso obtener divertimento, satisfacción inmediata.

El filósofo Theodor Adorno sostiene que, Con cada risa, el espectador está más cerca de seguir a las fuerzas totalitarias. Así, el entretenimiento vacío se vuelve una especie de anestesia que nos permite soportar la realidad sin hacer nada para cambiarla. Y es que, de eso se trata: de convencernos de que nada puede hacerse para cambiar el mundo y que el capitalismo y el poder opresor del Estado, son algo natural y necesario para el correcto funcionamiento de la sociedad.  De esta manera, la violencia que consumimos a través de los medios y producciones culturales, tiene el fin de acostumbrar al consumidor a la violencia a la que es sometido en la sociedad con el fin de no darle jamás, la sensación de que es posible oponer resistencia.

La manera en que funciona es muy sutil. Cada noticia, programa o film, reúne los valores del sistema establecido, y sin darnos cuenta, nos introducen sus valores en nuestras mentes; y, si seguimos permitiendo que el entretenimiento vacío continúe modelando nuestras conciencias -y por lo tanto, también el mundo a su antojo- terminará destruyéndonos. Y es que lo que se busca, es evitar toda intención del pensamiento, todo esfuerzo intelectual, para crear una sociedad de hombres y mujeres que abandonen los ideales y aspiraciones que les hacen rebeldes, para conformarse con la satisfacción de unas necesidades inducidas por los intereses de las élites dominantes.  No obstante, si queremos revertir tal situación de enajenamiento a la que estamos sometidos, solo queda tomar desde lo personal una posición crítica, que consiga cuestionar lo dado y reflexionar sobre la sociedad que queremos construir.


viernes, junio 07, 2013

AL JAZEERA, ¿INFORMACIÓN LIBRE O JUEGO A DOS CARAS?



Muchos tiemblan al oír su nombre, otros gritan cuando su voz rompe el silencio, algunos sacan sus curvados sables para degollar su preciada cabeza. Al Jazeera es un punto de mira, la máxima referencia comunicativa del mundo árabe, un nexo común que aúna a más de 50 millones de personas y emerge como una isla insumergible en medio de un “tsunami” de informaciones contrarias. Su objetivo es, ofrecer una alternativa informativa independiente, a veces excesiva, quizás porque esta objetividad vende y excita la curiosidad y las almas adversas. Sea cual sea el resultado, Al Jazeera es capaz de hacer frente, por si misma, al devastador rugido de las bestias opinativas que se disputan el apetecible mundo de los intereses internacionales. 

Carlos Flaqué Monllonch

  
Para las mentalidades occidentales comprender el enjambre islámico es muy complejo. Política, religión y lengua, se combinan bajo una espesa triade que busca cohesionar un rompecabezas de naciones difícil de mantener de otra forma. Al Jazeera es la voz incómoda que altera los intereses de quienes buscan silenciarla, sin embargo, lucha y resiste como un acorazado legendario.

Sus portavoces argumentan que su misión es la comprensión y difusión de lo que acontece en el mundo, bajo una visión informativa de conjunto, masiva e independiente, al margen de las influencias del fundamentalismo extremista islámico, de los gobiernos enfrentados de la zona y de la presión asfixiante de Israel, EE.UU. y sus aliados. Para otros, Al Jazeera es una compleja inmersión a un pasado y presente, repleto de críticas, acusaciones, atentados, encarcelamientos y censura, siendo incluso víctima de canales adversos cuyo fin es diezmar su efecto y liquidarla. EE.UU. la bombardeó en Afganistán y la consideró objetivo militar en la Guerra contra Irak. Precisamente por declararse independiente, su línea editorial no suele concordar en muchas ocasiones con la perspectiva diplomática de algunas naciones occidentales o de ciertos gobernantes asiáticos, por ejemplo, las crisis desatadas por la difusión de los mensajes de Bin Laden, por el apoyo de George Bush a la familia real saudí, el fracaso del contrato de la cadena con la CNN norteamericana, las coberturas informativas de la Primavera Árabe, el caso de Tayseer Allouni, etc. Por tanto, ¿estamos ante un medio de comunicación ejemplar que se atreve a informar desde todos los bandos, o nos encontramos frente a una plataforma mediática que esconde intereses bajo un doble juego?   
 


Al Jazeera fue fundada por el jeque Hamad Bin Khalifa Al Thani, emir de Qatar con el fin de convertirse en el principal canal de noticias del mundo árabe. Tal como su nombre indica, “Al Jazeera” significa la península o la isla, haciendo referencia a su lugar geográfico de origen y posición estratégica: la península arábiga. Su segundo sentido hace referencia a su connotación religiosa, la luz de Alá (Dios), de ahí “Al” o “Alá”. Relacionando el conjunto podemos concluir que Al Jazeera es la isla de la luz de Alá (el que todo lo ve y oye).

Originalmente la emisora nació en 1996, como una televisión gratuita, sostenida por el gobierno de la familia real qatarí, quien depositó una inversión inicial de 150 millones de dólares. A medida que sus emisiones fueron abriéndose a ideas menos religiosas, ganó mayor audiencia, hecho que propició su posterior independencia financiera. Gracias a ello, pudo expandirse a otros países musulmanes, y luego al resto, alcanzando una cifra récord de unos 240 millones de tele-espectadores diarios.

Sus ganancias e inversiones han ido conformado la imagen de Qatar como una moderna sociedad, paraíso de la democracia y la libertad de expresión, valores poco habituales en las naciones árabes, ya que sus regímenes políticos practican una férrea censura sobre las personas y medios de comunicación, parte fundamental de la estrategia propagandística.
  
La línea editorial de Al Jazeera es semi religiosa. Gracias a ello obtiene ventajas como infiltrarse en zonas “enemigas” con el fin de lograr informaciones de exclusiva. No obstante, según el diario El País, su independencia es puesta en duda. Se la acusa de ser un instrumento al servicio del emir de Qatar y de apoyar de forma acrítica a los islamistas, por lo que diversos periodistas disconformes han dejado de trabajar con la citada cadena. A pesar de ello, los corresponsales de Al Jazeera están acostumbrados a vivir y trabajar bajo las presiones del poder político. A menudo han tenido impedimentos para obtener visados para acceder a países vecinos. O han recibido presiones económicas, arrestos injustificados, bombardeos, amenazas de muerte e incluso algunos de sus periodistas han sido asesinados.


Al Jazeera es una cadena de televisión árabe, que emite en su propio idioma y que al transmitirse vía satélite, facilita versiones a otras lenguas, cambiando el contenido de las noticias o programas según el país e intereses. Además, asegura que su estilo y contenidos lleguen a más partes, generando incrementos de audiencia y beneficios. Sin embargo, el gobierno norteamericano, al considerar que Al Jazeera tiene un punto de vista excesivamente independiente, mantiene en activo un canal de noticias árabe llamado Al Hurra, que transmite desde Arabia Saudí. En los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania el canal es seguido por más del 50% de la audiencia. Palestine TV atrae a un 12% y Al Arabiya, principal cadena competidora de Al Jazeera, y financiado por Arabia Saudí, un 10%.


La página Web de Al Jazeera es una de las más visitadas en el mundo entero. Como emisora televisiva posee varios canales, cinco de ellos son deportivos, aunque es muy conocida principalmente por su canal de noticias 24 horas, que difunde sin parar los acontecimientos internacionales, tanto en árabe como en inglés. Se calcula que tiene una audiencia una entre 40 y 60 millones de seguidores, repartidos en doscientos países. Además, consta de varios programas especializados según los continentes del mundo. Dispone de magazine, live stream, documentales, videos, fotos, presencia en las principales redes sociales, soportes tecnológicos móviles, y aplicativos en blogs, podcasts, RSS…


Según sus propias fuentes, Al Jazeera se ha consolidado como una empresa mediática que ofrece una visión moderna y panorámica del Islam, junto a una apuesta informativa independiente, cuya objetivo es emitir sin censuras y desde todas las posiciones. Para sustentar esta forma de periodismo, inició la creación de un conglomerado empresarial que la dotó de una televisión de gran cobertura, de lengua propia, y con un canal en inglés como alternativa internacional. Posee delegaciones en varios países, cuenta con una plantilla de más 3.000 personas y tiene centros de producción en Washington, Londres y Kuala Lumpur. Sus cuarteles generales residen en Doha, Qatar. Durante 15 años, la cadena ha logrado tener una audiencia diaria de 50 millones de telespectadores, convirtiéndose en una “empresa de éxito total”. Mantiene buenas relaciones con los medios informativos de Latinoamérica (Telesur) y  como curiosidad cabe destacar que concede un papel muy importante a la mujer y a los jóvenes. Cuenta asimismo con un centro de formación para periodistas: Al Jazeera Center. A pesar de sus competidoras, Al Jazeera lidera la primera posición informativa en los países pan-árabicos.



“Al Jazeera ha creado una libertad política que (…) acoge a portavoces israelíes y adopta técnicas de emisión ultramodernas. Ha llegado a ser una marca mundial y un modelo para otros medios de comunicación árabes (…) No es un instrumento de la CIA, Israel o Al Qaeda. Es el sutil órgano de difusión del Estado de Qatar y de su ambicioso emir, Hamad Al Thani”. “Hasta antes del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos y el mundo occidental, consideraron a Al Jazeera como la luz de la democracia en Oriente pero luego ha pasado a ser lo más oscuro del periodismo… Las alabanzas desaparecieron cuando Al-Jazeera se atrevió a dar voz a los afganos y a Osama Bin Laden, tras la guerra emprendida por Estados Unidos contra Afganistán en respuesta a los atentados ocurridos en Nueva York”, son las palabras de Dima Khatib, actualmente corresponsal de Al Jazeera para América Latina. 

-Carlos Flaqué Monllonch-

lunes, abril 08, 2013

LOS VERDADEROS DUEÑOS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN ESPAÑA

Como en tiempos pasados, aristocracia, burguesía, banca y clero, se unen para imponer en la sociedad,  su doctrina histórica y sistemática, una visión deformada del mundo y adaptada a sus ambiciones e intereses. Afortunadamente, Internet y la proliferación de periodistas alternativos, independientes o desahuciados de su lugar de trabajo,  a causa de las múltiples reestructuraciones habidas en los medios de comunicación, ofrecen cierta esperanza que se encamina hacia un neo periodismo que surge como una necesidad de equilibrio,  en el seno de una sociedad carcomida por los intereses del neoliberalismo  global más sangriento.


-Carlos Flaqué Monllonch-



El problema es que la prensa presta demasiada atención a las institciones y poca a los ciudadanos. Siempre he pensado que a los periodistas no les gusta la gente. Creen que su misión es educar a las masas y se dirigen a sus lectores con paternalismo… Los periodistas no pueden seguir trabajando como cuando no existía Internet. Tienen que aportar un valor añadido a las informaciones, romper con la tendencia de dar el mismo enfoque que los demás y elaborar contenidos que realmente interesen a los lectores. De lo contrario, no merecerán su salario.

-Robert G. Picard-

Se habla mucho sobre el tema, desde muchas perspectivas, pero de todas ellas la que más se acerca a su verdadera esencia, es la que indica que los medios de comunicación de masas están completamente controlados por un entramado internacional, que busca el control global de todas las áreas de la sociedad. En un mundo donde todo se basa en la dinámica económica, quien controla las finanzas, controla la Humanidad.

Nuria Almirón Roig, Doctora en Periodismo y Ciencias de la Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, nos ofrece un estudio interesante sobre los principales datos estructurales de los grupos privados que controlan los medios de comunicación en España. Se trata de una visión general, que parte un poco antes del estallido de la gran crisis económica mundial, que ha arrastrado a España a graves consecuencias. El análisis se basa en un trabajo de investigación, apoyado por fuentes sólidas y tablas de datos muy concluyentes, abarcando temas muy concretos, como la vertiente económica de los medios en el año 2009 (activos, resultados de crecimiento, cifras globales de negocio, cotización en Bolsa, niveles de crecimiento y pérdida), su compleja estructura de propietarios y fusiones (grandes familias, inversores institucionales como entidades de crédito, fondos de inversión mutuales, de riesgo, aseguradoras, capital extranjero), su variopinto origen geográfico (comunidades autonómicas), la apertura al sector multimedia, la diversificación de los medios y las famosas cuotas de mercado, entre otros datos económicos y financieros.

Como crítica personal destacaría que se trata de un estudio excesivamente técnico, denso de lectura, llegando a confundir en muchos momentos; le hecho en falta un gancho periodístico que lo convierta más ameno y claro, sin perder el norte de su finalidad: los datos, nombres y fusiones que se barajan en él. Por otra parte, el estudio queda incompleto, ya que hablar de los medios tan sólo en base a porcentajes económicos, sin analizar las ideologías que los mueven, es hablar omitiendo la parte motivacional que mueve todo el “tinglado”, es decir, la manta ideológica que cubre el cuerpo de la Bestia.

La suma de ambas visiones revelaría, con mejor perspectiva, que los medios de comunicación españoles se hallan muy concentrados hacia una misma dirección, una tendencia política muy vinculada a los grandes capitales financieros que mueven todo el dinero del país, muy anterior a la transición “democrática”. En pocas palabras, salvo pequeñas excepciones, los medios de comunicación españoles se encuentran situados en la derecha nacional más tradicionalista, quien pone toda la carne en el asador para controlar la información que circula en el país. Para ello usa una compleja estructura de sociedades, en constante cambio y fusión, al más viejo estilo de las “matrioshkas” rusas, convirtiendo la “piel del toro” en un auténtico laberinto rocambolesco y de difícil comprensión.

Partiendo de las tesis volcadas en el libro Cómo nos venden la moto: información, poder y control de medios, sus autores, Noam Chomsky (el control de los medios de comunicación) e Ignacio Ramonet (pensamiento único y nuevos amos del mundo), nos hablan de la manipulación informativa como medio para obtener y perpetuar el Poder y control sobre la sociedad. Según ambos, la democracia actual es un espejismo que no se ajusta para nada a la idea idílica que disponemos de la misma, sino que está bajo el más absoluto control de los sistemas que someten todo aquello que puede ir en su contra, alejando, por ejemplo, a los medios de comunicación de la libertad, transparencia e imparcialidad, que presumen tener en sus principios éticos y profesionales, a fin de mantener un doble juego perfectamente dirigido con claros objetivos de mantener a raya la sociedad. Es más, según las teorías de Walter Lippmann, existe una división social que diferencia a los que dirigen y controlan la sociedad, de la población que sigue los cambios realizados por ésta. A través de un hábil sistema, los medios de comunicación y otros sectores implicados (educación, Iglesia…), manipulan la actualidad según intereses marcados por las ideologías que los representan, generando una opinión pública completamente alejada de la verdad. Los medios de comunicación de masas son pues, un arma de control social.

Cuesta de comprender cómo -a pesar de la crisis económica que asola el país y que los medios de comunicación sufren un importante déficit económico y de audiencia- éstos siguen siendo sostenidos por sus dueños, haciéndose cargo de las pérdidas y logrando aun mayores inversiones. El afán por lograr imponer un mayor poder con el fin de canalizar la sociedad hacia un pensamiento único y colectivo, supera toda lógica. Prácticamente no existen alternativas de oposición, fuerzas poderosas y bien organizadas que puedan contrarrestar este dominio peligroso de los medios, y re-equilibrar esta influencia de control sobre la sociedad.

El ciudadano se halla aislado, indefenso, aturdido, víctima de manipulaciones informativas, desinformaciones, persuasiones de todo tipo, que le inducen a pasar de intentar comprender lo que vive y siente, a tan sólo ver lo que le ponen intencionadamente, dejándolo sin posibilidad de análisis, acarreando una simplificación distorsionada de la realidad. Es por ello que la función informativa de los medios está perdiendo terreno, probablemente es lo que se busca, elaborando como substitutos nuevas formas de distracción y entretenimiento. Los conceptos de actualidad y veracidad informativas van cambiando, en pos a una información filtrada y llana, completamente dirigida y previamente controlada, creando esa necesidad de leer poco y colocando en su lugar una cultura visual más fácilmente manipulable. Como afirma Robert G. Picard, el sistema de información se ha pervertido y la concentración de poder en grandes grupos de comunicación está acelerando una total adhesión a fórmulas de pensamiento único, trastornando el verdadero objetivo de la información: iluminar y enriquecer el debate democrático. Es quizás por eso, que el periodismo escrito, no todo, está en peligro porque, en ciertos casos, todavía facilita cierto discernimiento intelectual.

Volviendo al texto de Nuria Almirón, ella diferencia los medios de comunicación en base a las aportaciones del profesor Robert G. Picard, a saber, entre grupos de comunicación y propietarios de los mismos, aunque ambos, muy afectados de forma desigual -por la situación actual de crisis económica- arrastran una larga lista de reajustes de personal, reducciones radicales de gastos, deslocalización de los centros de producción -para abaratar- cierres o fusiones de ediciones, delegaciones, publicaciones, e incluso de canales de televisión. La caída de la inserción publicitaria, unida al descenso de las ventas por parte de un público profundamente afectado por la pérdida de su poder adquisitivo, la presencia de la información gratuita en la Red y de otros factores como el cambio de hábitos del público, ha hecho que el sector se encuentre en una situación muy complicada. Pero lo más curioso de todo esto es que -mientras los grandes grupos de comunicación logran sobrevivir a pesar del enorme endeudamiento que poseen- los pequeños grupos con escaso nivel de endeudamiento, están desapareciendo como por arte de magia. ¿Será que el pez grande se está comiendo al pequeño y así liquida toda posible competencia o desincronía?

Los grandes siempre sobreviven, porque detrás tienen las grandes fortunas y multinacionales que les insuflan el aliento financiero necesario para que puedan seguir corriendo la Marathon comunicativa. Esta oxigenación constante, permite que el círculo del Poder siga engordando y con él, las influencias manipulativas de la información. Lamentablemente las sociedades andan a la deriva, sin apenas ofrecer resistencias; han perdido sus referentes de confianza. Ni medios, ni sindicatos, ni instituciones, ni intelectuales o artistas, mueven un ápice organizativo frente al inconmensurable poder de la banca, del mercado financiero, de los gobiernos, y de las multinacionales. La espiral sigue girando en un perverso torbellino, engullendo todo tipo de “estampas” corruptas, errores y silencios, una realidad que nunca parece terminar. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo masticados en la boca del monstruo? ¿Qué podemos esperar de todo esto?

Carlos Flaqué Monllonch.-

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