Muchos tiemblan
al oír su nombre, otros gritan cuando su voz rompe el silencio, algunos sacan
sus curvados sables para degollar su preciada cabeza. Al Jazeera es un punto de
mira, la máxima referencia comunicativa del mundo árabe, un nexo común que aúna
a más de 50 millones de personas y emerge como una isla insumergible en medio
de un “tsunami” de informaciones contrarias. Su objetivo es, ofrecer una
alternativa informativa independiente, a veces excesiva, quizás porque esta
objetividad vende y excita la curiosidad y las almas adversas. Sea cual sea el
resultado, Al Jazeera es capaz de hacer frente, por si misma, al devastador
rugido de las bestias opinativas que se disputan el apetecible mundo de los
intereses internacionales.
Carlos Flaqué
Monllonch
Para las
mentalidades occidentales comprender el enjambre islámico es muy complejo. Política,
religión y lengua, se combinan bajo una espesa triade que busca cohesionar un
rompecabezas de naciones difícil de mantener de otra forma. Al Jazeera es la
voz incómoda que altera los intereses de quienes buscan silenciarla, sin
embargo, lucha y resiste como un acorazado legendario.
Sus portavoces
argumentan que su misión es la comprensión y difusión de lo que acontece en el
mundo, bajo una visión informativa de conjunto, masiva e independiente, al
margen de las influencias del fundamentalismo extremista islámico, de los
gobiernos enfrentados de la zona y de la presión asfixiante de Israel, EE.UU. y
sus aliados. Para otros, Al Jazeera es una compleja inmersión a un pasado y
presente, repleto de críticas, acusaciones, atentados, encarcelamientos y
censura, siendo incluso víctima de canales adversos cuyo fin es diezmar su
efecto y liquidarla. EE.UU. la bombardeó en Afganistán y la consideró objetivo
militar en la Guerra contra Irak. Precisamente
por declararse independiente, su línea editorial no suele concordar en muchas
ocasiones con la perspectiva diplomática de algunas naciones occidentales o de
ciertos gobernantes asiáticos, por ejemplo, las crisis desatadas por la
difusión de los mensajes de Bin Laden, por el apoyo de George Bush a la familia
real saudí, el fracaso del contrato de la cadena con la CNN norteamericana, las
coberturas informativas de la Primavera Árabe,
el caso de Tayseer Allouni,
etc. Por tanto, ¿estamos ante un medio de comunicación ejemplar que se atreve a
informar desde todos los bandos, o nos encontramos frente a una plataforma
mediática que esconde intereses bajo un doble juego?
Al Jazeera fue fundada por el jeque Hamad
Bin Khalifa Al Thani, emir de Qatar
con el fin de convertirse en el principal canal de noticias del mundo árabe. Tal
como su nombre indica, “Al Jazeera” significa la península o la isla,
haciendo referencia a su lugar geográfico de origen y posición estratégica: la península
arábiga. Su segundo sentido hace referencia a su connotación religiosa, la luz de Alá (Dios), de ahí “Al” o
“Alá”. Relacionando el conjunto podemos concluir que Al Jazeera es la isla de la luz de Alá (el que todo lo
ve y oye).
Originalmente la emisora nació en 1996, como una televisión gratuita, sostenida por el gobierno de la familia real qatarí, quien depositó una inversión inicial de 150 millones de dólares. A medida que sus emisiones fueron abriéndose a ideas menos religiosas, ganó mayor audiencia, hecho que propició su posterior independencia financiera. Gracias a ello, pudo expandirse a otros países musulmanes, y luego al resto, alcanzando una cifra récord de unos 240 millones de tele-espectadores diarios.
Sus ganancias e inversiones han ido conformado la imagen de Qatar como una moderna sociedad, paraíso de la democracia y la libertad de expresión, valores poco habituales en las naciones árabes, ya que sus regímenes políticos practican una férrea censura sobre las personas y medios de comunicación, parte fundamental de la estrategia propagandística.
Originalmente la emisora nació en 1996, como una televisión gratuita, sostenida por el gobierno de la familia real qatarí, quien depositó una inversión inicial de 150 millones de dólares. A medida que sus emisiones fueron abriéndose a ideas menos religiosas, ganó mayor audiencia, hecho que propició su posterior independencia financiera. Gracias a ello, pudo expandirse a otros países musulmanes, y luego al resto, alcanzando una cifra récord de unos 240 millones de tele-espectadores diarios.
Sus ganancias e inversiones han ido conformado la imagen de Qatar como una moderna sociedad, paraíso de la democracia y la libertad de expresión, valores poco habituales en las naciones árabes, ya que sus regímenes políticos practican una férrea censura sobre las personas y medios de comunicación, parte fundamental de la estrategia propagandística.
La línea
editorial de Al Jazeera es semi religiosa. Gracias a ello obtiene ventajas como
infiltrarse en zonas “enemigas” con el fin de lograr informaciones de
exclusiva. No obstante, según el diario El
País, su independencia es puesta en duda. Se la acusa de ser un instrumento
al servicio del emir de Qatar y de apoyar de forma acrítica a los islamistas,
por lo que diversos periodistas disconformes han dejado de trabajar con la
citada cadena. A pesar de ello, los corresponsales de Al Jazeera están
acostumbrados a vivir y trabajar bajo las presiones del poder político. A
menudo han tenido impedimentos para obtener visados para acceder a países
vecinos. O han recibido presiones económicas, arrestos injustificados,
bombardeos, amenazas de muerte e incluso algunos de sus periodistas han sido
asesinados.
Al Jazeera es una cadena de televisión árabe, que emite en su propio idioma y que al transmitirse vía satélite, facilita versiones a otras lenguas, cambiando el contenido de las noticias o programas según el país e intereses. Además, asegura que su estilo y contenidos lleguen a más partes, generando incrementos de audiencia y beneficios. Sin embargo, el gobierno norteamericano, al considerar que Al Jazeera tiene un punto de vista excesivamente independiente, mantiene en activo un canal de noticias árabe llamado Al Hurra, que transmite desde Arabia Saudí. En los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania el canal es seguido por más del 50% de la audiencia. Palestine TV atrae a un 12% y Al Arabiya, principal cadena competidora de Al Jazeera, y financiado por Arabia Saudí, un 10%.
La página Web de Al Jazeera es una de las más
visitadas en el mundo entero. Como emisora televisiva posee varios canales,
cinco de ellos son deportivos,
aunque es muy conocida principalmente por su canal de noticias 24
horas, que difunde sin parar los acontecimientos internacionales, tanto en
árabe como en inglés. Se calcula que tiene una audiencia una entre 40 y 60
millones de seguidores, repartidos en doscientos países. Además, consta de
varios programas especializados según los continentes del mundo. Dispone de
magazine, live stream, documentales, videos, fotos, presencia en las
principales redes sociales, soportes tecnológicos móviles, y aplicativos en
blogs, podcasts, RSS…
Según sus propias
fuentes, Al Jazeera se ha consolidado como una empresa mediática que ofrece una
visión moderna y panorámica del Islam, junto a una apuesta informativa
independiente, cuya objetivo es emitir sin censuras y desde todas
las posiciones. Para sustentar esta forma de periodismo, inició la creación
de un conglomerado empresarial que la dotó de una televisión de gran cobertura,
de lengua propia, y con un canal en inglés como alternativa internacional.
Posee delegaciones en varios países, cuenta con una plantilla de más 3.000
personas y tiene centros de producción en Washington, Londres y Kuala Lumpur.
Sus cuarteles generales residen en Doha, Qatar. Durante 15 años, la cadena ha
logrado tener una audiencia diaria de 50 millones de telespectadores, convirtiéndose
en una “empresa de éxito total”. Mantiene
buenas relaciones con los medios informativos de Latinoamérica (Telesur) y
como curiosidad cabe destacar que concede un papel muy importante a la mujer y
a los jóvenes. Cuenta asimismo con un centro de formación para periodistas: Al Jazeera Center. A pesar de sus
competidoras, Al Jazeera lidera la primera posición informativa en los países
pan-árabicos.
“Al
Jazeera ha creado una libertad política que (…) acoge a portavoces israelíes y
adopta técnicas de emisión ultramodernas. Ha llegado a ser una marca mundial y
un modelo para otros medios de comunicación árabes (…) No es un instrumento de
la CIA, Israel o Al Qaeda. Es el sutil órgano de difusión del Estado de Qatar y
de su ambicioso emir, Hamad Al Thani”. “Hasta antes del 11 de septiembre de
2001, Estados Unidos y el mundo occidental, consideraron a Al Jazeera como la
luz de la democracia en Oriente pero luego ha pasado a ser lo más oscuro del
periodismo… Las alabanzas desaparecieron cuando Al-Jazeera se atrevió a dar voz
a los afganos y a Osama Bin Laden, tras la guerra emprendida por Estados Unidos
contra Afganistán en respuesta a los atentados ocurridos en Nueva York”, son las
palabras de Dima
Khatib, actualmente corresponsal de Al Jazeera para América Latina.
-Carlos Flaqué Monllonch-
-Carlos Flaqué Monllonch-