Como en tiempos pasados, aristocracia,
burguesía, banca y clero, se unen para imponer en la sociedad, su doctrina histórica y sistemática, una
visión deformada del mundo y adaptada a sus ambiciones e intereses.
Afortunadamente, Internet y la proliferación de periodistas alternativos,
independientes o desahuciados de su lugar de trabajo, a causa de las múltiples reestructuraciones
habidas en los medios de comunicación, ofrecen cierta esperanza que se encamina
hacia un neo periodismo que surge como una necesidad de equilibrio, en el seno de una sociedad carcomida por los
intereses del neoliberalismo global más
sangriento.
-Carlos Flaqué Monllonch-
El problema es que la prensa presta demasiada atención a
las institciones y poca a los ciudadanos. Siempre he pensado que a los
periodistas no les gusta la gente. Creen que su misión es educar a las masas y
se dirigen a sus lectores con paternalismo… Los periodistas no pueden seguir
trabajando como cuando no existía Internet. Tienen que aportar un valor añadido
a las informaciones, romper con la tendencia de dar el mismo enfoque que los
demás y elaborar contenidos que realmente interesen a los lectores. De lo
contrario, no merecerán su salario.
-Robert G.
Picard-
Se habla mucho sobre el tema, desde muchas
perspectivas, pero de todas ellas la que más se acerca a su verdadera esencia,
es la que indica que los medios de comunicación de masas están completamente
controlados por un entramado internacional, que busca el control global de
todas las áreas de la sociedad. En un mundo donde todo se basa en la dinámica
económica, quien controla las finanzas, controla la Humanidad.
Nuria Almirón Roig, Doctora en Periodismo
y Ciencias de la Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, nos
ofrece un estudio interesante sobre los principales datos estructurales de los
grupos privados que controlan los medios de comunicación en España. Se trata de una visión
general, que parte un poco antes del estallido de la gran crisis económica
mundial, que ha arrastrado a España a graves consecuencias. El análisis se basa
en un trabajo de investigación, apoyado por fuentes sólidas y tablas de datos
muy concluyentes, abarcando temas muy concretos, como la vertiente económica
de los medios en el año 2009 (activos, resultados de crecimiento, cifras
globales de negocio, cotización en Bolsa, niveles de crecimiento y pérdida), su
compleja estructura
de propietarios y fusiones (grandes
familias, inversores institucionales como entidades de crédito, fondos de
inversión mutuales, de riesgo, aseguradoras, capital extranjero), su variopinto
origen geográfico
(comunidades autonómicas), la apertura al sector multimedia,
la diversificación
de los medios y las famosas cuotas de mercado,
entre otros datos económicos y financieros.
Como crítica personal destacaría que se trata de
un estudio excesivamente técnico, denso de lectura, llegando a confundir en
muchos momentos; le hecho en falta un gancho periodístico que lo convierta más
ameno y claro, sin perder el norte de su finalidad: los datos, nombres y
fusiones que se barajan en él. Por otra parte, el estudio queda incompleto, ya
que hablar de los medios tan sólo en base a porcentajes económicos, sin
analizar las ideologías que los mueven, es hablar omitiendo la parte
motivacional que mueve todo el “tinglado”, es decir, la manta ideológica que
cubre el cuerpo de la Bestia.
La suma de ambas visiones revelaría, con mejor
perspectiva, que los medios de comunicación españoles se hallan muy
concentrados hacia una misma dirección, una tendencia política muy vinculada a
los grandes capitales financieros que mueven todo el dinero del país, muy
anterior a la transición “democrática”. En pocas palabras, salvo pequeñas
excepciones, los medios de comunicación españoles se encuentran situados en la
derecha nacional más tradicionalista, quien pone toda la carne en el asador
para controlar la información que circula en el país. Para ello usa una
compleja estructura de sociedades, en constante cambio y fusión, al más viejo
estilo de las “matrioshkas” rusas, convirtiendo la “piel del toro” en un
auténtico laberinto rocambolesco y de difícil comprensión.
Partiendo de las tesis volcadas en el libro Cómo nos venden la
moto: información, poder y control de medios, sus autores, Noam Chomsky (el control de los
medios de comunicación) e Ignacio Ramonet (pensamiento único y
nuevos amos del mundo), nos hablan de la manipulación informativa como
medio para obtener y perpetuar el Poder y control sobre la sociedad. Según
ambos, la democracia actual es un espejismo que no se ajusta para nada a la
idea idílica que disponemos de la misma, sino que está bajo el más absoluto
control de los sistemas que someten todo aquello que puede ir en su contra,
alejando, por ejemplo, a los medios de comunicación de la libertad,
transparencia e imparcialidad, que presumen tener en sus principios éticos y
profesionales, a fin de mantener un doble juego perfectamente dirigido con
claros objetivos de mantener a raya la sociedad. Es más, según las teorías de Walter Lippmann,
existe una división social que diferencia a los que dirigen y controlan la
sociedad, de la población que sigue los cambios realizados por ésta. A través
de un hábil sistema, los medios de comunicación y otros sectores implicados
(educación, Iglesia…), manipulan la actualidad según intereses marcados por las
ideologías que los representan, generando una opinión pública completamente
alejada de la verdad. Los medios de
comunicación de masas son pues, un arma de control social.
Cuesta de comprender cómo -a pesar de la crisis
económica que asola el país y que los medios de comunicación sufren un
importante déficit económico y de audiencia- éstos siguen siendo sostenidos por
sus dueños, haciéndose cargo de las pérdidas y logrando aun mayores
inversiones. El afán por lograr imponer un mayor poder con el fin de canalizar
la sociedad hacia un pensamiento único y colectivo, supera toda lógica.
Prácticamente no existen alternativas de oposición, fuerzas poderosas y bien
organizadas que puedan contrarrestar este dominio peligroso de los medios, y
re-equilibrar esta influencia de control sobre la sociedad.
El ciudadano se halla aislado, indefenso,
aturdido, víctima de manipulaciones
informativas, desinformaciones, persuasiones de todo tipo, que le inducen a
pasar de intentar comprender lo que vive y siente, a tan sólo ver lo que le
ponen intencionadamente, dejándolo sin posibilidad de análisis, acarreando una
simplificación distorsionada de la realidad. Es por ello que la función
informativa de los medios está perdiendo terreno, probablemente es lo que se
busca, elaborando como substitutos nuevas formas de distracción y
entretenimiento. Los conceptos de actualidad y veracidad informativas van
cambiando, en pos a una información filtrada y llana, completamente dirigida y
previamente controlada, creando esa necesidad de leer poco y colocando en su
lugar una cultura visual más fácilmente manipulable. Como afirma Robert G.
Picard, el sistema
de información se ha pervertido y la concentración de poder en grandes
grupos de comunicación está acelerando una total adhesión a fórmulas de
pensamiento único, trastornando el verdadero objetivo de la información: iluminar y
enriquecer el debate democrático. Es quizás por eso, que el periodismo
escrito, no todo, está en peligro porque, en ciertos casos, todavía facilita
cierto discernimiento intelectual.
Volviendo al texto de Nuria Almirón, ella
diferencia los medios de comunicación en base a las aportaciones del profesor
Robert G. Picard, a saber, entre grupos de comunicación y propietarios de los
mismos, aunque ambos, muy afectados de forma desigual -por la situación actual
de crisis económica- arrastran una larga lista de reajustes de personal,
reducciones radicales de gastos, deslocalización de los centros de producción
-para abaratar- cierres o fusiones de ediciones, delegaciones, publicaciones, e
incluso de canales de televisión. La caída de la inserción publicitaria, unida
al descenso de las ventas por parte de un público profundamente afectado por la
pérdida de su poder adquisitivo, la presencia de la información gratuita en la
Red y de otros factores como el cambio de hábitos del público, ha hecho que el
sector se encuentre en una situación muy complicada. Pero lo más curioso de
todo esto es que -mientras los grandes grupos de comunicación logran sobrevivir
a pesar del enorme endeudamiento que poseen- los pequeños grupos con escaso
nivel de endeudamiento, están desapareciendo como por arte de magia. ¿Será que el
pez grande se está comiendo al pequeño y así liquida toda posible competencia o
desincronía?
Los grandes siempre sobreviven, porque detrás
tienen las grandes fortunas y multinacionales que les insuflan el aliento
financiero necesario para que puedan seguir corriendo la Marathon comunicativa.
Esta oxigenación constante, permite que el círculo del Poder siga engordando y
con él, las influencias manipulativas de la información. Lamentablemente las
sociedades andan a la deriva, sin apenas ofrecer resistencias; han perdido sus
referentes de confianza. Ni medios, ni sindicatos, ni instituciones, ni
intelectuales o artistas, mueven un ápice organizativo frente al
inconmensurable poder de la banca, del mercado financiero, de los gobiernos, y
de las multinacionales. La espiral sigue girando en un perverso torbellino,
engullendo todo tipo de “estampas” corruptas, errores y silencios, una realidad
que nunca parece terminar. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo masticados en la
boca del monstruo? ¿Qué podemos esperar de todo esto?