Un ataque de falsa
bandera es una acción hostil orquestada por sus propios autores de manera que
no parezcan los responsables de ella. Estas operaciones encubiertas buscan atribuir
a otras personas la autoría de la agresión con el objetivo de iniciar un
conflicto u obtener un rédito político.
El concepto false flag apareció por primera vez en el Oxford
English Dictionary en 1569. Sin embargo, su uso se extendió varios
siglos más tarde en el mundo naval. Al inicio, la falsa bandera aludía a cuando
los piratas enarbolaban la de otros barcos para poder acercarse a sus objetivos
y atacarlos. Esta artimaña se difundió en el mundo militar y fue aceptada por
las leyes
marítimas internacionales. La única condición era que el buque atacante
izara su enseña nacional justo antes de emprender su ofensiva.
Durante las dos guerras
mundiales, las marinas de guerra emplearon la táctica de falsa bandera con
frecuencia, pero no sería hasta los años ochenta cuando el columnista del London
Daily Telegraph, Robert Moss,
popularizó el sentido actual del término. Moss usó la noción de falsa bandera
para referirse a la fabricación de armas dirigida por los soviéticos durante
la Guerra
Fría con el propósito de acusar a Occidente de su elaboración y de
su respaldo a organizaciones terroristas.
La
falsa bandera, una práctica antigua
Pese a ser un concepto reciente,
las operaciones de falsa bandera han estado presentes puede que desde la
Antigüedad. El ascenso de Darío I al
trono del Imperio persa en el siglo VI a. C. está considerado como una de sus
primeras manifestaciones. La versión del rey recoge que asesinó al mago
Gaumata, quien había usurpado el trono a Cambises II haciéndose pasar por su
hermano Esmerdis. Por el contrario, la historiografía contemporánea considera
que Darío utilizó este relato para ocultar el magnicidio de su predecesor y
legitimar su toma del poder.
Con todo, los ataques de falsa
bandera se hicieron más evidentes en el siglo XX. La mayoría sirvió para justificar
una ofensiva militar previa a la Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 1931,
un grupo de militares japoneses voló una parte de la vía de ferrocarril que
estaban construyendo en la localidad china de Mukden,
ubicada en la zona de ocupación nipona de Manchuria. Japón culpó a China por la
supuesta agresión y comenzó su invasión de la región.
En agosto de 1939, oficiales
nazis vestidos con uniformes del Ejército de Polonia atacaron una emisora de
radio en el municipio polaco de Gleiwitz,
en la frontera con Alemania, y amenazaron con ir a la guerra contra Hitler.
Aquel incidente sirvió como pretexto al Tercer Reich para iniciar su invasión.
Dos meses después, artilleros soviéticos dispararon contra el pueblo ruso de
Mainila y responsabilizaron a Finlandia del ataque. Así comenzó la guerra
de Invierno entre la URSS y los finlandeses. De este modo, las
operaciones de falsa bandera se mostraron como un instrumento útil para la
guerra.
Controversias
y conspiraciones: de la Alemania nazi al 11S
Más allá de su potencial bélico, los ataques de falsa bandera también se han usado para desacreditar a la oposición y afianzar el poder gubernamental. Un ejemplo podría ser el Incendio del Reichstag en febrero de 1933. Si bien los nazis acusaron a los comunistas y a los socialistas de haberlo perpetrado, existen indicios que señalan como autores materiales a los hombres de Hitler, quien habría provocado esa coartada para suspender la Constitución de 1919 e instaurar el Tercer Reich. Algo parecido sucedería con la operación Gladio. Este nombre hace referencia a las actividades secretas supuestamente respaldadas por la CIA y la OTAN para desacreditar a los comunistas en Italia. Estas acciones abarcaron el atentado de Piazza Fontana en 1969, la matanza de Bolonia en 1980 y, especialmente, el secuestro y asesinato en 1978 del ex primer ministro Aldo Moro, atribuido a las Brigadas Rojas.
Sin embargo, la clandestinidad de estas operaciones ha provocado suspicacias y acusaciones. La falta de pruebas y la contradicción de los testimonios impidieron demostrar con certeza las causas de la quema del Parlamento alemán o de la explosión del acorazado Maine en Cuba en 1898, gracias a la cual Estados Unidos inició su guerra contra España por la independencia de la entonces colonia. En otros casos, se ha usado el concepto de ataque de falsa bandera para agitar teorías de la conspiración, como la que acusa al Gobierno de Estados Unidos de haber estado detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Texto original: El Orden Mundial