Realidades superpuestas, montajes
digitales que arrancan del surrealismo, tratamiento gráfico que recuerda por su
cromatismo a ciertos los collages patrióticos del comunismo soviético o por su tratamiento
a la inolvidable escuela Bauhaus, que revolucionó gráficamente los locos años
veinte. Son las narraciones iconográficas de Julien
Pacaud, un artista francés que combina magistralmente la fotografía, la
ilustración y el diseño gráfico, hacia cotas fascinadoras.
Julien estudió cinematografía en la Louis Lumière Ecôle de Paris, France.
Posteriormente conoció al director de cine Jean-Christophe
Sánchez con quien fundó el Institut
Drahomira una entidad artística en la que se expresan diferentes ámbitos
como el cine, la música y las artes gráficas. En 2002, después de vacilar entre
convertirse en un astrofísico, un jugador de billar o un maestro de esperanto, Julien descubre las posibilidades de
manipulación de imágenes por ordenador y muy pronto se da cuenta de que este medio
se adapta perfectamente a su especial visión de la creación artística. A partir
de entonces empieza a acumular collages
digitales como piezas sueltas que, una a una, se van componiendo hacia una totalidad
gráfica repleta de distintas interpretaciones. Para ello selecciona imágenes
de época tratando de ir más allá del usual cortar
y pegar, generando una técnica propia que le permite crear mundos extraños y surrealistas que
denomina, Sueños Perpendiculares.
En 2004, su primer trabajo ilustrativo
es para la portada del álbum Néons Blancs
et Asphaltine, del músico francés Arman
Méliès. Desde entonces, además de sus creaciones personales, trabaja como
ilustrador freelance, para la industria de la prensa, la publicidad o la
música. En 2010, gana el premio Swatch
Especial, un honor especial para los mejores jóvenes ilustradores del
momento.
Sus variadas obras expresan
mensajes que reflejan el estado intrínseco del ser humano y la sociedad, sus
temores y deseos, sus realidades, su tecnología deshumanizada pero forzosamente
presente y necesaria, mundos que, sin dejar de ser realidades constatadas, se
deforman como sueños perpendiculares a
la realidad que los envuelve. Simbolismos ocultos que esconden una realidad ciega
que avanza desesperadamente hacia un futuro incierto.
KarlFM.-