No tengo idea de quien demonios
es, dice llamarse Peterius o Peterio,
un pseudónimo que oculta su verdadero nombre pero cuyo talento se manifiesta a
la luz pública generando tenebrosas creaciones que asustan hasta al más loco de
los transeúntes por la libre imaginación existencial; dicen que es polaco –curiosamente
la mayoría de los grandes artistas surrealistas y conceptuales son de Polonia- pero
poco más se sabe de este enigmático y genial artista. Todos sus trabajos se
elaboran a partir del mismo motivo, un medio cuerpo de sí mismo que
posteriormente cae bajo la manipulación en base a diferentes técnicas hasta
conseguir diversos resultados sobre las múltiples emociones humanas; el mismo clasifica
su trabajo como Photomanipulations.
No cabe duda de que estamos ante
un excelente trabajo corrosivo del alma, férreas oxidaciones anímicas que
surgen de algún espacio-tiempo del subconsciente colectivo absorbido como un sentir
propio. Las entidades reflejadas te golpean la existencia como una pala llena
de púas estallando en mil pedazos; son seres emanados de duras pesadillas,
almas atormentadas que se escapan del hoyo oculto y afloran a la superficie
para abofetear la realidad de uno mismo.Son monstruos de la deformidad, del
clamor de las pulsiones reprimidas que vuelan por los espacios en blanco. Son bocas
hambrientas que se abren para dejar exhalar las angustias, los miedos, el horror
de la locura o la vaciedad social. Son manos que se cubren los ojos para no ver
lo que una vez vieron y jamás olvidarán, que se arropan sobre el cuerpo como
escudo protector ante el dolor que aprieta el corazón como un soplo gélido y
mortal, Son cuerpos que serpentean dramáticamente como la cera derretida sobre
su amarillento tronco bajo el calor de la llama incandescente.
Probablemente
son viejos recuerdos tortuosos que permanecen en el gen arquetípico de un
pueblo que ha sufrido las consecuencias de los más duros desastres sociales,
como la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior opresión
soviética durante muchos años. Bajo este contexto y legado cultural de
postguerra, la vanguardia polaca buscó reclamar un lugar en el campo del arte
fotográfico usando varias técnicas (por ejemplo fotomontajes, experimentos
químicos, y apropiación de imágenes). Lo que estaba en juego era por supuesto
no solo una cuestión artística, sino también existencial y política, es decir,
reinvertir el campo del arte hacia vías visuales surrealistas que reinventaran la
realidad en si misma. Sobran más palabras, las imágenes hablan por si mismas. Como
dicen los polacos … Miłej podróży (Buen Viaje).
KarlFm.-