jueves, marzo 24, 2011

MUAMAR EL GADAFI, ¿LOCO O FANÁTICO?

Es evidente que los sublevados están drogados.
Estoy aquí, con mi pueblo, que me apoya,
los otros son unos traidores que responden a los designios de agentes extranjeros. Ninguna persona racional cuestionaría mi mandato; soy el líder de la revolución.
No tengo que dimitir. Moriré como un mártir.

Muamar El Gadafi


Viendo su cara y su pinta es fácil enunciar diversas etiquetas. Varios especialistas en salud mental coinciden en afirmar que Muamar El Gadafi es un loco, un pirado estrafalario cuya prepotencia no conoce límites. Otros, sin embargo, opinan que de loco no tiene nada, simplemente es un fanático dictador que sabe muy bien lo que hace aunque lo tilden de estrafalario y déspota. Sea lo que sea, de tonto no tiene ni un pelo y sabe jugar muy bien sus cartas. Tendremos Gadafi para tiempo a no ser que alguien se lo lleve por delante. ¿Quién traza pues la línea entre la cordura y la locura, entre la extravagancia y la normalidad, entre la libertad y la represión? ¿Por dónde se trazan dichas fronteras? ¿A quién benefician?

Hay muchos locos sueltos por este mundo pero viven sin ser diagnosticados como tales, son gente que dirigen bancos, televisiones, diarios, clubs de fútbol, países, organizaciones públicas, multinacionales, empresas, etc., pero como no suelen montar cirios internacionales ni van arropados con telas brillantes ni sombreros de copete creemos que son tipos normales.

Expertos en psiquiatría señalan que Muamar El Gadafi denota una personalidad maniaca y desconfiada. Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, dice que el líder libio presenta un cuadro claramente patológico, un estado paranoico que le hace ser incapaz de aceptar cualquier crítica o duda sobre su persona. Para José Cabrera, psiquiatra forense y autor del libro “la salud mental y los políticos”, Gadafi está convencido de que tiene la razón y que el resto del está equivocado. Piensa que todo es un complot y que los sublevados actúan por odio y rencor hacia su persona. A lo largo de los años Gadafi se ha fabricado un mundo egocéntrico, rígido, intolerante y totalmente narcisista, al que si sumamos petróleo y gas da una idea del polvorín en el que vive Libia ahora mismo. Pero no se trata sólo de un paranoico, sino de un paranoico con éxito y poder, que resulta mucho más peligroso porque puede dar rienda suelta a sus creencias de superioridad, a su narcisismo y a sus miedos. Son personalidades que viven con un temor constante.

Gadafi sufre lo que en psiquiatría se conoce como un desarrollo patológico de la personalidad, es decir adolece de manía persecutoria y es desconfiado y suspicaz con todos los que le rodean. Piensa que le quieren matar y que sus enemigos intentarán acabar con él en cualquier momento y en cualquier lugar, su insistencia en hablar en tercera persona para referirse a sí mismo indica sus aires de grandeza. Es el uso del nos mayestático, como hacían antiguamente los reyes. No hay manera de cambiar sus ideas, ni siquiera funcionan los fármacos en esta gente. Su única salida es la muerte, reconocen ambos expertos, pero también subrayan que estas personalidades no se suicidan, a no ser que pierda todo el poder y entre en un estado depresivo grave  (Jesús de la Gándara).

Sus extravagancias, el querer dormir en tiendas beduinas esté donde esté, custodiado por guardaespaldas femeninas, sus ropajes cada vez más excesivos, su harén de enfermeras ucranianas, etc., no hacen más que acrecentar esta personalidad narcisista y poderosa. Sus ademanes y locuciones denotan una personalidad rígida y egocéntrica mientras que el lenguaje compulsivo y entrecortado es propio de los paranoides y de personas megalomaníacas. No tiene salida con su personalidad y sus circunstancias, no entra en su pensamiento ni la posibilidad de rendirse, ni exiliarse ni suicidarse, todo apunta a que luchará con los fieles hasta la muerte a no ser que sea asesinado antes por alguno de ellos en un acto de desesperación. su cara inexpresiva recuerda mucho a la que tenía en sus últimos días Saddam Hussein, nada que ver con Mubarak y sí por el contrario muy similar también al líder norcoreano Kim Jong-Il (José Cabrera).

Ambos expertos destacan que es imposible que Gadafi dé su brazo a torcer o que ceda a las presiones ni de su pueblo ni de otros líderes internacionales. Creemos que en estos momentos Gadafi es una persona enferma y trastornada, aislada de la realidad, desesperada y confusa cuyo diagnostico ya poco importa a estas alturas

Para Enrique González Duro, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Gadafi tiene un perfil similar al de Pol Pot -el dictador de Camboya que causó uno de los más grandes genocidios de la historia-, pero sin ideología política. Prueba de ello es su Libro Verde, una obra política de tres volúmenes escrita por el líder entre 1975 y 1979 en la que se exponen las ideas de su pensamiento político: una mezcla extraña de socialismo, islamismo y nacionalismo árabe, vinculados a un proyecto visionario de expansión por África y Asia. Los que lo han leído comentan que es una sarta de estupideces carentes de sentido.

El doctor González Duro cree que los días de Gadafi están contados, aunque subraya que la idea del mandatario es traspasar el poder a su hijo, un descendiente que puede llegar a ser más peligroso que su padre, porque se ha educado en la cima.

El Doctor Jerónimo Saiz, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, afirma que Gadafi sabe bien lo que hace y distingue perfectamente entre el bien y el mal. Estamos ante la típica personalidad y perfil psicológico de un dictador: hipertrofia en el uso del yo, un narcisismo extremo, es egocéntrico, megalómano, tiene una baja tolerancia a la crítica y una ausencia total de autocrítica. Los dictadores están convencidos de que son personas singulares, que se creen que tiene un peso histórico y que su juicio es inmejorable, aunque caiga en la arbitrariedad. Gadafi es responsable de todos sus actos, Diciendo que Gadafi está loco se estigmatiza la enfermedad mental, cuando nada tiene que ver con un cuadro psiquiátrico.

La Doctora Lola Morón, del departamento de psiquiatría del Hospital Clínico de Madrid, comenta que Gadafi no está loco. Gadafi es un fanático Como casi todos los dictadores, recurren al fanatismo, que a la gente cuesta distinguir de la locura. El fanático defiende sus ideas con absoluta dedicación, adhesión exagerada, incluso recurren al enfrentamiento violento para su defensa. Los fanáticos suelen ser rígidos, maniqueos, intolerantes, intransigentes, obcecados, dogmáticos, dicotómicos, patriotas o traidores. Muamar Gadafi también está obsesionado por su vestimenta y por la estética. Es un rasgo claro del narcicismo. Busca siempre querer distinguirse de los demás, llamar la atención.

Un fanático no llega solo a ninguna parte si no tiene sus espaldas cubiertas y menos estando en el poder más de 40 años. Se ha enemistado muchas veces con Occidente incluso con los islamistas radicales pero, a pesar de sus extravagancias y desafios, a Gadafi se le ha arropado y contenido para satisfacer intereses económicos; ese doble juego, sucio en su gran parte, es algo que caracteriza a los gobiernos mundiales, especialmente a estos que ahora lo están bombardeando.

KarlFM.-

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