miércoles, agosto 04, 2010

SPAIN IS DIFFERENT



“La historia  se repite cíclicamente. Los políticos deberían ser bomberos y no incendiarios. Si los líderes políticos no promueven cambios de timón, nos podemos encontrar de nuevo con el enfrentamiento de las dos Españas.”
(Rafael Vidal, Doctor en Historia).
 
La política es el paraíso de los charlatanes, la conducción de los asuntos públicos para el provecho de los particulares, es decir, el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos. Hace tiempo que alguien dijo: quien siembra vientos cosechará tempestades. En definitiva podríamos decir que la política es la gran cosechadora de vientos mientras que los políticos de sus tempestades. La intromisión de la política en el deporte, amén de ser inevitable, siempre ha traído más elementos negativos que positivos para una actividad que por definición es pacífica y busca la armonía entre los seres humanos, además de generar un buen estado físico, fama y reconocimiento para quienes la practican y entretenimiento para aquellos que la siguen como espectadores.

La explosión de júbilo que ha recorrido España tras el triunfo de la selección nacional de fútbol en el Mundial de Sudáfrica ha sido una manifestación espontánea de ilusión pero algunos han querido ver esa victoria como arma política o ideológica de colores diversos. El deporte, desgraciadamente, siempre ha sido utilizado por muchos regímenes políticos como valor vital para aplastar al adversario y liderar la soberanía del vencedor. La Historia y la actualidad ilustran multitud de ejemplos. 

La instrumentalización del deporte como arma de ataque político es una táctica demoledora que destruye a todo aquel que cae en su regazo espinoso. España es la primera vez que ha ganado un mundial de fútbol y en vez de estar todos contentos y que corra el cava hasta vaciar las bodegas, se han montado pollos que hacen reaparecer los viejos tópicos del pasado, el fantasma de las varias Españas enfrentadas. La polémica, aunque ya vieja, sigue estando servida y a estas alturas, tras tantos años de experiencia y sufrimientos, ciertas cosas deberían haberse ya superado.

De nada sirven las alegrías si luego comienzan a redibujarse venenos políticos muy preocupantes. Muchos catalanes, dejados llevar por ciertos políticos pajareros, no soportan lo español porque aun lo ven asociado al fascismo español y a la derecha nacionalista e impositiva, y muchos españoles, dejados llevar por ciertos políticos pajareros, no soportan lo catalán porque ven separatismo e identidad propia. La piel del toro y el llamado seny català se ha convertido en una especie de jauría pajarera, algo así como la Guerra de los Rose. ¿Quién es el responsable de todo esto? En la historia está la respuesta.

No es lógico identificar lo español con ciertos símbolos, España es una pluri identidad y eso hay que tenerlo en cuenta para no herir sensibilidades. Nos guste o no este país es el resultado de muchos pueblos con personalidades diferenciadas. Nada tiene que ver un castellano, con un catalán, un vasco, un andaluz, un gallego, un balear, un aragonés o canario, por ejemplo. Intentar someter todo esto a un mismo yugo es una estupidez que siempre conllevará enfrentamientos. España debe dejar de una vez contemplarse con los ecos del pasado y debe mirar hacia un futuro independiente y de equipo.

La supuesta unidad nacional que se señala actualmente desde las distintas Españas alrededor del triunfo de la selección española en el mundial de Sudáfrica, es equívoca y se enmarca más en el terreno de los sentimientos que pueden ser compartidos por amplias mayorías, pero que no tiene nada a ver con los problemas que tenemos los españoles.

No es cuestión de ser o no español, el problema radica en lo que hay detrás del concepto España y quien se alimenta de él para tergiversarlo a su conveniencia. Como dice el viejo refrán español: “si quieres la miel no le des patadas a la colmena” y parece ser que a la derecha española y a ciertos mass media les encanta patalear, sobretodo contra Catalunya. Los jugadores catalanes Carles Pujol y Xavi Hernández pasearon la senyera, el pasado domingo, para celebrar el triunfo en el Mundial. Javi Martínez, nacido en Estella (Navarra), se anudó el pañuelo de San Fermín. Y el asturiano David Villa celebró con la bufanda del club deportivo Tuilla, de su tierra natal. Según el profesor de Derecho Constitucional Francisco Balaguer, "sería absurdo negar la posibilidad de que cada uno apele a sus símbolos, que son constitucionales". La utilización de banderas autonómicas son "un reflejo de la realidad española", afirma el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Jordi Muñoz.

Soy catalán, español, europeo y terrícola, por tanto, un ser universal, y como tal, detesto la globalización de las culturas, las imposiciones de cualquier tipo; me gustan los contrastes, las diferencias e idiosincrasias de cada pueblo; porque con esa diversidad, se genera riqueza y crecimiento. Las razas puras son fantasías enfermizas de quienes las defienden. Tengo una hija de 30 años mitad catalana, mitad madrileña, otra de 20 puramente catalana, y un hijo de 5 meses mitad búlgaro, mitad catalán y a todos los veo como hijos. Siempre les diré que amen sus orígenes, aunque sean dobles o triples, porque un ser que no ama ni respeta sus orígenes no es nada.

La unidad armónica de los contrastes es el punto de partida de los éxitos porque en ella se mezclan los genes y las cualidades de cada parte. Es el Ying y el Yang de la vida, el símbolo que une los elementos en un mismo Todo. El abrazo de los opuestos Iker Casillas (capitán del Real Madrid) y Carles Puyol (capitán del Fútbol Club Barcelona), al acabarse el partido tras proclamarse campeones del mundo, es la unión excelente de ese Ying & Yang que muchos políticos y ciudadanos deberían aprender, por ejemplo entre PP y PSOE, sin embargo, tras la digestión y evacuación del triunfo mundial, las rivalidades y triquiñuelas volverán incitando nuevos malestares olvidando las magistrales lecciones de un simple deporte. Es el ciclo que nunca termina: la guerra política en estado permanente y así nunca puede haber ni equipo ni éxitos. Con tan solo ver los enfrentamientos políticos entre populares y socialistas, entre conservadores y liberales, por cualquier cosa, te das cuenta cual es la realidad que mueve España; mientras eso sea asi, mal vamos. Quizás en lugar de ver a estos políticos zarandeándose la piel del toro habria que aprender de Pep Guardiola o de Vicente del Bosque; los crispadores deberían ser superados para dar paso a los emsambladores.

Si el deporte internacional se ajusta sólo a criterios de competición deportiva y no a valoraciones patrias, si se articulan en torno a las federaciones y no a los Estados, si se favorece una mayor vinculación del grupo social que lo practica y sus representaciones, se logrará aislar la tentación de los políticos a tanta manipulación y a encauzar a los deportistas por un mayor reconocimiento de que los eventos deportivos sirven para hacer afición y no patria.

Jorge Botella
Escritor y licenciado en Filología Española

Más allá de los Estatutos, de las manifestaciones, de las banderas y de los éxitos deportivos, y, como no, de las peleas políticas por el poder, las sociedades modernas deberían gestionarse desde su complejidad intrínseca y su pluralidad real. Los centralismos y las imposiciones generan rechazos y ansias de independencias. Ninguna comunidad debe imponerse frente a los demás y cada cual debe ser libre de encauzar su vida como crea conveniente. La unidad sólo se puede lograr si se contemplan con hechos tolerantes y transigentes la pluralidad de la llamada multi España.

Recuerdo que el expresidente Jordi Pujol dijo una vez que “más importante que la lengua es la convivencia y la cohesión social, porque solo así salvaremos y preservaremos las lenguas y las culturas”.  Los políticos españoles, en lugar de enzarzarse en sus posiciones infantiles por el control y la razón descolocada, deberían saber administrar la complejidad social, cultural, religiosa, de sentimientos y de valores que existen en la sociedad española, sin imposiciones de ningún color ni bandera. Para eso van a la universidad, para aprender, de lo contrario mejor vayan a un gimnasio si quieren pelear. Sería una simplicidad pensar que el triunfo de la selección española en un mundial, exime o neutraliza la voz de esa España plural cuya supuesta unidad es consecuencia de una conquista militar y no de un pacto social sincero.

Los catalanes siempre hemos sido un pueblo contribuyente, pacífico, justo y honesto, que damos apertura, cariño y alternativas a todo aquel que viene a nuestra tierra, sea de donde sea, la prueba es que hay muchos ciudadanos que conviven con el bilingüismo sin problemas; solo pedimos respeto y justicia. Muchos catalanes estamos ya hartos de que se nos ataque constantemente desde la derecha nacionalista y central, casposa y beligerante, que manipula los sentimientos de ciertas regiones españolas en pos a sus propios intereses de control y dominio. Estamos hartos también que ciertos políticos catalanes intenten transformar Catalunya en un símbolo repelente, odioso porque buscan imponer su nacionalismo extremo y prepotente. España no es el nacionalismo centralista, ni Catalunya es el separatismo; lo que ocurre es que la gente está crispada y cuando uno está hasta los cojones entonces aparecen las polaridades y separaciones, algo así como los matrimonios que ya no se entienden. España debe superar sus propios fantasmas reconociendo que el país es el resultado de una pluralidad y eso solo se puede conseguir formando hijos sensatos con amplia visón de tolerancia y respeto a lo ajeno y diferente.

El deporte convertido en mass media es un colector que lleva a tierra de nadie la agresividad de la población y convierte la libertad de competencia en libertad de aniquilar al competidor. El poder utiliza el deporte como un instrumento de alienación interior o de expansión propagandista exterior; pero a otro nivel el deporte de masas es una válvula de escape para malos gases retenidos en el bajo vientre de la sociedad. La derecha se muestra propicia al desarrollo deportivo porque mejora la raza, crea en el ciudadano el espíritu de participación en el éxito, y canaliza la agresividad social por el vehículo activo de la práctica o por el vehículo pasivo de la contemplación interesada del espectáculo deportivo. La izquierda critica el deporte por todo lo que elogia la derecha; en definitiva, por su conversión en instrumento del poder represor o integrador para la integración y paralización de las masas.

Manuel Vázquez Montalbán
Periodista y escritor

Todavía recuerdo que cuando fui al servicio militar me llamaban “polaco” porque era catalán. Que critiquen a los catalanes porque hablan distinto me parece pueril ya que los castellanos imponen su lengua al resto incluso la impusieron en sus tiempos de conquistas militares en Latinoamérica destruyendo por completo las culturas indígenas. Por tanto, ¿qué es lo español? Mejor corramos un tupido velo, porque España no es Castilla, toros, flamenco, sangría, fiesta, y todo lo derivado de aquella España de los Reyes Católicos. España es el conjunto de todos sus pueblos con sus distintas identidades. Como dice el viejo refrán … “Spain is different”.

KarlFM.-

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