Periodista y escritor uruguayo, ganador de múltiples premios. Está
considerado como uno de los más destacados escritores de la literatura inoamericana
y una de las mentes más lúcidas y menos pedantes que se conocen. Siempre
original, su revisión de la historia, que cuenta a través de lo pequeño, ofrece
la perspectiva de una sensibilidad que observa lo humano y sus hechos por
primera vez.
El mundo anda al revés, lo que debería
ser no es y lo que existe nunca debería estar, es la ilógica de los tiempos que
vivimos, el sin sentido de la sociedad que hemos creado al vaivén de los indignamente
poderosos. Eduarno Galeano es uno de estos seres que te emboban, que abren tu
mente de formna sensitiva paraa alcaanzar las profundidades de la reflexión. Son
muchos los que hablan del mundo pero pocos te desnudan el alma de la Humanidad;
él, sin duda, es un maestro de esta seducción.
KarlFM.-
"Estamos hechos, dice, de átomos y
de historias. Vivimos para trabajar, ¿qué error hemos cometido? La economía
está al servicio de la industria militar que es el nombre artístico de la
industria criminal Somos una civilización de
soledades que se encuentran y desencuentran continuamente sin reconocerse. Ese
es nuestro drama, un mundo organizado para el desvinculo, donde el otro es
siempre una amenaza y nunca una promesa.
El miedo nos domina. Es el
pretexto para que esta industria pueda prosperar, porque necesita guerras y enemigos,
y si no existen hay que inventarlos. Fíjese en el caso de Nelson Mandela. El
mundo celebra el día que nació pero hasta el 2008 ha figurado en la lista de
enemigos peligrosos para la seguridad de EE.UU. Durante 60 años el africano más
prestigioso fue un terrorista para el país dominante. ¿Cómo vamos a creer en
todo lo que nos cuentan sobre las amenazas terroristas?
¿Somos un gran rebaño de
borregos? Por todos lados aparecen símbolos asombrosos de resistencia y de
vida. Lo mejor que tiene la vida es la capacidad de sorpresa. Vivimos en un mundo inseguro, no
sólo porque podemos ser robados, asaltados ... Los coches matan más que las
drogas, y el aire que respiramos y los pesticidas nos exterminan. Sólo si nos articulamos
para defendernos de un sistema que es enemigo de la naturaleza y de la gente
podremos hallar espacios de seguridad.
¿Qué nos hace libres? Los
desafíos que uno enfrenta cada día son los que te abren una rendija para elegir
entre la dignidad y la obediencia. Libre es el que es capaz todavía de elegir
la defensa de su dignidad en un mundo donde, quieras o no, en algún momento
tendrás que tomar partido entre los indignos y los indignados.
Desde niños nos adoctrinan hasta
el punto de que nos parece normal lo anormal. Que el presidente Obama recibiera
el premio Nobel de la Paz con un discurso de homenaje a la guerra "justa y
necesaria contra el mal" ilustra que lo anormal nos parece normal.
Hay que ver al revés las
historias que los diarios nos cuentan para poder entenderlas al derecho: Iraq
invade EE.UU. porque sus arsenales de armas de destrucción masiva son un
peligro para la Humanidad. Lo que es verdad, pero este fue el pretexto de los
americanos para invadir Iraq y matar a una cantidad ingente de civiles.
¿Cómo averiguar si uno está vivo
o es un muerto viviente? Habrá que preguntarse hasta qué punto soy capaz de
amar y de elegir entre la dignidad y la indignidad, de decir no, de
desobedecer. Capaz de caminar con tus propias piernas, pensar con tu propia
cabeza y sentir con el propio corazón en lugar de resignarte a pensar lo que te
dicen.
La mayoría trabaja a
contracorazón y termina viviendo una vida que no es la suya por las necesidades
materiales, y eso es lo que hace que algunos no se den cuenta de que murieron
hace muchos años, la última vez que fueron capaces de decir no.
¿Es una utopía un mundo en el que
la gente haga lo que le gusta? Como dice el patriarca del cine argentino,
Fernando Birri, la utopía sirve para caminar. A mí me gusta mucho ver el universo
por el ojo de la cerradura, para no confundir la grandeza con lo grandote, una
de las confusiones del mundo actual. La grandeza no está en los hechos
espectaculares, está en la vida cotidiana.
En el manicomio general, los
franceses dictaron una ley que era un acto de cordura: ya que tenemos máquinas
capaces, tengamos 35 horas de trabajo semanal, pero duró 10 años. ¿Por qué el
progreso tecnológico tiene que producir angustia y desempleo?
El 99% de las especies del
planeta no viven para trabajar, y no les va tan mal. Nosotros nos hemos
especializado en ser instrumentos de nuestros instrumentos, y somos los únicos
capaces de destinar nuestros mejores recursos al exterminio loco. Cada minuto
el mundo destina tres millones de dólares a gastos militares y mueren 15 niños
de enfermedades curables. ¿Qué clase de especie es esta que dice ser la
racional? ¿Qué faceta humana nos destruye?
El conformismo, la aceptación de
la realidad como un destino y no como un desafío que nos invita al cambio, a
resistir, a rebelarnos, a imaginar en lugar de vivir el futuro como una
penitencia inevitable. Y eso hay que hacerlo en
compañía, en solidaridad, que es un sentimiento horizontal. La caridad es
vertical y no me gusta. Hay un viejo proverbio africano que dice que el que da está siempre por encima de la mano
que recibe. De hecho, nuestros antepasados sobrevivieron porque supieron
repartir la comida y defenderse juntos.
Me imagino un juicio universal a
la condición humana de las plantas y los animales, apuntándonos con sus patitas
y con sus ramitas y preguntándonos: ¿qué han hecho del mundo?, ¿por qué nos
mataron? Qué terrible confusión creernos dueños de la naturaleza.
Eduardo Galeano (La Vanguardia, Barcelona)