martes, mayo 01, 2012

THE TRAP: LA TRAMPA DE LA SUPUESTA LIBERTAD




Haz creer a las personas que viven en libertad y obtendrás su obediencia
KarlFM.-

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En mis tiempos juveniles de estudiante de Psicología, concretamente en la Universidad de Barcelona, leí un poderoso libro que vino a demostrar que todo aquello que nuestros padres y abuelos quisieron enseñarnos, todo aquello que Jean-Jacques Rousseau intentó decirnos al afirmar que el hombre era bueno por naturaleza y que la sociedad era quien lo convertía en depredador, eran reflexiones que han sido superadas por si mismas, ya que la propia realidad que vivimos, la historia que llevamos atrás, lo han demostrado. Aquel libro que leí hace tiempo era, En el Corazón del Hombre, del psicoanalista Erich Frömm, el cual afirmaba que el ser humano no es lo que pensamos que es, sino que es la suma de dos sentimientos completamente contradictorios y enfrentados: el bien y el mal. El hombre es a su vez lobo y cordero, ángel y demonio, Dios y Satán. 

A medida que ido viviendo en este mundo, estudiando, leyendo diversos autores, observando, reflexionando, he llegado a la conclusión de que aquel libro tenía razón, los seres humanos somos una mezcla explosiva de bondad y malicia, y nuestra civilización se ha fundamentado en esto, dos conceptos que a lo largo de la Historia se han venido sucediendo en diversas épocas y culturas. Son sentimientos y hechos que llevamos dentro, en nuestros genes, en nuestra mente y sangre; es la Humanidad. Son asimismo, dualidades impregnadas como sellos, como tattoos grabados en la piel psíquica; todos llevamos dentro esos dioses y demonios, ese Cain y Abel, ese Ying & Yang, tesis y antítesis, cielo y tierra, agua y fuego, vida y muerte, amor y odio, un largo etcétera de elementos en pugna. Esta dialéctica, esta dinámica de contrarios, amalgama nuestra existencia, y es el combustible que marca nuestra evolución. Nos permite comprender que el ser humano está compuesto de estos dos conceptos enfrentados. La extensa Historia lo demuestra. La agitada actualidad lo confirma. Por tanto, no es de extrañar que nuestro mundo sea una constante lucha entre ambos valores y ver cual de ellos prevalece sobre el otro. El sistema de poder, responsable y gran conductor de esta doble ambigüedad humana, lo sabe, y saca provecho de ello para obtener su primacía y control sobre la sociedad, su principal fuente de subsistencia. Platón ya lo advirtió siglos atrás, con su célebre mito, el jinete y los corceles blancos y negros.

Y es que el ser humano es así, lleva adherido el germen y la cura al mismo tiempo, y sólo él, marca su destino; la libertad queda supeditada a esa doble ambivalencia, porque tan libre es el ser humano de hacer el bien que de hacer el mal; la elección depende de las personas, de los que controlan y dinamizan la sociedad, de los valores que instauran, y de los objetivos que persiguen. Muchas veces se utiliza el bien para obtener el mal, y otras se usa el mal para alcanzar el bien; hay momentos en la existencia humana que ha sido así, pero actualmente el mal se ha disfrazado de falsa bondad para hincar sus zarpas en el corazón de los hombres, y conducirlos hacia una maquinaria completa de domesticación y falsas libertades. Los humanos son el peor enemigo que tiene el Sistema, y es por ello que debe controlarlos, para así garantizar su permanencia en la cima de la pirámide.

La libertad individual ha sido siempre el sueño de todo ser humano, es por lo que siempre ha luchado y se ha opuesto al Poder. Es una necesidad básica que permite la consecución de la máxima felicidad, sin ella el ser humano se convierte en esclavo, en un paria sumiso incapaz de construir nada. El sistema lo sabe y por eso sus líderes políticos prometen darnos esa ansiada libertad que, en el fondo, nunca dan. Lo saben y por eso se mueven en torno a una vieja ley: controla las necesidades básicas de los seres vivos y obtendrás su completa sumisión y control.

Cabe recordar que la libertad es lo que define nuestra forma de pensar, sentir y ser, y gracias a eso, se edifica un tipo de sociedad u otro. La capacidad que tiene un pueblo para ser libre, es lo que marca su desarrollo y destino, para bien, o para mal. La libertad es pues, una llave que abre las puertas de la autorrealización, pero que a su vez es un instrumento fácilmente robable y convertible en cerrojo con tal fin de impedirla. La necesidad de libertad es tan fuerte que incluso en repetidas ocasiones hemos ido a la guerra para imponerla o defenderla, en cualquier parte del mundo, y en cualquier momento de la historia. En nombre de ella, se ha torturado, matado, exterminado, perseguido, mutilado, reprimido, pero si damos un paso atrás, veremos lo que realmente significa hoy en día, veremos que se trata de un concepto muy extraño, y completamente limitado, que se juega como una carta comodín según la jugada.

Es por ello que los políticos se comprometen con ella para liberarnos de la vieja burocracia, de los obsoletos cánones, pero ojo, hay una sutil trampa, crean en su lugar, un sistema de mayor control, impulsado por objetivos concretos y números definidos, cuyo finalidad, es obtener la máxima obediencia. Los gobiernos que más prometen y se jactan de defender las libertades internacionales son, justamente, los gobiernos que más han presidido y fomentado la desigualdad, la represión y los sucedáneos camuflados, construyendo todo un colapso dramático en la movilidad social. Por ejemplo, concretamente en Irak y Afganistán, el intento de imponer la libertad ha dado lugar a un sangriento caos y al nacimiento de un gobierno autoritario antidemocrático. Esto, a su vez, ha ayudado a inspirar ataques terroristas en todo el mundo, sembrando el miedo y la inseguridad, con el fin de justificar la reducción de las libertades personales e instaurar nuevas medidas de seguridad represoras. Como afirmó Naomi Klein en su célebre Doctrina del Shock, crear el miedo y la inseguridad para luego justificar y construir sus contrarios, es decir, en sus propias palabras, a través del shock, forzar a la gente a ser obediente.

KarlFM.-


The Trap (La Trampa) es el último trabajo del realizador británico Adam Curtis (también creador de El Poder de las Pesadillas). Este fascinante documental narra de forma contundente los orígenes de nuestra idea actual y limitada de la libertad. La serie fue emitida en la BBC en marzo del 2007 y consta de 3 episodios pero es tan realista como si estuviera realizada ayer mismo. Se trata de un excelente trabajo que muestra cómo la creación de un modelo simplificado de los seres humanos como criaturas egoístas, casi robóticas, condujo al concepto moderno de libertad. Este modelo derivaba de ideas y técnicas desarrolladas por los estrategas nucleares durante la Guerra Fría para controlar el comportamiento del enemigo soviético.

El matemático John Nash (ganador del Premio Nobel y polularizado en la película Una Mente Maravillosa) partía de la idea de que todos los seres humanos actúan de la misma forma: como criaturas egoístas que sólo piensan en su propio beneficio y constantemente modifican sus estrategias para sacar el máximo provecho de los demás. De ahí que era posible tratar de predecir sus movimientos, basándose en los postulados de las Teorías de los Juegos. Este mismo modelo fue desde entonces desarrollado por biólogos genéticos, antropólogos, psiquiatras radicales y economistas del libre mercado, y ha llegado a dominar tanto el modo de pensar político como el del resto de áreas de los ciudadanos. Es un modelo de influencia que ha arraigado en la base de las ideas liberales de las actuales democracias reguladas por las fuerzas del mercado, de la antipsiquiatría y de la ciencia psiquiátrica modernas.

El resultado, según Curtis, ha sido este paradójico y extraño mundo en que vivimos, que parece haber copiado al pie de la letra lo peor de las distopías imaginadas por George Orwell (1984) y Aldous Huxley (Un Mundo Feliz), respectivamente: un mundo dominado por la cultura del mal, del miedo, desbordado por la burocracia, el mercantilismo desenfrenado, donde se cortan las libertades individuales en nombre de la libertad y la felicidad propulsada desde el Sistema y que puede ser alcanzada a través de medios artificiales, como con una simple píldora. Los tres capítulos de The Trap resultan imprescindibles para descifrar la retorcida realidad en la que vivimos inmersos, sin percatarnos de sus paradojas.

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