Su rostro refleja el enfado de ver este mundo y sociedad cayendo hacia el abismo, donde el Poder triunfa y los ciudadanos se debilitan. Juan Diego Ruíz Moreno es de esas personas con las que te sientas a hablar y no
percibes lejanía alguna. Ni por edad, ni por espacio vital, ni por las
vivencias que han acompañado a la existencia de cada uno. Es un ser humano que
nunca ha renunciado a decir lo que pensaba, ni en los tiempos de la represión
franquista ni ahora que expresa su impotencia ante un “adversario invisible”,
que ataca con palabras vacías.
He aquí sus palabras en una reciente entrevista en la website de Público.es:
Luchaste muchos
años contra la dictadura. ¿No te parece más complicado hincarle el diente a
este ‘enemigo’ tan disperso?
Sin lugar a dudas. Enfrentándote a la dictadura corrías
peligro de muerte, inmediata y tangible. De hecho, cayeron compañeros en las
manifestaciones. Ahora te matan de otra manera. El sistema anula las
personalidades y las ideologías de una forma estudiada y sistemática. El
problema es que no te das cuenta porque estás en una paranoia constante
pensando en cómo sobrevivir. Pero te vas muriendo desde el momento en que te
quitan la dignidad. Te llaman y te dicen pasa, miran tu currículum y te
chulean, “¿con esto quieres trabajar aquí? ¿qué has hecho antes?”, –“Pero señor, tengo 20 años”, – “¿Y qué?”. Entonces
sales de allí temblando, con tu carrera y tus ‘nosecuantos’ cursos… Te anulan,
y por otro lado te distraen: que si Twitter, que si el fútbol… Eres un bulto
democrático, no un ciudadano.
Dices que antes
salir a la calle era más peligroso, pero ¿no hacía más daño al poder?
Es verdad que ahora no escuchan, pero sirve. No hagamos caso
a la falacia del señor Rajoy y su mayoría silenciosa. Salir a la calle hace que
no nos durmamos, crea conciencia de que hay que pelear, de que siempre hay una
esperanza contra ellos, aunque no solucione nada a corto plazo.
Y la “mala imagen
exterior” que da tanta gente manifestándose en las calles…
Eso es una enorme mentira. Ya lo tienen todo hablado, cuánto
vamos a pagar, cuándo… Juegan al despiste. Sale cada dos por tres De Guindos
hablando como si lo supiera todo, bla, bla, bla… y te cuenta que el año que
viene ya no habrá crecimiento negativo y mamarrachadas de ese tipo. Y mientras
la gente se queda pensando en eso ya te la han metido por otro lado.
Eso enlaza con la “La lengua madre”, donde se alude a la perversa
maraña del lenguaje…
Es que no dejan de introducir expresiones como cash flow,
activos tóxicos… Yo no tengo ni puta idea de economía, pero antes con cuatro
nociones de Keynes entendías el periódico. Incluso podías leer entre líneas.
Todo lo que había alrededor era humanamente descifrable, no programado por
‘máquinas’ que determinan el destino de un país. Lo de ahora es la
globalización de esa elite que gobierna el mundo. Están dando órdenes a sus
capataces, que son los presidentes del Gobierno, los encargados de que
trabajemos 14 horas, de que cobremos cada vez menos. Y de vez en cuando les
preguntan “¿qué tal?”; “bien, está hecho, van entrando…”.
Veo que compartes
una desafección política casi generalizada. Pero, ¿crees que es momento de no
votar?
Eso es más complicado. No votar ha dado la mayoría absoluta
al PP. Y, ¿cómo manejas los tiempos en que te toca vivir? La vida se pasa
rapidísimo y la barbaridad que están haciendo estos, con total impunidad, es
muy grande. Si no hubiese ganado el PP así habría sido más difícil para los
mercados dar este golpe de Estado. Pero les hemos dado carta blanca.
¿No empezó antes ese ‘golpe de Estado’?
Claro, empezó en los años 70, cuando los bancos centrales
dejaron de hacer su función y comenzaron a plegarse a los mercados. Ahí los
mercados empezaron a crecerse, hasta que se hicieron con el poder absoluto de
las economías nacionales. La globalización y la libertad de capitales ha
precipitado todo, y cada día hay menos Estado. Parecíamos un país que iba a
remontar el vuelo, con gente preparada, y nos están obligando a ser un país de
camareros cultísimos, donde el que te sirve el café es licenciado y encima
tiene que ocultarlo para que le den el trabajo.
Ahora que la
valoración de los políticos es pésima, se tiende a destacar a los que hicieron
la transición. ¿No se les ha idealizado?
Sí, la correlación de fuerzas políticas en la transición se
hizo para que la izquierda no interviniese en los asuntos del país. Cuando se
abre el melón democrático se produce una desideologización de los políticos. La
mayoría deja de hablar de lucha de clases, de plusvalía… se entierran conceptos
de la izquierda transformadora que no aparecen más, y que también van muriendo
entre los ciudadanos.
Otro tema delicado
es el de las identidades frustradas dentro del Estado…
Se falta al respeto continuamente en ambas direcciones, y
mientras no se están cubriendo las necesidades básicas de la gente. ¿Es
importante el tema? Sí, importantísimo, pero si no hay ciudadanos no hay
nacionalidad. También hay mucho chovinismo, claro. Viajando se cura eso de
“como Sevilla no hay ná”.
Dice Julio Anguita
que un país con un 57% de paro juvenil no tiene futuro.
Con razón. Es que van directamente al matadero, sin haber
empuñado el arma de la defensa ideológica, porque ya ni siquiera creen en los
partidos. En nuestra época la situación era tan manifiestamente injusta que
cuando te ponías enfrente te cargabas de razón. Ahora hay una mano invisible
que te detiene en tu desarrollo humano y profesional. Están cometiendo uno de
los mayores crímenes que se pueden hacer. Están gaseando ideológicamente a la
gente.
¿En qué tienes fe?
En casi nada. En la razón, si acaso. Pero vamos, soy
agnóstico de casi todo, hasta que me tocan los cojones y me hago ateo.
¿Ni siquiera en la
política?
En la política en serio, no en esto que se está haciendo,
que solo trae desgracias.
¿Haberte señalado
ideológicamente desde joven te ha perjudicado?
Ya me lo decía mi madre, “no te metas en política”… Supongo
que sí, pero otros no han hecho nada y les ha ido peor. Son decisiones que se
toman y hay que ser coherentes.
¿Ha cambiado tu
percepción del dinero?
En los últimos años sí, porque apareció un hijo, que ahora
es adolescente, y me dije “hostia”, tú ya tienes una edad y un hijo, y hay que
darle de comer, déjate de tanta bohemia.
Parece que la
derecha disfruta llamando “estómagos agradecidos” a los artistas.
Ese discurso ha calado en un grupo determinado de la
derecha. No hay nada en el mundo que no esté subvencionado. ¿A mí qué me enseña
la Iglesia Católica más que a joderme la vida, y se le dan 3.600 millones de
euros al año? Es una barbaridad que suban el IVA al 21% en los teatros y que en
los toros y en el fútbol sea del 10. Pan y circo.
Texto: David Losa.
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