La manipulación genética de los alimentos
supone un riesgo para nuestra salud. La ciencia tiene un conocimiento
extremadamente limitado sobre los efectos a largo plazo de la liberación de
estos organismos en el medioambiente y en la dieta de las personas.
Sin embargo, sin que en la mayor parte de
los casos seamos informados de ello, los derivados de los OMG acaban
frecuentemente en nuestros platos, bien a través de ingredientes derivados de
transgénicos (por ejemplo, lecitinas de soja, harinas de maíz, almidones,
aceites y grasas, proteína de soja, o ingredientes derivados de la colza), bien
a través de los animales que consumimos, los cuales han sido alimentados con
transgénicos. Además, productos frescos como la papaya transgénica estén
disponibles en el mercado de ciertos países. Es posible que en un futuro
próximo se autorice el arroz transgénico.
Debido a la presión de los consumidores,
los supermercados de algunos países han abandonado los alimentos modificados
genéticamente de sus estanterías y muchas empresas productoras de
alimentos han eliminado los ingredientes transgénicos de sus productos. Además,
algunos productores líderes en carne de cerdo y pollo se han comprometido a no
alimentar los animales con piensos transgénicos.
Es imperativo proteger a la ciudadanía de
los peligros de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente). Sin embargo, en
muchos países hay fábricas y compañías que se niegan a informar al público
acerca de la presencia de OMG en sus productos.
Tenemos derecho a elegir. Las autoridades,
en aplicación de las normas internacionales, deben obligar a que se
proporcione en el etiquetado la información necesaria para una toma de
decisiones adecuada en la elección de los productos agrarios y ganaderos.
GREENPEACE
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Las ratas alimentadas con maíz transgénico mueren antes y sufren cáncer con más frecuencia que las demás. Así se desprende de un estudio publicado este miércoles por la revista internacional Food and Chemical Toxicology, que califica los resultados de "alarmantes".
"Los resultados son alarmantes.
Observamos por ejemplo dos o tres veces más mortalidad entre las hembras
tratadas (con transgénicos). Hay entre dos y tres veces más tumores en las
ratas tratadas de los dos sexos", ha explicado a la AFP Gilles-Eric Seralini, profesor de la
Universidad de Caen, que dirigió el estudio.
Para realizar el estudio, se
alimentaron doscientas ratas durante un máximo de dos años de tres maneras
distintas: únicamente con maíz transgénico NK603, con maíz
transgénico NK603 tratado con Roundup (el herbicida o más
utilizado del mundo) y con maíz no modificado genéticamente tratado con Roundup.
Ambos productos (el maíz NK603 y el herbicida) son propiedad del grupo estadounidense
Monsanto.
Durante el estudio el maíz
formaba parte de una dieta equilibrada, en proporciones equivalentes al régimen
alimenticio en Estados Unidos.
"Los resultados revelan una mortalidad
mucho más rápida e importante durante el consumo de los dos productos",
indicó Seralini, un investigador que
forma o formó parte de comisiones oficiales sobre los transgénicos en 30 países
distintos.
"La primera rata macho alimentada con
transgénicos muere un año antes que la rata indicador (es decir, que no se
alimenta con transgénicos). La primera rata hembra ocho meses antes. En el 17º
mes se observan cinco veces más machos muertos alimentados con 11% de maíz
(transgénico)", explica el científico.
En lo que concierne los tumores,
aparecen en los machos hasta 600 días antes que en las ratas indicador (en la
piel y los riñones). En el caso de las hembras (tumores en las glándulas
mamarias) aparecen una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con
transgénicos.
Los investigadores descubrieron
que el 93% de los tumores de las hembras son mamarios mientras que la mayoría
de machos murieron por problemas hepáticos o renales. El artículo de Food and Chemical Toxicology, del que la
AFP pudo obtener una copia, muestra imágenes de ratas hembra con tumores más
grandes que pelotas de ping-pong.
"Con una pequeña dosis de Roundup, que corresponde a la cantidad
que se puede encontrar en Bretaña (norte de Francia) durante la época en que se
esparce este producto, se observan 2,5 veces más tumores mamarios"
que normalmente, explica Seralini.
El director del estudio explicó
que los transgénicos agrícolas son organismos modificados para resistir a los
pesticidas o para producirlos y recordó que el 100% de transgénicos cultivados
a gran escala en 2011 fueron plantas con pesticidas.
"Por primera vez en el mundo, un
transgénico y un pesticida han sido estudiados por su impacto en la salud a más
largo plazo de lo que habían hecho hasta ahora las agencias sanitarias, los
gobiernos y la industria", dijo el director del estudio.
Según Seralini, los efectos del maíz NK603 sólo habían sido analizados
hasta ahora en periodos de tres meses. Algunos transgénicos ya fueron
analizados durante tres años, pero nunca hasta ahora con análisis tan en
profundidad, dijo el científico.
También es la primera vez, según Seralini, que el pesticida Roundup
ha sido analizado a largo plazo. Hasta ahora sólo su principio activo
(sin sus coadyuvantes) había sido analizado durante más de seis meses. "Son los
mejores test que se pueden llevar a cabo antes las pruebas en humanos", explica
el científico.
El estudio fue financiado por la
fundación CERES, financiada en parte por unas cincuenta empresas, algunas del
sector de la alimentación que no producen OMG, así como por la fundación Charles Leopold Meyer para el Progreso de la Humanidad.
Los expertos vinculados a los
transgénicos restan importancia al informe
Por su parte, una asociación de
expertos favorables a los organismos genéticamente modificados (OGM) ha
asegurado que hasta ahora ningún estudio ha dejado patente los efectos tóxicos
en animales.
"Existen numerosos estudios
toxicológicos que han evaluado los efectos a largo plazo de los OGM en la salud
de los animales. Estos estudios realizados con ratas, pero también con otros
animales, por parte de investigadores de distintos horizontes, nunca revelaron
efectos tóxicos", dijo la Asociación
Francesa de Biotecnologías Vegetales (AFBV).
El estudio publicado hoy, según
la AFBV, "no es el primero en evaluar los efectos a largo plazo de
los OGM en la salud", contradiciendo el informe que asegura que
sí es el primero en el mundo en hacerlo. La AFBV, que dijo tener a disposición
del público "la
lista de esos estudios (...) para los que deseen tener información
diversificada", indicó que esperaría los detalles del estudio
dirigido por Seralini para pronunciarse.
España autorizó el cultivo del maíz transgénico cuestionado
en Francia.
El Gobierno autorizó experimentos
con maíz transgénico NK603 en seis comunidades autónomas en el año 2011. Esta
variante está en el punto de mira tras la publicación de un estudio que revela
que las ratas alimentadas durante toda su vida con este tipo de grano,
comercializado por la multinacional Monsanto, sufrieron tumores y daños
múltiples en órganos vitales.
El
informe, realizado por investigadores franceses y publicado este
miércoles en la prestigiosa publicación Food
and Chemical Toxicology es el primer análisis que se realiza a largo plazo
sobre los efectos del maíz transgénico en la salud y los resultados han puesto
en jaque al Gobierno francés .
Los Ministerios galos de Sanidad, Medio Ambiente y Agricultura han
anunciado que trasladarán el informe a a la Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria y el gobierno de François Hollande no descarta pedir a la UE la suspensión de
urgencia la importación de este tipo de maíz.
En España, el Ejecutivo autorizó
en 2011 la realización de experimentos con este cereal a las empresas agrícolas Pioneer y Monsanto en 34 parcelas de 12 provincias.
Un año antes, recibieron permiso 38 localizaciones. El Gobierno todavía no ha
facilitado los datos de 2012, pese a que el Ministerio
de Medio Ambiente publica el informe generalmente entre los meses de abril
y mayo.
“El uso de este maíz en España es
experimental, pero el problema es el contagio. No sabemos si los cereales o
vegetales que se cultivan en los terrenos colindantes han sido contaminados y
han entrado en la cadena alimentaria”. La directora ambiental de Amigos de la Tierra, Liliane Spendeler, critica la ausencia de un seguimiento exhaustivo
de las parcelas en las que se experimenta con este tipo de transgénicos.
El responsable de Greenpeace
de Transgénicos, Luis Ferreirín,
insiste en esta idea: “Este tipo de experimentos deberían hacerse en lugares
cerrados. Al aire libre es imposible controlar que no se contaminen los
cultivos convencionales o ecológicos. Incluso pueden ser contagiados a través
de la apicultura”.
La organización ecologista ha
solicitado el informe a Criigen, el centro de
investigación e información sobre ingeniería genética que ha desarrollado el
estudio, para analizar la posibilidad de pedir una moratoria europea para todos
los cultivos transgénicos. “Nos hemos puesto en contacto con el investigador
Seralini, el autor del análisis, para que nos facilite los resultados”.
Ferreirín destaca que es el primer informe independiente que se realiza a largo
plazo sobre los efectos de este tipo de productos. “Es la primera vez que se analiza el
impacto sobre la salud de un alimento genéticamente modificado. Hasta ahora
solo se habían publicado estudios de tres meses hechos por las propias
multinacionales. Los resultados son alarmantes y refuerza nuestros temores
sobre la peligrosidad de estos productos”.
En Europa solo está permitido
cultivar y comercializar la variedad de maíz
transgénico Monsanto MON810. La
multinacional BASF logró en 2010 la
licencia de cultivo de la patata
transgénica Amflora, pero el rechazo unánime de la sociedad hizo recular a
la empresa y retiró la comercialización de la Unión Europea.
Sin embargo, la UE importa varios
cereales transgénicos para la alimentación animal y autoriza varios
transgénicos como ingredientes o aditivos para preparar alimentos humanos. Y se
pueden encontrar potencialmente en cereales para desayuno, galletitas de
aperitivo, pan rallado, platos preparados, salsas, fiambres, cremas de postre,
sopas, pasteles, etc.
También provienen del maíz y la
soja muchos aditivos alimentarios, como almidón
oxidado (E1404), fosfatos de almidón (E1410, E1412 a E1414), sorbitol (E420),
lecitina de soja (E322) o aceite de soja oxidado (E479b). El maiz NK630 es uno de los transgénicos
que ha recibido la autorización de la UE para ser importado como
alimentación animal y humana.
La directora de Amigos de la Tierra y Luis Ferreirín coinciden en las
conclusiones: "El NK603 ha llegado a nuestra cadena alimentaria y las
consecuencias de este informe debería ser que las autoridades españolas y
europeas tomasen cartas en el asunto de forma inmediata”
R. Queimaliños
Periodista.