"La guerra es un negocio sucio. Siempre lo ha sido. Es
posiblemente el más antiguo, fácilmente el más lucrativo, y seguramente el más
cruento. Es el único que es internacional en su alcance. Es el único en el que
los beneficios se calculan en dólares y las pérdidas en vidas.”
General Smedley D. Butler, del Cuerpo de Marines de Estados Unidos,
el militar más condecorado en la historia de ese país.
¿Quién gana con la guerra? ¿Por
qué es un negocio bombardear un país hasta dejarlo en ruinas? Después de la
matanza, las empresas reemplazan a los aviones de combate. Los mismos países
que, por ejemplo, bombardearon Libia, ahora reciben contratos millonarios para
su reconstrucción ... ¿A quién le importan las vidas cuando con ellas se pueden obtner multimillonarias sumas de dinero y ventajosos beneficios de todo tipo?
“Libia es un país rico en reservas de petróleo, hay oportunidades para
que los británicos y otras empresas participen en la reconstrucción".
Philip Hammond.
ministro de Defensa británico.
John Hilary, director ejecutivo de War on Want, una organización que lucha contra la pobreza en
los países en desarrollo, asegura que después de las guerras las empresas de
los países involucrados en las mismas obtienen los mejores contratos: “Bombardeamos, destruimos y después
obtenemos contratos para la reconstrucción”.
El periodista australiano John Pilger , por ejemplo, que “Libia es una fuente con más petróleo que
cualquier otro país en África, incluso Nigeria ... El Consejo Nacional de
Transición dijo a Francia que si enviaba sus aviones al país le otorgaría a la
empresa Total (primera empresa gala del sector) el 35 % de las reservas libias
de petróleo”.
El analista mexicano Alfredo Jalife explicó a Telesur por qué la OTAN gana con la
destrucción y luego la reconstrucción de Libia. El analista hizo una
analogía entre Iraq, Afganistán y Libia, y señaló que ninguna de las tres
naciones “tiene infraestructura de
ninguna índole, están totalmente destruidas, pero eso es parte del negocio,
porque luego van a la reconstrucción y ya tienen ignorado el dinero de la gran
riqueza del país.”
Las guerras son un negocio
redondo para los vencedores. ¡Pero a qué precio! ¿No es acaso el ser humano un
animal racional? ¿Qué racionalidad puede haber en un conflicto armado, donde
además, quienes cosechan fortunas, no participan en la batalla? Solo tiran a
pelear a un hombre contra otro, como en el circo romano.
Así escribió el general Smedley D. Butler, en su libro War is a Racket: “Por lo
menos 21 mil nuevos millonarios y multimillonarios fueron creados en EE.UU.
durante la Guerra Mundial. Son los que admitieron sus inmensas ganancias con
sangre en sus declaraciones de impuestos. Nadie sabe cuántos otros millonarios
de la guerra falsificaron sus declaraciones de impuestos. ¿Cuántos de esos
millonarios de la guerra cargaron un rifle? ¿Cuántos de ellos cavaron una
trinchera? ¿Cuántos de ellos supieron lo que significa pasar hambre en un hoyo
infestado de ratas? ¿Cuántos de ellos pasaron noches de insomnio y terror,
evitando las granadas, la metralla y las balas de las ametralladoras? ¿Cuántos
de ellos esquivaron la bayoneta de un enemigo? ¿Cuántos de ellos fueron heridos
o muertos en batalla?”