Dos libros, Semillas de Destrucción y Corruptos
hasta la Médula, junto con la película El
Ciclo Idiota, establecen el marco y ofrecen las pruebas de un esfuerzo
concertado primero para producir la enfermedad y luego tratar de ofrecer el
remedio, de modo que en el proceso se obtengan ganancias muy sustanciosas.
Cuando tenemos en cuenta otras medidas recientemente adoptadas por las empresas
transnacionales y por los gobiernos, se muestran maniobras de tonos siniestros.
Los autores William Engdahl y Shiv Chopra
aparecen en la película El Ciclo Idiota,
de Emmanuelle Schick García; el film
muestra todo aquello que no se nos dice sobre el cáncer. Ambos escritores
presentan pruebas de cómo las corporaciones en conveniencia con los Gobiernos,
adulteran los alimentos y los suministros de agua con sustancias peligrosas que
causan enfermedades. Es el caso del fluoruro. En el libro de David Gumpert, La Revolución de la Leche Cruda, se echa un vistazo a la guerra que
el gobierno de los EEUU ha emprendido contra la industria de los productos
lácteos naturales. Seis empresas, Dow
Chemical, BASF, Bayer, Dupont, Astrazeneca (Syngenta) y Monsanto, aparecen en El Ciclo del Idiota, que actuando de conformidad
con los gobiernos liberan sustancias químicas cancerígenas para luego las
mismas empresas del complejo químico vendan a continuación sus remedios. Es un
ciclo que sólo un idiota puede tolerar. La película aún va más lejos, mostrando
cómo los alimentos modificados genéticamente tienen efectos potencialmente
desastrosos sobre la salud y el medio ambiente.
Para la realización de la
película. García y su equipo
estuvieron investigando durante más de tres años. La película está llena de
hechos inquietantes. ¿Saben las personas que los productos químicos de síntesis
producen más cáncer que otros o que sólo del 10 al 5% de los cánceres son
heredados genéticamente? La película afirma que en el año 2002 las 10
principales compañías de medicamentos ganaron más dinero que las restantes 490
empresas de EEUU en su conjunto. Estas empresas ingresaron 1600 millones de
dólares al mes en tratamientos contra el cáncer, por lo que ya entendemos por
qué se denominan Big Pharma.
Cosas tan importantes como éstas
hacen que la película sea una visita obligada. La película adquiere una nueva
dimensión cuando se empiezan a establecer conexiones entre los alimentos
modificados genéticamente. Es con este enfoque adicional cuando aparecen los
rasgos más siniestros de toda esta Industria. En las entrevistas que aparecen
en El Ciclo del Idiota están las de
los conocidos Arpad Pustazi, Gilles-Eric
Serralini y Shiv Chopra, dos de
los cuales perdieron su empleo y sufrieron campañas de desprestigio en su
reputación profesional. En la cuestión de los transgénicos ser crítico con
ellos y transmitir el mensaje de que son peligrosos para la salud humana y para
el medio ambiente, puede costar a cualquiera su carrera.
***
Arpad Pusztai
(bioquímico y científico húngaro).
Arpad Pusztai es quizás el científico más famoso que aparece en la película. Su primera denuncia sobre los riesgos de los cultivos transgénicos viene ya del año 1998, lo que le condujo a perder su puesto en el Rowett Research Institute de Escocia. Después de estudiar durante 35 años en el campo de la biotecnología, Pustazi aparecía como unos de los más importantes expertos en este campo tan especializado. En 1995, recibió 1,5 millones de dólares por parte del gobierno del Reino Unido para que realizase un estudio sobre la metodología de ensayo en la evaluación de los cultivos modificados genéticamente. Fue el primer estudio mundial independiente sobre la inocuidad de los alimentos modificados genéticamente. William Engdahl entrevistó a Pusztai en el año 2007 para su libro Semillas de destrucción: la agenda oculta de la manipulación genética. Engdahl señala que Pusztai “estaba completamente seguro de que el estudio confirmaría la seguridad de los alimentos modificados genéticamente”. Su equipo empleó patatas modificadas genéticamente por Monsanto para producir un insecticida.
“Las ratas alimentadas durante más de 110 días con una dieta a base de
patatas modificadas genéticamente produjeron cambios en su desarrollo. Tenían
un tamaño y peso significativamente menor que las ratas del grupo de control
alimentadas con patatas no modificadas. Pero lo más alarmante, sin embargo, fue
que las ratas alimentadas con las patatas transgénicas mostraban un hígado y un
corazón notablemente ambos más pequeños, y un sistema inmunológico más débil. Y
también el hallazgo en las pruebas de laboratorio realizados por Pusztai de que
el cerebro también era más pequeño en comparación con las ratas alimentadas con
patatas no OGM” (William Engdahl).
Cuando informó del hallazgo en la
televisión nacional, excluyendo la información relativa al menor tamaño del
cerebro para no inducir al pánico, añadió que no volvería a comer alimentos
modificados genéticamente. Durante dos días el Instituto lo apoyó y aplaudió,
diciendo incluso en un comunicado de prensa que estos resultados estaban
basados en una serie de estudios cuidadosamente controlados. Pero luego vino la
tormenta. El presidente Bill Clinton
se puso en contacto con el primer ministro británico Tony Blair, que llamó al jefe de Pusztai en el Instituto. A los dos días Pusztai fue despedido, junto a su esposa, otra investigadora
respetada en Rowett. Comenzó así una campaña en los medios de comunicación para
desacreditar tanto a su persona como su investigación, como reveló el
periodista británico Andrew Rowell.
Se les impidió defenderse bajo la amenaza de que perderían sus pensiones. En El Ciclo del Idiota, Pusztai califica de criminales a los que
han extendido los cultivos transgénicos en el mundo sin completar los estudios
de seguridad, especialmente cuando los estudios preliminares muestran posibles
graves daños para la salud.
***
Eric-Gilles Seralini
(Investigador y profesor de bilogía molecualar de la univceridadd e Caen,
France).
El siguiente científico famoso en
aparecer en el debate sobre los transgénicos es Eric-Gilles Seralini, cuyo innovador estudio ya tratamos aquí
Seralini también ha sido vilipendiado por la comunidad biotecnológica.
En El Ciclo del Idiota, se describe la batalla que tuvo que llevar a cabo para
dar a conocer los resultados de los análisis de sangre de las ratas que habían
sido alimentadas con maíz transgénico de Monsanto durante tres meses. Una vez
que la información se hizo pública, los científicos independientes podían
revisar la seguridad que dice Monsanto tienen.
Normalmente, dos años de pruebas
es el “patrón oro” en la comunidad
científica. Seralini calificó de
absurdo que sólo en tres meses de pruebas se permitiese la aprobación del maíz
transgénico en una docena de países. Cualquier científico estaría de acuerdo en
esto. Al revisar los datos en bruto que obtuvo Monsanto, él y su equipo
encontraron problemas: daños en el hígado y cambios fisiológicos que indicaban
condiciones pre-diabéticas ente las ranas alimentadas con el maíz transgénico
de Monsanto. Y sólo consumieron este maíz durante un período de tres meses.
La tasa de diabetes en los
Estados Unidos casi se ha duplicado desde que los alimentos modificados
genéticamente fueron comercializados en secreto en el año 1996. Hoy 26 millones
de personas lo tienen y otros 79 millones presentan condiciones pre-diabéticas,
según las recientes estimaciones del mes de enero de 2011. Estas cifras
incluyen las personas a las que se les ha diagnosticado la enfermedad, pero es
mucho mayor el número de personas que siendo diabéticas todavía están sin
diagnóstico. Si miramos sólo los diagnosticados de diabetes en las últimas tres
décadas (que es menor que el número real de los que padecen diabetes) vemos que
se ha triplicado desde 1980.
Muchos creen que la expansión del maíz y la remolacha transgénica, utilizado como edulcorante en los alimentos procesados, tales como el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, presente en muchos “refrescos”, como la Coca-Cola, Pepsi y Sprite (http://iniciativaciudadanaii.blogspot.com/2010/10/jarabe-de-maiz-mas-fructosa-de-lo-que.html); aunque eso no quiere decir que necesariamente proceda de cultivos transgénicos, son los responsables en buena medida de este aumento en la diabetes. Actos, de Takeda Pharmaceutical y Avandia, de GlaxoSmithKline, para el tratamiento de la diabetes tipo II, parece ser que aumentan el riesgo de insuficiencia cardíaca.
***
Shiv Chopra
(Microbiólogo y científico canadiense)
Shiv Chopra denunció a los Servicios de Salud de Canadá en su libro
Corruptos hasta la Médula: memoria de
las denuncias sobre salud en Canadá, en el que explica los objetivos de las empresas
químicas y sus protectores gubernamentales. A partir de los años 50-60, se dice
en la película, los productos químicos empezaron a jugar un papel muy
importante en la agricultura. “Por un
lado contaminan los alimentos de las personas y les hacen daño. Luego se
inventan otros productos químicos para tratarlos de las dolencias producidas
por aquellos”.
Chopra fue despedido finalmente de los Servicios de Salud de
Canadá, junto con otros dos, por “insubordinación”,
ya que se negaron a autorizar el uso prolongado de antibióticos y hormonas
transgénicas en animales destinados a la alimentación, teniendo en cuenta que
no había una seguridad en su utilización. En concreto, se negó rotundamente a
autorizar rBST, una hormona de crecimiento bovino modificada genéticamente,
creada por Monsanto y Eli Lilly para estimular la producción de leche en las
vacas lecheras. Los estudios demuestran que un alto porcentaje de las vacas
desarrollaban cojera y mastitis tras el suministro de la hormona transgénica.
En Corruptos hasta la Médula, nos enteramos que en uno de los procesos
que sufren los alimentos puede producirse una infección por los residuos de los
mataderos, la EEB, a través de la leche y la carne de los animales. La EEB es
conocida popularmente como la enfermedad de las vacas locas, que produce en los
humanos la enfermedad mortal de Creutzfeldt-Jakob (ECJ). Chopra ha hecho una contribución significativa a la salud humana
cuando habla de los cinco pilares de la seguridad alimentaria:
“La fuente de enfermedades transmitidas por los alimentos durante los
últimos 50 años viene de la aplicación indiscriminada de las siguientes cinco
sustancias que se utilizan en la producción de alimentos: las hormonas,
antibióticos, residuos de matadero, organismos modificados genéticamente y los
pesticidas”.
En el libro y en El Ciclo del Idiota se dice que se está
violando la Ley de Alimentación y Medicamentos de los Estados Unidos y Canadá
en el uso de estas sustancias. Debido a que las tres primeras están prohibidas
en la UE, Estados Unidos y Canadá no pueden enviar carne a la UE. Este problema,
no obstante, se sigue debatiendo en el seno de la Organización Mundial del
Comercio.
Andrés Carrasco
(especialista argentino en embriología molecular)
Andrés Carrasco, aunque no aparece en la película,
es otro científico mundialmente reconocido en el campo de la biotecnología es Él y su equipo
trabajaron en Argentina y Paraguay, encontrado que Roundup, de Monsanto,
produce defectos de nacimiento en las ranas y pollos: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/02/26/el-glifosato-produce-defectos-congenitos/
“Los hallazgos en el laboratorio son compatibles con las malformaciones
observadas en los seres humanos expuestos al glifosato durante el embarazo”,
dijo a GMWatch. En el año 2009 fue amenazado en su laboratorio, y en el año 2010 fue
agredido por la policía local y por los matones de un rico cultivador de arroz
transgénico.
Fuente del artículo: