jueves, marzo 17, 2011

ALERTA ROJA: MÁXIMO PELIGRO NUCLEAR


Quedaos en vuestras casas, cerrad las ventanas,
no encendáis los ventiladores y no colguéis la ropa fuera.

Yukio Edano
Portavoz del gobierno japonés a los ciudadanos del segundo perímetro afectado

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Con tan sólo pronunciar su nombre se produce una especie de parálisis interna, la cara se hiela y el cuerpo se cuartea como la dura piel de un lagarto tostado al sol. Es la energía nuclear, esa temible fuerza que asusta por el impacto cuando falla y por las consecuencias posteriores que desencadena, una bestia incontrolable capaz de tragarse de una sola bocanada a un país entero y dejar a sus escasos supervivientes como figuras de indescriptible horror.

La energía nuclear constituye una amenaza, una amenaza terrible capaz de freírte los huevos cuando menos te lo esperas. Hay quienes la defienden, argumentando sus bajos costes y su supuesta seguridad, pero cualquier accidente o siniestro relacionado con ella sitúa la vida en el más profundo precipicio. Teóricamente las centrales nucleares están diseñadas y construidas para soportar terremotos, huracanes y hasta colisiones de aviones. Pero si fallan, se dispara la alerta roja; es el gran peligro nuclear.

El ser humano depende absolutamente de las fuentes de energía; sin energía nada funciona y la civilización desaparecería como tal, ni siquiera resistiríamos en las cavernas ya que el fuego es la energía principal  para la supervivencia básica. Los seres humanos a lo largo de su historia no han parado de buscar esas fuentes energéticas que mantuvieran a salvo su existencia y forma de vida y el tiempo ha ido variando sus tipos. Sin embargo, todas las fuentes encierran problemas. No existe ninguna fuente de energía completamente fiable, segura, barata y útil para sostener la totalidad de las sociedades humanas. Todas las energías tienes sus pros y sus contras y encontrar una fuente de energía que cumpla todas las expectativas sin riesgos debería ser la principal búsqueda de toda civilización humana que se preste de inteligente porque si falla la energía, desaparecemos como especie.

Pero no sólo el tipo de fuente, sus costes y aplicaciones constituyen el problema energético de la civilización sino la cantidad de energía que se requiere para mantener el mundo funcionando. Somos demasiados y la cantidad desborda la calidad, ese es el gran dilema. Una placa solar, una torre de viento, una central de carbón o gas, no representan ninguna alteración en el medio ambiente y son opciones completamente sostenibles, pero cuando hay que alimentar y dar energía a más de 6.782 millones de personas en el mundo entero (censo de septiembre 2009) entonces la cosa cambia, toda lógica se viene abajo y los riesgos se disparan a sus máximas cifras. Es entonces cuando la economía se adueña de la inteligencia y las personas se convierten en números que hay que manejar según costes y rentabilidades. Cuando eso ocurre se sacrifican las calidades y el sentido común y entonces aparece el riesgo de negligencias y fallos. Todas las máquinas y tecnologías tienen un alto coste, mantenerlas y actualizarlas, y con el tiempo, acaban estropeándose y muriendo. La probabilidad de que ocurran los accidentes nucleares es muy baja, pero cuando suceden, ponen el mundo patas arriba, sus consecuencias pueden ser apocalípticas, porque la radiactividad produce graves daños en todo el biosistema. Es una opción energética muy peligrosa pues a pesar de su aparente limpieza cuando salta en pedazos contamina y destruye toda forma de vida.

Cuando se rompe un pantano, se produce un incendio, un tsunami o un terremoto, hay que lamentar las pérdidas humanas y materiales en una zona más o menos amplia, el daño es localizado, pero los daños provocados por la radiación nuclear  afectan a un área considerable de países, continentes y personas,  en mayor y menor medida, daños que se  alargan en el tiempo y por varias generaciones. Las autoridades siempre salen lanzando voces de tranquilidad pero la realidad es muy diferente, es terriblemente dramática.

A. Paredes
Blog: Zona Mileurista
http://blogs.que.es/14667/2011/3/16

Lo que está ocurriendo en Japón es un aviso para el mundo entero, dice Angela Merkel. Según las últimas noticias recibidas el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ya  advirtió a Japón, en diciembre de 2008, que sus centrales tenían un punto muy débil: las guías de seguridad contra los seísmos en Japón, sólo habían sido revisadas tres veces en los últimos 35 años y que si las barras de combustible no se enfrían, podrían derretir el contenedor que alberga el núcleo, o incluso explotar, liberando material radiactivo a la atmósfera.

Pero parece no escuchar las advertencias es algo muy común en la especie humana, sobretodo cuando están en juego costes y beneficios. La seguridad completa es un mito y mientras exista una sola posibilidad de error, el mundo puede saltar en mil pedazos. Mantenerse siempre en la cota máxima de últimas tecnologías implica asumir riesgos, invertir mucho dinero y aplicar mantenimientos constantes, esa dependencia genera desgastes y con ellos aparecen los fallos, humanos, técnicos o los causados por imprevistos naturales, como las catástrofes.

En la energía nuclear las causas económicas influyen  más
que la posibilidad de grandes siniestros.

Marcel Coderch
El Espejismo Nuclear

Que se impongan los mejores medios sobre seguridad sobre en las centrales nucleares no elude de que nos encontremos frente gigantescas bombas en potencia que pueden causar devastaciones sin precedentes, es una apuesta muy peligrosa porque las centrales nucleares son blanco frágil ante posibles e inesperados fenómenos naturales capaces de reventar los más sofisticados y perfectos sistemas de seguridad: nadie puede plantar cara a la fuerza incontrolable y desconocida de la naturaleza y cosmos. La energía nuclear, por tanto, no es segura, aunque el presidente francés Nicolás Sarkozy diga lo contrario. La energía nuclear es peligrosa no tan solo por los residuos que genera y la necesidad de preservarlos para que no causen daños a ningún ser vivo y medio ambiente, sino por la continua necesidad de control y renovación que precisan sus sistemas de seguridad que al mismo tiempo están en función de sus costes. Evitar exponer la vida a sus posibles reversos debería prevalecer sobre los intereses económicos. Pero el gran dilema siempre es el motor que mueve el mundo: la economía y los intereses que ésta genera y representa; y por más sentimientos y solidaridad que haya hacia los países y las víctimas afectadas, siempre hay un antes, un durante y un después, económicos, que son los que realmente manejan las realidades, sus problemáticas y soluciones.

Quienes diseñan centrales nucleares están pendientes de dos cosas: seguridad y coste. El problema es que la seguridad cuesta dinero.
Si gastas demasiado en ella la central nuclear no es competitiva.

Yuli Andreyev
Ex vicedirector del Spetsatom, organismo soviético de lucha contra accidentes nucleares.

Nos estudiaron pero no nos dieron auxilios.
Lo último que quería el gobierno japonés
es que subiera el número de supervivientes porque éstos cuestan dinero.

Mito Kosei
Superviviente de Hiroshima

Personalmente me cuesta entender cómo es posible que se construyan plantas nucleares en un país que se halla situado en uno de los epicentros sísmicos más activos del planeta y encima frente a un inmenso océano responsable de gran parte de los tsunamis que azotan el mundo. La respuesta es simple: carencia total de sentido común e intereses económicos. La tendencia de que todo riesgo es controlable y la ley del máximo beneficio, son las premisas que mueve a este sistema capitalista neoliberal. Avisó en su tiempo a Inglaterra, EEUU, Siberia y Rusia; ahora le ha tocado a Japón … ¿cuál será el próximo?

Pero es que además de lo dicho, tenemos la creencia de que muchas de las desgracias que ocurren en los demás no nos pasarán a nosotros porque sobrepotenciamos los medios que sostienen nuestras capacidades y sistemas; pensar así es una frivolidad.

Francia eligió de la energía nuclear, lo que constituye un elemento esencial de su independencia energética y su lucha contra los gases de efecto invernadero. La elección fue hecha bajo la condición de un nivel muy alto de seguridad de las instalaciones nucleares (56 en total). Sigo convencido hoy en día de la pertinencia de nuestras elecciones y a experiencia técnica en energía nuclear de Francia es reconocida en todo el mundo.

Nicolás Sarkozy
Presidente de Francia

Nunca hay que olvidar que todos, absolutamente todos, estamos expuestos, segundo a segundo, a los fallos, a los desastres, a la finitud, es decir, a nuestro fin como individuos y como especie humana; vivimos constantemente frente a la inmensa posibilidad de que cualquier catástrofe se nos lleve por delante.

Si una fuerza sísmica de escala 9 ha sido capaz de sumir en la desgracia a todo un país altamente desarrollado como Japón, una catástrofe mayor o una cadena de ellas, puede condenar a este país y a otros a daños irreversibles y retrocederlos en su historia; una fuerza multiplicada X veces superior a 9, será capaz de destruir por completo multitud de centrales nucleares y liberar todo su mortal material radioactivo a la atmósfera hasta el punto de poner en jaque mate a muchos países e incluso a la Humanidad misma. Muchos piensan que esto son ficciones, teorías catastrofistas, paranoias, exageraciones, pero mientras exista una sola posibilidad de que ocurra algo no previsto, debemos plantearnos si nuestro desarrollo va por el buen camino. Desconocemos la brutal fuerza del cosmos y plantarle cara es de necios; como dijo una vez el biólogo francés Jean Rostand (1894-1979): 

El hombre es un átomo irrisorio perdido en el cosmos inerte y desmesurado, sabe que su febril actividad no es mas que un pequeño fenómeno local, efímero, sin significación y sin sentido. Sabe que sus valores no le sirven más que a él, y que, desde el punto de vista sideral, la caída de un imperio, o incluso la ruina de un ideal, no cuenta más que el hundimiento de un hormiguero bajo el pie de un paseante distraído.

De esta forma, no tendrá otro recurso más que aplicarse en olvidar la inmensidad bruta, que le aplasta y le ignora. Repudiando el vértigo estéril de lo infinito, sordo al aterrador silencio de los espacios, tratará de volverse tan incósmico como inhumano es el universo; bravamente replegado sobre sí mismo, se consagrará humildemente, terrestramente, humanamente, a la realización de sus mezquinos designios, en los que fingirá poner la misma seriedad que si apuntasen a fines eternos.

No cabe duda de que nuestro progreso no ayuda a que se viva más acorde con la naturaleza, los seres humanos se han convertido en destructores de hábitats y devoradores de recursos naturales, y las formas de energía que sostienen la civilización son un auténtica bomba de relojería. Siempre hay que dejar abierta la posibilidad de que algo desconocido e imprevisible puede cargarse la vida en este planeta, aunque a muchos esto parece no importarles.


KarlFM.-

NOTA.

Desde esta página dedico mi más sincero apoyo, cariño y solidaridad al pueblo japonés que está viviendo uno de los peores momentos de su vida como nación así como a estos casi heroicos trabajadores que intentan desesperadamente enfriar los reactores de Fukushima y que han tenido que ser evacuados durante unas horas por los elevados niveles de radiactividad que tienen que soportar.

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