Parece ser que los objetos cotidianos o los souvenirs para turistas últimamente se han puesto a tiro político. Hace un tiempo atrás fue un zapatazo, un misil rápido de uso común que voló por el aire de una sala hasta incrustarse casi de lleno en uno de los rostros más odiados y maliciosos que ha parido el Tío Sam: George Bush; la víctima tuvo suerte de no ser alcanzado y salió tan pancho del susto; al lanzador del zapato le cayó todo el peso de la ley y nunca más se supo de el; sin embargo, George Bush, responsable de la muerte y sufrimiento de miles de personas, vive retirado alegremente con sus zapatillas compradas en una boutique de la quinta avenida de New York. Ironías de la vida.
Tiempo después la historia ha vuelto a repetirse, pero esta vez el lanzamiento de materiales ha cruzado continentes distintos y el arma utilizada no ha sido ni un zapato ni un boomerang aborigen, sino una miniatura de metal de la mismísima catedral de Milán; quizás el próximo lanzamiento a través del espacio terrestre quizás sea el Vaticano o la Sagrada Familia. No quiero pensar qué pasaría si el objeto lanzado fuera la Estatua de la Libertad. La víctima ahora ha sido un payaso más, un correcaminos de cara plastificada con sonrisa de mono llamado Berlusconi, alias Il Cavalieri, Primer Ministro de la bota italiana.
A diferencia de Mr. Bush, Don Berlusco, así prefiero llamarlo yo metamorfoseando al vino barato italiano Lambrusco, no se ha librado del impacto y ha recibido el misil volador en plena jetoncia, dejándole un mapa facial más propio de una película Gore de zombies que un producto de cirugía plástica de alto standing. La foto en las covers de la prensa internacional es más que explícita y, con todos los respetos, da para una carcajada con dolor de estómago incluido.
No cabe duda de que eso de agredir a los mandamases políticos no está bien, no de puede violentar a nadie y por supuesto que es condenable, mejor dicho … según los jerarcas eso de agredirse es más propio del populacho que de la jet society … Jajajaja!!! pero siempre hay excepciones y estemos o no de acuerdo, estaba cantado, tarde o temprano tenia que pasar.
Para ser sinceros y como bien dice el viejo dicho popular, ambos pimpinellos, Bush con su New World Order y Berlusconi con su afán de ser el novo capo di Italia, lo tenían merecido; el primero por todo lo que hizo y dejó, por suerte ya no está; el segundo, aunque si está, por las payasadas y bravuconadas que siempre hace y que al final le ha costado un simbólico ostión por payaso, putero, pervertido, prepotente, vacilón y gilipollas. Casi na!!! Si el primero era malo, un puro sangre de la saga Skull Bones, el segundo es un mafioso bobalicón que se jacta de sus complejos de inferioridad rodeándose de mujeres a las que no puede conseguir si no es pagando. Sólo hay que recordar los numerosos pleitos con la justicia que tiene pendientes y sus ya conocidos flirts sexuales con jovencitas y prostitutas de lujo.
Cuando veo las fotos del Cavalieri, cara ensangrentada y con dos dientes menos, no puedo evitarlo, me da risa porque me lo imagino como uno de esos hampones de comic underground haciendo un cunnilingus a una bella puttana de la Lombarda. Y es que viendo el careto que le ha quedado al italiano que soñaba con ser invulnerable (no es un nuevo titulo de la saga Larsson), no cabe duda que ahora tiene todos los décimos de Navidad para ser elegido como el mono más mono del 2009 o simplemente ponerse de moda como blanco para dardos en cualquier tavernucho irlandés. Ya sabes Don Berlusco .… Año Nuevo …. Cara Nueva.
Pero la cosa no termina aquí, a pesar del impacto recibido, el dolor, la vergüenza y la imagen por los suelos, su orgullo reactivo y visceral ha podido más que otra cosa; con la cara como la de un tomato napolitano, ha tenido la huevera de volver, segundos después del atentado, a la escena de donde tuvo lugar el contundente lanzamiento para alardear públicamente de lo que le habían hecho. El orgullo y la soberbia cuando son tan extremos no conocen el decoro, el límite y el saber estar, y es que ante la agresión pública, el “galán” herido quiso sacar su “macho pecho” ante los asistentes mostrando aun más su personalidad más grotesca. Curiosamente el agresor, Massimo Tartaglia, es un hombre de 42 años que, desde hace diez años, está sometido a tratamiento por problemas mentales.
Estas anécdotas me hacen recuperar parte de la historia ¿Recordáis la divertida bofetada española que asestó Ruiz Mateos de Rumasa al entonces ministro de Economía Miguel Boyer? O cuando el monarca de la Corona española Don Juan Carlos de Borbón dijo a presidente de Venezuela … ¿por qué no te callas? O cuando el mismísimo Hugo Chávez, tras la visita de George Bush en la Asamblea General de la ONU, dijo que “El diablo está en casa, ayer el diablo vino aquí. Este lugar huele a azufre”. Hay muchos más casos de políticos agredidos física o verbalmente pero a mi en lugar de asombrarme estos casos me producen carcajadas porque no hay nada más divertido que ver como los payasos estúpidos danzan en el circo.
De vez en cuando los payasos políticos hacen alguna buena gracia y consiguen que público aplauda pero la mayoría de ocasiones no tienen gracia, erran y aburren, con sus siempre cansinos discursos de despacho redactados por quien sabe quien, nos mienten, nos trampean, nos gorrean, nos timan, nos llevan a guerras, a crisis económicas, a escándalos, a humillaciones, etc., y lo más curioso del embolado es que encima de saber todo eso les votamos para que sigan cobrando sus grandes sueldos para se hagan un suculento rincón acomodado de cara a su retiro. El resto a apretarse el cinturón.
Un grupo de apoyo en Facebook a Tartaglia, nacido apenas una hora después del incidente, tenía pocas horas después de la agresión, una cifra ya de 43.000 firmas, lo que ha desencadenado la ira de la mayoría centroderecha cuyas voces llaman a cerrar la red y reprimir a sus usuarios.
A partir de ahora el Duomo de Milan se convertirá en una nueva maravilla del mundo y las tiendas agotarán sus existencias. Ojo al dato. Por tanto sería aconsejable que ciertos políticuchos se cubrieran la cabeza con cascos integrales y micro incorporado ya que parece que la política de tres al cuarto se ha convertido ya en una profesión circense y peligrosa. Como dice el viejo refrán … “Quien siembra tormentas recoge tempestades”.
Saludos.-
Aclaración:
No soy partidario de la violencia o de la agresión de ningún tipo, a nadie, no me gusta, ya que toda violencia es nefasta y condenable incluso la que justifica el Estado cuando la ejerce por interés, ley o ambición. Pero a veces hay personas que por sus hechos se meten en guaridas lobuznas por lo que es lógico recibir un duro zarpazo en el mejor de los casos. En la vida real de calle pasa cada dos por tres. Quien se mete en líos sale escarmentado.
Berlusconi no iba a ser menos que aquel ciudadano normal que recibe un puñetazo por decir a otro un insulto o una grosería; Berlusconi es un provocador, un tipo que le va la gresca, la mofa, las malas artes y la chulería del macho romano; ante la gente alardea como si Napoleón se creyera.
Un jefe de Estado puede cometer errores en su gestión pero no puede chulearse la moral, la seriedad entre otras cosas. No puede montarse orgías con prostitutas o tener flirts con jovencitas de 17 o 18 años, no puede comprar abogados para ocultar sus fechorías y desfalcos, no puede comportarse así y estrechar la mano al Papa y éste acogerle como un hijo amado, no puede decretarse a si mismo una ley que le convierta en invulnerable ante la Justicia, no puede decir la cantidad de sandeces que ha dicho, un tipo así no es un ejemplo para un país, una educación o un respeto, un tipo así debería estar en los muelles descargando cajas o de matón para cualquier Padrino de la Mafia.
No me imagino en España un jefe de gobierno de esta índole, imaginad por un momento qué pasaría si Zapatero, Rajoy, Merkel, Sarkozy, Obama o la Reina Isabel tuvieran el perfil y andanzas del italiano. No durarían ni un día en la poltrona del Poder. Cuando se es Presidente de una nación hay protocolos que cumplir, comportamientos que respetar, cosas que no se pueden hacer, por eso eres el ejemplo de la nación, y si te saltas las reglas del juego, atáñate pues a las consecuencias.
Parece ser que esto a muchos italianos les viene grande o no lo entienden porque nadie en su cabal juicio mantendría a un Jefe de Estado que se comporta de esta forma tan grosera. Así es Italia, un país donde conviven amistosamente Vaticano y Mafia, un país europeo con más cambios de gobierno que ningún otro tras la Segunda Guerra Mundial.
Los italianos tendrán un arte inolvidable, una riquísima gastronomía, buenos coches y una moda fascinante, pero en cuanto a política mejor que no hablen y dejemos correr un tupido velo. Ahora todo el mundo condena oficialmente el hecho de la agresión a Berlusconi, es lógico que van a decir, pero en el fondo la mayoría de personas probablemente escondan un “se lo tenía merecido”.
KarlFM.-
