Hoy en día vivimos a tal velocidad que apenas podemos ver las cosas que suceden a nuestro alrededor; vivimos bajo un ritmo tan frenético que el speed que nos mueve la vida conduce inevitablemente a una traumática ruptura con la realidad que nos circunda. Vivir no es pisar el acelerador a fondo y arrojarse sin freno por las autopistas del bienestar. Muy a menudo, hay que pulsar el stop vital y pararse a reflexionar, quitarse las orejeras que nos evita ser conscientes del infierno que abrasa más de la mitad del planeta.
Sabemos que hay personas que eso les importa poco o nada y siguen su vida ignorando esa otra realidad que vive agarrada más allá de la supervivencia. Por suerte, todavía hay personas que si se preocupan por esa realidad, por esos mundos de sufrimiento, soportando lo peor, plasmando imágenes, escribiendo, ayudando, aportando, gente activa y comprometida humanamente para que otros puedan descubrir esas realidades y puedan generarse conciencias. Lamentablemente 20 siglos de Humanidad no parecen haber servido para extinguir el dolor humano y éste persiste duramente a pesar de los avances, riquezas, inteligencia e intereses de la civilización del llamado "progreso".
Lo que presento a continuación, es una pequeñísima muestra gráfica de algo que revolotea los interiores, crispa la mente y resquebraja los mismisimos huesos. Son imágenes que parecen casi imposibles, pero son reales, tan reales que es necesario ver, a pesar que nos duela, porque son testimonios auténticos de lo que pasa más allá de nuestras comodidades y supuestos problemas.
Por desgracia hay gente en el mundo que lo pasa terriblemente mal y eso es algo que muy a menudo lo olvidamos, estamos metidos en la rueda de nuestra propia vorágine que nos olvidamos de que otros sufren y mueren a causa de intereses internacionales. Muchos de nosotros podemos estar agradecidos al factor suerte por haber podido tener la oportunidad de nacer y vivir dentro de una realidad asequible, una realidad que nos permite todavía vivir como humanos, disfrutando de ciertos privilegios, otros, sin embargo, han tenido la desgracia de haber nacido en un lugar diferente, terrible, donde solo los cuervos, las ratas, los microbios y los insectos, hacen su gran festín. Las imágenes hablan por si mismas.
Si entre todos no somos capaces de frenar esto, de aportar nuestro grano de arena, el dolor seguirá empañando la realidad humana en pos a quienes la vida les importa un carajo.
Saludos.-
Foto: Naim Chidiac
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