Hay realidades que son tan fuertes que amasijan la garganta como un conglomerado de nudos que estrangulan cualquier suspiro de supervivencia. Cuando eso ocurre, los cabellos se crispan como hilos eléctricos y la piel se arruga como la piel de una oruga. Es la sensación del miedo, ese ácido monstruoso que te devora las entrañas y te convierte la estructura en un saco de huesos polvorientos. Muchos piensan que es mejor no pensar en esto, porque lo importante es vivir siguiendo la corriente de la vida aunque ésta te lleve a la desembocadura de algúna alcantarilla infestadas de ratas. Es la elección de los seres anodidos que pasan por la vida como androides sin aceptando las reglas impuestas y sin cuestionar nada. Jorge Bucay decia que la ignorancia es la primera puerta hacia la felicidad, cierto, a veces es mejor no saber nada porque cuanto más sabes más flaco te quedas. Pero las personas no podemos vivir bajo una perpetua ensoñación o engaño; la realidad es muy cruda y desgraciadamente cada vez nos afecta más. Llega el momento en que la cuerda es tan tensa que se rompe cualquier freno para evitar esa ignorancia. Por tanto soy de los que opino que la ignorancia no hace crecer a las personas sino que las paraliza y las revierte a su estado primario. Nos guste o no, vivir es ir hacia delante, quedarse quieto es aceptar que nada cambie y seguír en las cavernas. El conformismo es propio de cobardes y vagos. Sin resistencia el ser humano se convierte en una oveja directa al matadero y eso “los de arriba” lo saben. Como dijo un famoso tirano ... “elimina cualquier resistencia y obtendrás el poder absoluto”.
Quizás muchas personas no se den cuenta de ello (de eso se trata, “el poder cuanto más sutil más efectivo es”) pero desde hace tiempo, todos los habitantes de este planeta estamos siendo manipulados para fines muy concretos, demasiado concretos. La observación de la realidad canta por si misma; si dedicas la cabeza a cierto análisis de las cosas pronto ves que hay un juego perverso detrás de esa realidad Matrix que nos han creado.
No se trata de utopías ni de fantasías peliculeras, se trata de una sofisticada e inteligente manipulación psicológica sobre la población para generar su desintegración social, es decir, procedimientos y técnicas para quebrar la moral de las naciones y de sus líderes, así como influir sobre la mente humana y, por ese medio, modificar las percepciones del individuo alterando sus creencias e ideas. Son verdaderas armas para el control de las masas o de los habitantes en el comportamiento y en la conducta colectiva de un país.
El principal responsable de esta locura es el “Instituto Tavistock de Relaciones Humanas” (Londres) y sus múltiples sucursales en Estados Unidos, así como numerosas colaterales y subsidiarias tales como la “Rand Corporation”, el “Centro de Investigación Stanford”, el “Instituto Hudson”, la “Fundación Heritage”, el “Instituto de Tecnología de Massachussets” (MIT), la “Escuela de “Management Alfred P. Sloan”, el “Instituto de Estudios de Policy” (IPS), etc. Empresas, multinacionales, ejército norteamericano, políticos, sociedades, etc., son los principales clientes de Tavistock.
El Instituto Tavistock inició sus andanzas en el Londres de 1921, con el objeto de estudiar la “neurosis de guerra”, causada principalmente por los largos e intensos bombardeos de artillería durante la Primera Guerra Mundial y para establecer el “punto de ruptura” del equilibrio psicológico de las personas sometidas a un estrés muy intenso. Estudios que posteriormente se ampliaron a la investigación de la conducta y del comportamiento humano, no sólo para casos de guerra, sino para la actividad general del hombre, a efectos de ejercer el control y manipulación de las personas, siguiendo la línea freudiana.
Con el tiempo, el Instituto Tavistock ha desarrollado tal poder en Estados Unidos que hoy en día nadie llega a sobresalir en ningún campo sin haber sido formado en sus ciencias comportamentales; incluso hombres de Estado como Henry Kissinger, Jimmy Carter, etc., son productos “Made in Tavistock”. Sólo hay que ver como son y piensan los norteamericanos, fuera de su amado “Uncle Sam” no saben nada de nada y encima se creen los amos del mundo. El lavado de cerebro es completo.
Para lograr estos resultados, Tavistock utiliza diferentes técnicas que consisten en romper las condiciones de fortaleza de los individuos, de tal forma que queden incapacitados y condicionados, de manera que puedan ser fácilmente manipulados por los operadores. Se esfuerzan en romper la unidad familiar y destruir los principios inculcados en el hogar relacionados con la religión, el honor, el patriotismo y la conducta sexual.
Estas técnicas se ejecutan, principalmente, a través de los medios de comunicación masivos, la educación, el entretenimiento, la la opinión pública y la inducción de la narco-contracultura. Sin lugar a dudas, los medios de comunicación masivos vamos siendo condicionados. La mayor parte de esas manifestaciones fueron planeadas, diseñadas y puestas en práctica por occidentales cristianos, demócratas y capitalistas.
La aplicación de dichas técnicas psicológicas inadvertidas –sumadas a nuestros defectos y debilidades- podría explicar la pasividad, inmovilidad y la paralización de la inteligencia y de los sentimientos de los pueblos que viven anestesiados e indiferentes a su destino de esclavitud. Son las llamadas estrategias de “tensión social” y “penetración de largo alcance” para el adormecimiento, docilidad y dislocación de las personas. Ya lo predijo hace muchos años atrás Alfonso X, el Sabio al decir que “la finalidad del Poder es entretenernos de tal forma en el laberinto cotidiano que nos crean, como para que terminemos siendo incapaces de levantar la cabeza y ver a quien nos sojuzga”.-