Las cosas dependen de su posición con respecto a otras. Para unas personas llueve mientras que para otras el día está triste. Las percepciones son relativas. Percibimos las cosas por medio de los sentidos, pero para otras personas son diferentes y posiblemente ninguno de los humanos concibamos, completo ni acertadamente, lo que es real y lo que es mentira, lo que es válido y lo que no es aceptable, lo que debe permanecer o lo que debe desaparecer. ¿Acaso la realidad es un cúmulo de ideas en un vaivén relativo? Vivimos alrededor de lo desconocido pero nos acostumbramos a lo desconocido. Vivimos de una manera que nos esclaviza, degrada y mata, sin embargo, somos fieles a su sistema. Todo el mundo encuentra respuestas pero nadie las tiene, y lo peor de todo esa relatividad irracional es que confiamos en quien sabemos que nos engaña o nos va a manipular. Lo único absoluto que realmente hay es que quizás todo sea relativo y que no seámos más que un resultado con implicita variable de caducidad, es decir, algo que vive encerrado en el interior de un vaivén relativo de ideas.
Alguien dijo en cierta ocasión que en esta vida nada permanece quieto porque todo se mueve y se transforma. Heráclito ya lo intuyó siglos atrás cuando afirmó que nadie se podía bañar dos veces en el agua de un mismo río. Cuando observas la sociedad comprendes que la gran mayoría de las cosas no sólo son cambiantes o diferentes sino que además son perennes y relativas, es decir, hoy son de una manera y mañana son de otra, hoy funcionan y dentro de un tiempo dejan de hacerlo, lo que ahora está prohibido antes era tolerado o lícito y quizás mañana sea otra vez ilegal. Esto es el motor que dinamiza la evolución del mundo. Mientras que en un país algo es normal en otro es condenable o viceversa.
Aunque algunos ideales sean bonitos, no nos dejemos engañar porque en su práctica pueden llegar a corromperse, el ser humano es corrompible con facilidad ya que radica en su naturaleza. Los movimientos ideológicos son como el agua, si se quedan quietos se corrompen, en cambio si fluyen más difícil será, las ideas tienen que evolucionar y fluir al mismo tiempo que la evolución del ser humano. Creo que hoy en día nos dejamos llevar por la necedad. La necedad del ser humano es contagiosa y mueve masas, en cambio las ideas brillantes son relegadas a un rincón.
No existen verdades universalmente válidas, ya que toda afirmación depende de condiciones o contextos de la persona o grupo que la afirma. Es normal que existan diferencias entre las culturas, porque hay distintas maneras de ver la vida y distintas formas de interpretar y censurar las cosas. Es normal que haya habido cambios a lo largo de la Historia porque las cosas empiezan de una manera y pueden terminar de otra. Pero es preocupante cuando dentro de una misma sociedad y en una misma época, las cosas van y vienen porque nadie es capaz de encontrar la posición correcta. Este vaivén de las ideas demuestra que posiblemente todo lo humano sea relativo y que la Humanidad no es más que una realidad pendular que se mueve por etapas, etapas que cambian constantemente y llevan dentro de si las semillas de su propia destrucción.
KarlFM.-
Ilustración M.C. Escher