¿Realidad? ¿Ciencia ficción? ¿Estupidez humana? El agua es la gran amenaza de nuestro presente y la ausencia de nuestro futuro. A pesar de ello, seguimos sin hacer nada, sólo bla, bla, bla. La lluvia cada vez es mas escasa, los hielos se derriten, desiertos avanzan pero la Humanidad sigue postrada en la poltrona humeante de su capitalismo irracional. ¿Cuando nos daremos cuenta que tenemos que cambiar nuestra manera de vivir? Quizás cuando eso ocurra ya sea demasiado tarde, porque los humanos solo reaccionamos cuando tenemos la mierda encima.
LA FALTA DE PREVISIÓN DE LOS SUCESIVOS GOBIERNOS CATALANES, EXPLICA EL PROBLEMA ACTUAL DEL AGUA EN CATALUNYA, ESPECIALMENTE EN BARCELONA.
Cuando leo este tipo de noticias en pleno siglo XXI, con flamantes tecnologías al servicio de la sociedad, con cerebros pensantes en empresas importantes y organismos públicos, con gobiernos que prometen el oro y el moro, se me hiela la sangre y se me pone cara de tonto porque veo que los gobiernos son una auténtica patraña, porque me doy cuenta de que nuestra sociedad se sustenta sobre bases efímeras y completmente obsoletas. Parece ser que la gente responsable y previsora, profesional y amante de las cosas bien hechas, símbolos del progreso de un país, son un sueño inalcanzable. Catalunya se lleva el primer premio porque la icompetencia ha sido brutal.
Primero fueron los derrumbes del Carmelo, luego los socavones famosos del Ave y las incongruentes discusiones sobre su trazado, posteriormente sobrevinieron los apagones que dejaron media Barcelona sumida en la edad de piedra y para rematar la faena surgió el caos de los trenes de Cercanías. Ahora aparece el problema del agua, un problema que podía haberse previsto con tiempo suficiente porque se sabía que esto iba a ocurrir. Con más cerebro y ganas ahora las desaladoras de Barcelona estarían ya construidas y funcionando. Y para más inri el Barça “hace aguas”.
Cada año, múltiples ceremonias públicas, foros internacionales, discursos y declaraciones, de presidentes y primeros ministros, gobiernos del mundo entero y congresos científicos, medios de comunicación incluidos, reconocen que la falta de agua es un asunto muy grave y que hay que hacer algo para evitar un desastre a escala mundial; sin embargo, a pesar de ello, pasan los dias y nadie hace nada.
También cada año aparecen informes en todas partes que avisan que el agua se está terminando, que no llueve ya en muchos lugares, diciendo que todo se debe al calentamiento global, el cual a su vez es consecuencia del uso irracional de combustibles fósiles y otras sustancias contaminantes. A pesar de ello, nadie hace nada y, como no, los coches, por ejemplo, siguen circulando por todas partes.
Una parte de España tira los excesos de agua por que sus embalses están ya llenos, otra contempla el agua por sus rios sin poder utilizarla, mientras que otras regiones están tan áridas que empiezan a parecerse a desiertos. Es una cruda realidad, con difícil, y encima las que hay son caras. A todo ello hay que sumarle que el problema del agua se ha convertido en una confrontación política entre regiones, provincias y gobierno central. Parece ridículo pero es lo que hay.
El agua brota como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI ya que se espera que en el año 2025, la demanda de este elemento tan necesario para la vida humana será un 56% superior que el suministro... y quienes posean agua podrían ser blanco de un saqueo forzado. Se calcula que para los 6.250 millones de habitantes a los que hemos llegado se necesitaría ya un 20% más de agua. Casi no llueve, las reservas se vacian, el mundo avanza hacia un cambio climatológico que elevará las temperaturas y aumentarán las desertizaciones. El planeta se encamina hacia una escasez de agua cada vez más marcada y sinceramente vamos a pasarlo muy, pero que muy mal.
De momento y según cifras actuales, más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene. Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento.
Además en la gran mayoría de países el problema de falta de agua se agrava por la mala gestión y distribución de los recursos hídricos y sus métodos. La mayor parte del agua dulce se utiliza para la agricultura, mientras que una cantidad sustancial se pierde en el proceso de riego. La mayoría de los sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que se pierde aproximadamente el 60 por ciento del agua que se extrae, que se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos. Los métodos de riego ineficiente entraña sus propios riesgos para la salud: el anegamiento de algunas zonas de Asia Meridional es el determinante fundamental de la transmisión de la malaria, situación que se reitera en muchas otras partes del mundo.
Casi la mitad del agua de los sistemas de suministro de agua potable de los países en desarrollo se pierden por filtraciones, conexiones ilícitas y vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los ingresos se necesita más agua, que se transforma en un elemento esencial para el desarrollo.
Invirtiendo 10 mil millones de dolares anuales durante una década, seria posible darle solución. El problema es que el mayor gasto de las potencias es destinado a armamento de guerra y a sostener ejércitos.
O cambiamos nuestra forma de vivir o cuando el destino nos alcance terminaremos como muestra la imagen. Hay que aprender a vivir más sencillamente para que otros puedan sencillamente sobrevivir.