Soy uno de esos maduros que ha intentado siempre evolucionar según la dinámica de los tiempos para adaptarse a los cambios y mantener ese espíritu juvenil que da fuerza a la vida. Procuro ser liberal y he vivido cosas que me han dado experiencias malas, medias y muy interesantes. Me ha gustado plasmar en mi mismo muchas de las tendencias de moda y movimientos juveniles y a pesar de mi edad intento mantenerme en la cresta de las nuevas olas. Quien me conoce sabe que no miento. No podría vivir ni sentir de otra manera. Vivo y moriré con la juventud clavaba en mis venas, porque es la fuerza y el motor de la ilusión y el cambio. Sin embargo, a pesar de estar muy cercano a los jóvenes, hay cosas que me sobrepasan porque considero que no son “chic” sino de mal gusto, salidas de su tangente y carentes de encanto. Cuando tenia 16 años era rebelde pero educado, como dicen “lo cortés no quita lo valiente”. Por eso la vida sin poesia e imaginación resulta un fracaso.
Hoy en dia está de moda esa filosofía urbanita del “aquí te pillo, aquí te mato”. Parece ser que los jóvenes actuales pasan del esfuerzo, del sacrificio, de las ilusiones por conseguir algo, todo lo quieren ya, ipso facto, ya de lo contrario pierden el interés. Son los hijos de la permisimidad, de la excesiva tolerancia; muchos de ellos no respetan ni las cosas ni las personas, ni a los propios padres. Esto genera las bases de una convivencia muy conflictiva en el seno de una sociedad plagada de conflictos. La sociedad ha perdido los papeles, nada está en el sitio donde debería estar.
En mis tiempos juveniles las cosas eran distintas, habia que mover el culo y las neuronas para lograr las cosas. El respeto a los padres era vital, el respeto a los maestros fundamental, el respeto a la autoridad decreto ley; te gustara o no era el sistema de vida. Sin esfuerzos ni sacrificios a pan y agua. Nos gustaban las chicas y para salir con ellas teniamos que espabilarnos y demostrarles nuestros encantos de la forma más bella y original posible. Nos comiamos el coco para conseguir que una chica se fijara en nosotros; eso era maravilloso, requería esfuerzo, sensibilidad, detallismo, imaginación, diferenciación, elegancia, “savoir faire” y aunque muchas veces no alcanzabas el éxito cuando lo lograbas volvías a casa dando botes de alegria y te sentías especial por haber logrado conquistarlas. Ese juego de poderes convertía la seducción y la conquista en algo inolvidable. Pero también es cierto que muchas veces volvias a casa con el calentón entre piernas y completamente frustrado porque te habian dado puerta. Era el juego de la vida, el placer de la inversion y las consecuencias del riesgo.
Ahora todo es más fácil aunque es más insustancial. En los años 60 y 70 lograr besar una chica era una tarea de tiempo y no digamos irte a la cama con ella, eso era ya un acto de heroísmo digno de un medallero. Había una educación muy represiva, el sexo era pecado, no teníamos idea de nada, las chicas podian fácilmente quedarse embarazadas y “las que se dejaban” al dia siguiente todo el barrio sabia que eran “chicas fáciles”. Ante tal panorama, las chicas frenaban cualquier intento hasta el matrimonio. A pesar de ello habían otras alternativas ya que las necesidades biológicas estaban al rojo vivo. Al margen de la tipica masturbación, muchos chicos se estrenaban con profesionales, incluso algun padre atípico pagaba a una prostituta para que su hijo se convirtiera ya en un “hombre”. Los conceptos machistas eran muy claros y definidos y lo masculino primaba el “top ten” de la época. Cuando llegaba el verano los chicos españoles iban locos a las zonas turísticas en busca de extranjeras ya que éstas tenian otra mentalidad, estaban liberadas, deseaban la marcha del moreno español y caliente, tomaban las anti-babys y trás las vacaciones se marchaban a sus respectivos países sin pedir noviazgos a cambio. La caida del franquismo, la llegada de la democracia significó dejar el lastre de la represión y empezar una nueva vida sexual más libre, al menos eso parecia ser. El tiempo ha demostrado que ha habido mayor permisividad pero el sexo sigue siendo tabú y objeto de morbosidad.
Se me hace dificil comprender como una cosa que da placer, intercambio de caricias y sensaciones, que desahoga las tensiones y reaviva el metabolismo, y que además es el resultado de una obra de ingeniería natural, de una divinidad caprichosa o de alguna fuerza desconocida, sigue siendo, a fechas actuales, algo morboso, rebuscado, represivo, controlable como elemento social, prostituible, etc. Mientras sigamos viendo el sexo como algo sucio, punible, dominante, esclavizador, prohibido, perverso, etc., mal andamos, ya que con ello alimentamos nuestros más oscuros deseos y damos alas a cualquier grupo que quiera sacar provecho de ello. “Prohibe y crearás la necesidad de transgredir; reprime y alimentarás el deseo de descubrir”. ¿Por qué ocurre esto?
Porque el ser humano tiene un clara tendencia hacia las cosas prohibidas; lo prohibido crea curiosidad y ésta genera excitación: el cócktel final se llama “morbo”. Lo que hay que entender de una vez que el sexo es algo natural, un instinto animal que el ser humano necesita pero que se empeña en doblegar, manipular o reprimir. No existe lógica ni razonamiento sensato que justifique esa actitud, porque el sexo es una necesidad básica que la Naturaleza ha dado a los seres vivos para poder disfrutar, libremente, y como tal debería ser enseñada por padres, escuelas, y Estados. No veo que sea incompatible con las creencias religiosas, todas ellas fabricadas por sociedades de poder para mantener controlados a los pueblos. No veo que follar, hacer el amor, sea incompatible con las creencias, las ideologías o la vida en si; si no todo al contrario, bien enseñado el sexo, como el amor, es un acto de unión. En base a eso hay que asimilar que una cosa es el sexo y otra es el amor, no tienen porque ir juntos, a veces se manifiesta uno, a veces el otro, a veces juntos, sea cual sea su forma pueden disfrutarse. Lo que si está claro es que nunca debería usarse como se usa en nuestra sociedad. Todo es cuestión de buena enseñanza y de buena cultura.
La mayoria de los seres humanos, nos sentimos atraídos por todo aquello que pueda despertar grandes emociones en nuestros cuerpos, sentimientos y actitudes. Nos atrae lo desconocido, transgredir las reglas, vivir lo prohibido. Todos nos sentimos atraidos por cosas, personas o acciones que no siempre son bien vistas por otras. La propia religión cristiana, arranca del mito de que Dios prohibó comer de cierta fruta lo que generó curiosidad y morbo hacia ella; fue Dios quien incitó a Adán y Eva a inducir la transgresion. Y según el Derecho Penal, el que incita a cometer un delito es tan culpable como el que lo realiza, por tanto, Dios debería haber sido expulsado también del supuesto Paraíso.
“Irremediablemente todo lo que nos cautiva es por lo general ilegal, inmoral o engorda. Muchas veces, las advertencias contra las tentaciones son las que terminan despertando el apetito por los placeres clandestinos. Experimentar con ellos, aunque arriesgado, puede ayudar a disipar su anhelo o meterte en un pollo del que puedes salir muy escaldado. ¿Por qué existe pués esa atracción por lo prohibido?
Por la necesidad de transgredir y satisfacer la curiosidad y obtener asi la libertad. Estos factores explicarían de modo natural nuestra necesidad de transgresión. Desde niños, las figuras de autoridad nos indican los límites del comportamiento, sin embargo, el ser humano tiene la necesidad de experimentar los resultados que suponen ciertas actividades para aceptar por voluntad propia si la prohibición debe ser aceptada o no, es decir, precisa experimentar, en su propia piel, lo prohibido para satisfacerlo y posteriormente olvidarlo. De no hacerlo quedará almacenado en el stock de los deseos reprimidos y tarde o temprano aflorará a la superficie de mil formas distintas, unas mas suaves, otras sublimadas y otras muy peligrosas. Por eso no hay nada peor que prohibir tajantemente. En 1933, el Senado de Estados Unidos derogó la Ley Seca que prohibía y castigaba la fabricación y venta de bebidas alcohólicas porque con la prohibición había aumentado en más de un 10% el consumo de éstas.
Oscar Wilde escribió que la única forma de vencer una tentación es dejarse arrastrar por ella. Por eso la solución es hablar de cualquier asunto con naturalidad. Fernando Trías de Bes, profesor de Esade, conferenciante y escritor, indica: “Tengo un amigo a quien su hijo le dijo con 15 años que no pasaba nada por tomar drogas. Mi amigo, en lugar de discutir, le condujo a un centro de rehabilitación de drogadictos. Su hijo habló con algunos internos a solas y el padre no tuvo que argumentar nada. Su hijo abandonó las drogas que estaba empezando a consumir. Hoy es ingeniero de puertos y caminos.”
Desgraciadamente la prostitución existe porque la sociedad no es capaz de resolver la satisfacción sexual de sus habitantes, una situación que parece innata en el ser humano desde los origenes más antiguos y que de momento ninguna civilización, en ninguna etapa de la historia, ha sabido evitar, sin recurrir a la violencia o a formas de represión.
No quiero imaginar como serian nuestras sociedades si no existieran las profesionales del sexo y que la gente siguiera reprimida, solo podría imaginar una sociedad asi si todos sus habitantes pudieran disfrutar libremente del sexo, sin tabúes ni represiones. Pero eso es una utopia, dados los cánones humanos imperantes y las doctrinas por los cuales se rigen las ideologías dominantes.
Lo más grave es que a medida que avanzamos en el tiempo, en supuestos avances tecnológicos y científicos, social e ideológicamente mente regresamos a oscuras épocas de represión casi subliminal. Es curioso ver como fenómenos como la prostitución, por ejemplo, han mutado hacia nuevas formas y objetivos en lugar de retroceder o desaparecer.
La prostitución por parte de las nuevas generaciones -mujeres incluidas- resulta algo socialmente aceptado. Se calcula que hay unas 300.000 prostitutas ejerciendo en España a menudo en manos de mafias. El cliente actual tiene 30 años de media. El comercio del sexo no es ilegal, pero tampoco legal.
Despedidas de soltero, celebraciones deportivas, cenas de empresa, cumpleaños o mayorías de edad, remates a una noche de juerga, experiencias con personas extranjeras o desahogo rápido tras una jornada de trabajo. La cultura de la inmediatez, la voluntad de obtener de forma rápida y sin esfuerzo el sexo sin compromiso, la fantasia del exotismo (sexo con mulatas, negras, orientales, del Este, etc) han sido factores clave para este cambio de perfil en una generación que, paradójicamente, ha nacido después de la revolución sexual.
"Ligar cuesta mucho trabajo y además no tienes ninguna garantía de éxito. Debes darle charleta a una tía durante horas, decirle cosas que a ella le gusten, de esas románticas; invitarla a cenar o a tomar copas y después a lo peor te quedas con las ganas, porque puede decirte que no. O te dice que sí para ennoviarte. Así que vamos al puticlub, pagamos y ya está. Es mucho más sencillo. Como irse de vacaciones a Cuba: allí, por unos pintalabios o un par de medias, tienes todo el sexo que quieres. Y sin complicaciones".
(Rafa, menos de 30 años, estudios universitarios)
¿Estamos ante un fenómeno nuevo? El psicólogo Enrique García Huete, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, indica que “ha cambiado la percepción social de la prostitución, aunque muchos jóvenes siguen debutando en el sexo con meretrices. Un abanico amplísimo de ofertas, una mayor permisividad y un nivel adquisitivo más alto que antaño hacen que los jóvenes se aproximen a ella. Si además hay una parte de ella más luminosa, divertida y atractiva, más lúdica en suma, muchos chicos sin pareja de 20 a 25 años no se lo piensan. Si alguno de los amigos ha recurrido a la prostitución, y transmite información positiva o incluso entusiasta, es fácil que contagie al grupo. Razonamientos como es que son auténticas profesionales, a éstas puedes entrarles sin rodeos o saben hacer muy bien su trabajo, referidos a las prostitutas, acaban convirtiéndose en clichés que se repiten y perpetúan".
Eduardo Verdú, autor de varios libros sobre tendencias juveniles -entre ellos el titulado Adultescentes-, nos dice que "el entorno interracial favorece la realización de deseos y fantasías sexuales: la hoy puedes acostarte con una negra; mañana con una dominicana, pasado, con una rubia del Este o una angelical oriental de Thailandia, Japón o China. ¡En la variedad está el gusto! Pero también es cierto que los chicos que van con prostitutas lo hacen no porque no puedan acostarse con chicas, sino porque no les merece la pena el esfuerzo para concluir el cortejo con una negativa. Sencillamente se ahorran el trabajo", explica Verdú.
Cristina Garaizábal, portavoz de Hetaira, celebra que "la prostitución es un servicio más, una opción de ocio y desahogo. Sería lógico que el estigma que tradicionalmente recae sobre las prostitutas fuera diluyéndose y que a la vez se reconozcan sus derechos laborales. Eso permitiría luchar con mucha más eficacia contra la explotación y el abuso, rayano en la esclavitud, que se ejerce sobre muchas de ellas".
En épocas anteriores los hombres eran machos muy declarados, incluso en televisión podían verse “spots” en blanco y negro publicitando el consumo de coñac como potenciador de la virilidad masculina: “Soberano, es cosa de hombres". Aunque fueran machos solian respetar a la mujer con aquello de ser galán y cortés. Sin embargo ahora los jóvenes van camuflados de supuestos liberales pero se pasan por el aro la femenidad, tratan mal a las chicas y van a lo que van. Ellas mismas confiesan: "el mercado masculino está en crisis". No olvidemos que la mujer es quien tiene el control de la sensualidad y de la sexualidad.
No soy de los que buscan el placer mediante la oferta de billetes, gracias a mi propio esfuerzo y convicción nunca he casado con el machismo y mis padres me educaron con el respeto e igualdad hacia la mujer. Me gusta la mujer porque tiene todo aquello que deseo, que me hace sentirme distintoe incluso creativo. me gusta sentir cerca una mujer quizás porque me gusta ese juego clásico de la conquista y la seducción. Admiro a las mujeres, respeto su forma de ser, me gusta aprender de ellas, porque nada más bello hay en la vida que seducir y conquistar a una mujer, es como revivir la energia de la vida y sentir el arte dentro de ti.
KarlFM.-