Vivimos tan rodeados de avances, lujos y tecnologías que a menudo olvidamos que una parte del mundo sobrevive bajo el horror de la desesperación más extrema. La enfermedad, la miseria, la hambruna, la desolación, el abandono, la pérdida de todo, es el peor de los males que los habitantes de un país puede sufrir. Políticos, mercados, crisis manipuladas desastres naturales, gestión inadecuada de los recursos naturales, odios, ambiciones desmedidas, guerras, etc, conllevan muchas veces la aniquilación total de una nación y sus integrantes. Una gran parte de la Humanidad vive ajeno a todo eso, y aunque a veces veamos estas miserias en algún reportaje, vivimos ajenos a esa realidad. Por eso es necesario dejar, de vez en cuando, nuestras acomododas vidas y sentir de nuevo la helada bofetada del horror en el rostro, para volver a situarnos en la terrible realidad que asola en muchas partes y que por suerte muchos hemos podido evitar en la propia piel. Sensibilizarnos es un proceso que nunca debe abandonarse porque es necesario para volver a sentirse humanos. No olvidemos que mientras muchos de nosotros disfrutamos de exquisitas cosas, en otra parte del mundo millones de personas luchan desesperadamente por ponerse un pedazo de hierba seca en sus agrietados labios.
Cuando un país entra en conflicto consigo mismo y la sangre y el horror se convierten en las banderas que hondean su cielo, el ser humano se convierte en un lobo negro que deguella cualquier semilla de vida. Cuando ese conflicto se convierte en un paisaje descerebrado es que el alma de ese pueblo ha caido en el fondo oscuro de sus infiernos. La desesperación, la soledad, el abandono, las enfermedades, la descomposición social, la locura, la muerte, la pestilencia, se transforman en las vivencias cotidianas de esas gentes que sobreviven y mueren en un país teñído por la negrura de la muerte. Una vez más el talento, osadia, sensibilidad y agallas de James Nachtwey, se combinan brillantemente en una serie de imágenes fotográficas que hielan la sangre de cualquier mortal.
Cuando un país entra en conflicto consigo mismo y la sangre y el horror se convierten en las banderas que hondean su cielo, el ser humano se convierte en un lobo negro que deguella cualquier semilla de vida. Cuando ese conflicto se convierte en un paisaje descerebrado es que el alma de ese pueblo ha caido en el fondo oscuro de sus infiernos. La desesperación, la soledad, el abandono, las enfermedades, la descomposición social, la locura, la muerte, la pestilencia, se transforman en las vivencias cotidianas de esas gentes que sobreviven y mueren en un país teñído por la negrura de la muerte. Una vez más el talento, osadia, sensibilidad y agallas de James Nachtwey, se combinan brillantemente en una serie de imágenes fotográficas que hielan la sangre de cualquier mortal.
El conflicto de Somalia se produjo cuando una coalición de movimientos militares derrocó el régimen de Siad Barre en enero de 1991 provocando una sangrienta guerra civil. En mayo de 1992 una severa sequía llevó al país a padecer una terrible hambruna. A pesar de las distintas operaciones de Naciones Unidas por conseguir la paz, la guerra civil continúa librándose entre varios señores de la guerra que obtienen sus beneficios con la perpetuación de un conflicto que ha causado más de 300.000 muertos y más de 1,5 millones de desplazados internos. James Nachtwey deja una cruel constancia de este infierno para que seamos conscientes de lo que acontrece alli.
KarlFM
Fotos by James Nachtwey
Fotos by James Nachtwey