Muchas veces intento buscar
respuestas a hechos y personas que parecen imposibles que puedan existir, sin
embargo ahí están, tocando las campanas y bailando el farolillo. Recuerdo a este
efecto aquella famosa frase de François
de la Rochefoucauld que decía: “Existen
tres clases de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se
sabe, y saber lo que no debiera saberse”.
Las declaraciones del Ministro de
Educación, José Ignacio Wert, que
mostraban su voluntad de españolizar a los alumnos catalanes, no dejan de
levantar ampollas. La clase política y la opinión pública siguen hablando sobre
las afirmaciones del ministro, pero son las redes sociales las que no han dado
tregua. El ministro se ha convertido en el más absoluto protagonista de
Twitter, pero sobre todo de Facebook.
La carta del periodista Rafael Navarro, es una lección completa de
sabiduría, esa capacidad humana
completamente inexistente en las cabezas rapadas de ciertas personas que presumen
de saber. Para ser símbolo de la cultura y educación de un país, Mr. Wert es una caricatura sarcástica de
ambas. Nuestro queridisimo Antonio Machado dijo en cierta ocasión: “todo lo que se ignora, se desprecia” y Wert nada a sus anchas en ese océano;
parece ser que alguien voló sobre el nido de su cuco.
No cabe duda de que la carta de Navarro es toda una lección sobre educación y cultura frente a la palabrería fascista añorante de sus tiempos de apogeo. El caso de Rafael Navarro no es único, el mío es exactamente el mismo (click aquí: "nota personal"); en mi casa no hablamos tres idiomas sino cuatro, castellano, català, english y bulgarski, y lejos de ser una Babbel Tower, es un hogar totalmente abierto a la riqueza pluricultural, base de apertura al mundo; de hecho, los catalanes somos gente acostumbrada al intercambio de culturas debido a nuestra apertura al mar: los pueblos marítimos siempre han sido más abiertos que los internos. Mi hijo de dos años y medio, habla búlgaro, cátalà, castellano y en la escuela ya empieza con el inglés. Por tanto, aquí, en Catalunya no hay intolerancia con las lenguas, ni jamás la ha habido ni la habrá, porque los catalanes estamos por encima de estas diarreas subculturales, eso de "españolizar a los catalanes" es un chasquido cerebral de un reprimido cultural, apoyado por un centralismo impositivo que infunde un "espíritu nacional" hábilmente orquestado para fortalecer un dominio autoritario frente al resto de pueblos que configuran la supuesta nación española.
No cabe duda de que la carta de Navarro es toda una lección sobre educación y cultura frente a la palabrería fascista añorante de sus tiempos de apogeo. El caso de Rafael Navarro no es único, el mío es exactamente el mismo (click aquí: "nota personal"); en mi casa no hablamos tres idiomas sino cuatro, castellano, català, english y bulgarski, y lejos de ser una Babbel Tower, es un hogar totalmente abierto a la riqueza pluricultural, base de apertura al mundo; de hecho, los catalanes somos gente acostumbrada al intercambio de culturas debido a nuestra apertura al mar: los pueblos marítimos siempre han sido más abiertos que los internos. Mi hijo de dos años y medio, habla búlgaro, cátalà, castellano y en la escuela ya empieza con el inglés. Por tanto, aquí, en Catalunya no hay intolerancia con las lenguas, ni jamás la ha habido ni la habrá, porque los catalanes estamos por encima de estas diarreas subculturales, eso de "españolizar a los catalanes" es un chasquido cerebral de un reprimido cultural, apoyado por un centralismo impositivo que infunde un "espíritu nacional" hábilmente orquestado para fortalecer un dominio autoritario frente al resto de pueblos que configuran la supuesta nación española.
Estas “personas” pretenden generar, con sus
envenenadas palabras, mas divisiones, odios y posibles enfrentamientos entre las comunidades que configuran el país, pero
la inteligencia de una persona no se mide precisamente por su capacidad de tensar
las cuerdas y crispar los ambientes, sino por su capacidad de liberar nudos y consensuar
los antagonismos. Con personajes tan incultos e intolerantes, los españoles somos la risotada del mundo, como siempre hemos sido, de ahí lo de Spain is Different y quizás por eso, los catalanes y otros, queramos buscarnos la vida por otros derroteros; muchos son ya los que estan hartos de tanta ineptitud y anacronismo históricos.
Sr. Wert, con la cara paga y con el cerebro ahoga la inteligencia,
hágame caso y realice un esfuerzo por
rehacer su vida hacia otro lado, váyase y como dijo en cierta ocasión un Rey que quiso "cazar" elefantes y se
rompió la cadera …. “¿por qué no te callas?”.
KarlFM.-
CARTA ABIERTA AL SEÑOR WERT
(Texto completo)
"Señor Wert ...
Soy catalán, nacido en un pueblo cerca de Barcelona. Mi padre es
andaluz. Mi madre, murciana. Nadie en mi casa me ha adoctrinado, ni en un
sentido ni en otro. Tampoco en el colegio, aunque le parezca mentira. Tengo
amigos íntimos castellanoparlantes y me gano la vida pensando y escribiendo en
catalán. Me siento catalán porque es donde he nacido, donde he crecido y donde
me he realizado como persona. Para más señas, mi esposa es francesa y mis dos
hijas mezclan alegremente tres idiomas sin más problemas que algún malentendido
de vez en cuando.
En mi casa tampoco adoctrinamos a nuestras hijas, tampoco en el colegio
(por cierto, Señor Wert, una va a una escuela pública y, la otra, a una
concertada) ni tienen problemas para hablar en castellano, pensar ... en
catalán o ver la televisión en francés. Es una suerte y una riqueza poder tener
no una, sino dos y hasta tres culturas, y sobretodo sentirnos propietarios de
la capacidad de alternarlas, combinarlas y disfrutarlas. Lo que pasa, Sr. Wert,
es cada vez que alguien como usted abre la boca, suben las acciones de la
intolerancia. Lo que usted y los que son como usted dicen se mueve en la fina
línea que separa a lo absurdo de lo fascista.
O sea, Sr. Wert, que aunque me da por reir, al final lo que consigue es
darme miedo. Consigue que cada vez que cruzo la frontera de Catalunya haya más
miradas extrañas. Consigue que gente que nunca ha pisado esta tierra la odie
ateniéndose a sus argumentos, y no a las pruebas. Consigue que hasta yo,
apolítico, charnego y felizmente tricultural, tenga infinitas ganas de perderle
a usted y a todos los que piensan como usted de vista.
Por cierto, Sr. Wert, se lo digo sin acritud. Está invitado a pasar
unos días en casa. Incluso estoy dispuesto a volver a sintonizar Intereconomía,
si ello le hace sentirse más confortable. Verá en pocos días que sustenta
ideas, cuanto menos, poco afortunadas. Y de paso, en confianza, le preguntaré
cómo alguien como usted puede llegar a ser ministro. Se me antoja que detrás de
esta pregunta hay una historia fascinante."
RAFAEL NAVARRO
PERIODISTA