Dicen que la estupidez y la
ambición irracional son dos de las características que definen al ser humano; en
efecto, si repasamos nuestro paso por este mundo, observamos la enorme cantidad
de desastres que vienen sucediéndose en nuestro planeta, cultura y forma de vida
como sociedad. Si las piedras y la tierra hablaran, probablemente no quedaría ningún
ser humano capaz de soportar el enorme lamento del universo aquejado por las desmedidas
e irracionales acciones de los que se denominan “seres humanos”. Realmente somos
una raza estúpida y depredadora, gobernada por mentes impropias, que cada vez más
muestran su incapacidad para saber mantener la cordura, sensatez y sentido
común en una Humanidad que deambula hacia la deriva.
Aral, antiguamente un enorme y precioso lago o mar cerrado
que albergaba un ecosistema único en el mundo, actualmente se encuentra al
borde de su completa desaparición. Todo a causa de la acción humana. Aral encuentra ubicado en el
corazón del Asia Central,
concretamente entre Kazajistán y Karakalpakia, una región autónoma de Uzbekistán. Desde los años 60, la
superficie del Mar de Aral se ha visto
reducida gravemente a causa de los trasvases de agua de los ríos que confluyen
en él: el Amu Darya y el Syr Darya con el fin de regar los cultivos de algodón en Uzbekistán y Kazajistán. Fue
durante la época soviética cuando se empezó a desviar el agua hacia dichos
campos. De esta manera, esta zona comenzó a producir arroz, melones, cereales
y, muy en especial, algodón. La Unión
Soviética pretendía convertirse en uno de los principales productores
mundiales de algodón, y lo consiguió. En la actualidad, Uzbekistán es uno de los mayores exportadores de algodón en el
mundo. Al margen del las plantaciones algodoneras y otros cereales, lo que queda del Mar de Aral es también consecuencia de pruebas de armas secretas, proyectos
industriales, vertido de fertilizantes residuales y experimentos biológicos en la época soviética. Una enorme cantidad de barcos abandonados flotan por las extensas llanuras secas como fantasmas oxidados tras el paso del tiempo.
La superficie del Mar de Aral se
ha reducido actualmente en un 60 %, y su volumen en casi un 80 %. En 1960, el
Mar de Aral era el cuarto lago mayor del mundo, con un área aproximada de
68,000 km², y un volumen de 1100 km cúbicos. En 1998, ya había descendido hasta
28,687 km², el octavo lago del mundo, dejando a su paso embarcaciones
encalladas por toda su superficie.
Todo el ecosistema del Mar de Aral y
de los deltas de los ríos que confluyen en él, está prácticamente destruido, en
gran medida por la altísima salinidad que se ha arraigado como una mortal epidemia. Todo está terriblemente
contaminada, y las personas que viven en la región, sufren de escasez de agua
dulce, unida a problemas de salud anteriormente citados. La contracción del mar
ha dejado extensas llanuras cubiertas de sal y de productos tóxicos, que son
arrastrados por el viento a las zonas habitadas. La población cercana al Mar de
Aral presenta una incidencia elevada de ciertas formas de cáncer y enfermedades
pulmonares, entre otras patologías y raras malformaciones. Todo ello ha provocado una grandiosa catástrofe
ecológica, quizás la más grave del planeta, tanto para el mar en si como para
la región circundante.
KarlFM.-
En 1948 se construyó un laboratorio soviético secreto de armas
biológicas en la isla situada en mitad del mar de Aral, en la isla Vozrozhdeniya
(Renacimiento); que actualmente es una península. Los detalles concretos sobre
la historia, las funciones y la situación actual de estas instalaciones no han
sido revelados aún. La base fue abandonada en 1992 tras la desintegración del ejército
soviético. Diversas expediciones científicas demostraron que ese lugar se había
utilizado para la producción, pruebas y también el desecho de armas biológicas.
Estos fueron limpiados, gracias a un proyecto internacional conjunto para
limpiar los vertederos, en particular los de ántrax.
Para salvar Aral se han propuesto diferentes soluciones a los problemas
ocasionados por la pérdida de agua del mar. En 1994, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán,
Tayikistán y Kirguistán firmaron un acuerdo por el que se comprometían a
destinar un 1% de sus presupuestos a contribuir a la recuperación del mar, sin
embargo, la cooperación entre éstos países ha sido mínima.
Actualmente, la porción norte del Mar de Aral se está recuperando,
debido al dique Kokaral que el gobierno de Kazajistán construyó para impedir
que las aguas fluyeran hacia el lado izquierdo del mar. En 2008 se creó la
primera ONG ecologista uzbeca, el Movimiento Ecologista de Uzbekistán, que
pretende, entre otros objetivos, recuperar el Mar de Aral.
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