Nuestro planeta está inmerso en
constantes misterios, una espiral de enigmas que permanecen indescifrables a
pesar de los avances de nuestra civilización. Poco a poco surgen a la luz
nuevas explicaciones, algunas de ellas, parecen increíbles, pero abren pistas
hacia posibles respuestas sobre nuestro pasado que incluso pueden destapar
puertas hacia nuestro futuro. Puede incluso que nuestro más remoto pasado sea
nuestro próximo devenir, la interconexión entre seres humanos pasados, actuales
y futuros puede ser más estrecha y vinculante de lo que podamos llegar a
pensar.
La vida no suele ser tan
distantes y contrastada como parece, muchas constantes, a pesar de sus
variables diferenciales, suelen repetirse en la génesis del cosmos y la tierra.
Existe cierta inercia cósmica que va repitiéndose en diferentes estadios de la
vida de las cosas; así que no es nada descabellado pensar que podamos ser hijos
de un pasado lejano proveniente de alguna otra parte que a su vez puede derivar
de otra y esta de otra hasta llegar quizás a un origen troncal que desconocemos.
La vida es infinita, aunque la que vivamos termine en un punto concreto de
nuestro espacio/tiempo. La tierra está poblada de testimonios, por ejemplo, las
misteriosas Moais, las misteriosas estatuas Rapa Nui o la Isla de Pascua (Chile),
descubiertas en 1722 por el navegante neerlandés Jakob Roggeveen:
Hace poco tiempo se ha
descubierto que estas gigantescas estatuas sustentan cuerpos que estaban enterrados. La hipótesis más probable es que
un tremendo tsunami barrió la isla y su civilización, de manera que todas sus
posibles respuestas se perdieron en las brumas del tiempo. Lo que si parece
claro es que las estatuas no han sido enterradas a intencionadamente, sino como
consecuencia del devenir de olas gigantes que trajeron consigo enormes
cantidades de sedimentos diversos, originando su entierro y la desaparición de
toda una fascinante civilización. Los mitos de Atlántida y el continente Mu,
resurgen como llamas con este descubrimiento excepcional.
Son muchas las teorías que
apuntan de que los Moais son misteriosas cabezas que miran al cielo. Se dice
que miran a las Pléyades o hacia otros destinos. Sea cual se su ángulo de
visión, el por qué de sus cuerpos enterrados, o cómo y por qué razón fueron edificadas,
las enormes esculturas solitarias, levantadas por una cultura desaparecida, y
con llamativos conocimientos sobre las técnicas de construcción, perduran como
un interrogante que se responde lentamente, con el mismo mecanismo con el que
se arma un rompecabezas. Aunque es probable que algunos secretos sobre los Moais,
sean guardados para siempre.
KarlFM