"Siempre he estado preocupado por la fotografía. Cuando tenía 15 años tuve
mi primera cámara, una Praktica con dos lentes. Lo que siguió después, fueron varios
años de fotografía intensiva. Cuando me pude permitir una cámara digital, empecé
a desarrollar la fotografía de una manera obsesiva, simplemente porque podía
ver el resultado directamente en la cámara.
Gracias a una curiosidad insaciable, navegué por varias áreas de la
fotografía, retratos, fotografías, conciertos, fotografía de calle, naturaleza y
todo lo demás, asi es como me convirtí en un fotógrafo decente, técnicamente hablando; todo el buen arte fotográfico es
creado directamente en la cámara.
Hoy en día trabajo principalmente con blanco y negro y fotomontajes surrealistas. Realizo la fotografía en el estudio o en el exterior pero luego combino las imágenes obtenidas con el ordenador. Mis fotografías comienzan con un sentimiento, una historia, un enigma para obligar al espectador a pensar. Me esfuerzo por composiciones sencillas, con pocos elementos, donde cada parte se suma a la historia, pero donde todavía hay huecos para que el espectador pueda completarlos".
Hoy en día trabajo principalmente con blanco y negro y fotomontajes surrealistas. Realizo la fotografía en el estudio o en el exterior pero luego combino las imágenes obtenidas con el ordenador. Mis fotografías comienzan con un sentimiento, una historia, un enigma para obligar al espectador a pensar. Me esfuerzo por composiciones sencillas, con pocos elementos, donde cada parte se suma a la historia, pero donde todavía hay huecos para que el espectador pueda completarlos".
Tommy
Ingberg
Es blanco y negro puro, sin más, con
altas luces y contrastes variables hacia el gris y negro, pasando por toda la gama
intermedia de las escalas neutras. En los contenidos, aparecen sombreros, globos,
manos que atrapan, conos que emergen, rocas, cielos, paisajes limpios, pinceladas niminales, con escasos elementos y pajarracos oscuros que escarban las esporas del que piensa, casi puro
abstractismo o matematicas puras, sin embargo, en medio de esta sinfonía de elementos sintetizados, asoma siempre una figura
masculina, extraña, como protagonista de las obras. Es una metáfora, un símbolo, que se repite porque quiere decirnos algo; es un mecanismo para ser descifrado, un enigma en busca de clave resolutoria. Son obsesiones, maquinarias perversas que ansian desnudarse ante kis ijos de quien observa, emanaciones
de lo interno, como efluvios del alma que vagan por los remotos conceptos
ocultos. Son los destellos gráficos de Tommy
Ingberg, un fotógrafo sueco que convierte su cámara en una fabrica de
sueños surrealistas e imposibles.
KarlFM.-