sábado, abril 14, 2012

EL TIEMPO NO PERDONA






Asi es, el tiempo no perdona, ni en las cosas ni en las personas, en nada, el paso de la vida pasa factura y lo joven y bello, lo fuerte y lo atractivo, lo moderno y lo fashion, se transforman en lo rancio y lo decadente, en lo fofo y lo feo, en definitivo, en lo viejo, lleno de grietas, arrugas, gorduras, flacideces, oxidaciones; hay quien lo soporta mejor, hay quien incluso mejora, son escasos, los hay que apenas cambian, que saben cuidarse, llevan una vida sana y la genética de altos quilates es su fiel aliado; son privilegiados en el espacio y en el tiempo y aunque envejezcan lo hacen de otra manera, con clase y suavemente. Sin  embargo, otros, que fueron divinos en sus mejores tiempos, a medida que avanzan en la vida, se vuelven reliquias, antiguallas, fealdades, y pierden todo el encanto y la belleza que les caracterizó de jóvenes. Algunos no quieren envejecer y se entregan al bisturí, algunos recuperan parte de su glamour, pocos, pero otros caen en los infiernos de la monstruosidad y viven condenados a sus propias debilidades e inmadureces.

La belleza es una cualidad sujeta al tiempo, una virtud que esclaviza si caes presa de la misma; narcisismo, rechazo a las arrugas, endiosamiento, mala vida, dejadez, mala alimentación, alcohol, drogas, genética low cost, hacen que la evolución se transforme en decadencia, en algo esperpéntico. Es el precio que se paga por no querer aceptar la vejez y no vivir afín a la salubridad. Vivir es cuidarse, tener la mente en su sitio, no pasarse de vueltas y mantener un espíritu jovial, ajustado al transcurso de los años.

Todo envejece, nada permanece como fue, como salió de la fábrica; el niño que nace es bello, sin ninguna arruga, se hace joven y obtiene otro tipo de belleza, que en la madurez, cambia y en la vejez, nada tiene que ver. Aquella tersa piel y brillo corporal languidece y se vuelve diferente. Todos, tarde o temprano, nos hacemos viejos, cambiamos y nunca mas volvemos a ser lo que fuimos, así que, mejor aceptar, con sabiduría, el paso del tiempo y vivir armónicamente acorde a ese avance, sin necesidad de pasar por quirófanos, ni ser esclavos de dietas milagrosas, o simplemente no caer bajo gimnasios esclavos o ser víctima de drogas y otros estragos.

Los famosos lo son por muchas razones, algunos lo merecen, porque se lo han ganado  por talento, otros, lo han conseguido por la vía fácil, pero sea como sea, todos están sujetos al mismo patrón: el paso del tiempo, es por ello que a pesar de estar en la cima, no saben mantenerse y muchos decaen y se convierten en carne picada para canelones congelados de bajo precio. Son gente que han estado en el nirvana, han tenido el ocio a su alcance, dinero para empapelar varias propiedades, y belleza que encandila a cualquiera, sin embargo, venden su alma al diablo y caen enevenados por el flujo de la serpiente. Son gente que viven de sus físicos pero suelen perder rápidamente todo ese encanto que un día reflejaron, en las pantallas o en los escenarios. Fuera de sus cuidados intensivos, de sus kilométricos maquillajes, de sus vampirescos asesores de imagen, de sus luces de modelaje perfecto, o de sus bisturíes de alto standing, reflejan lo que realmente son, entes de carne y hueso que permanecen, mas que nadie, sujetos al paso del tiempo y se arrugan como las nueces de supermercado o engordan como los cerdos de granja; son personajes que, dadas sus posiciones y facilidad por el dinero y los lujos, deberían envek¡jecer con estilo y sencillez, pero apestan por dentro y suelen caer víctimas de sus malas vidas, destruyendo todo el glamour que un dia despertaron. Son divinidades que caen de su propio cielo y terminan diluidas en su propia miseria. Por suerte no todos pertenecen a esta especie y algunos pueden viajar a salvo en su Arca de Noé.

KarlFM






















































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