El día que descubrí a Frank Frazetta mi vida cambió por
completo, tenía tan sólo 10 años y un universo de fantasías se abrió dentro de mi. De repente aquel chico de aspecto rockero,
montado en su Harley Vintage, me dejó completamente postrado con sus
impresionantes ilustraciones, auténticas obras de arte. Considerado por los
amantes del género como el gran maestro de los maestros, Frank Frazetta nació en Brooklyn,
New York en 1928 y desgraciadamente
murió el 10 de mayo de 2010, a los 82 años de edad, a causa de un derrame
cerebral, perdiéndose así una de las mentes más privilegiadas del arte fantástico
y del mundo de Cómic. Sus diseños, especialmente de Flash Gordon, Buck Rogers, Conan
y Mad Max, marcaron una época sin precedentes así como sus colaboraciones en
las revistas de terror Creepy, Eerie o Vampirella, editadas por Warren
Publishing.
En cierta ocasión el propio Frazetta cuenta cierto director
artístico no estaba contento con su dominio de la anatomía, así que le dio un
libro y le dijo: “Frank, tu material está
muy bien, pero tienes que aprender algo de anatomía”. Frazetta se llevó el libro a casa y se pasó toda la noche copiando
los dibujos del libro, desde la primera a la última página. Al día siguiente se
presentó al editor y le dijo: “Muchas
gracias, ya he aprendido anatomía”.
Como todo artista en vida,
Frazetta pasó por todo tipo de altibajos logrando por fin logró despegar como
portadista gracias a los encargos de importante editores que creyeron en su
enorme potencial. A partir de estos momentos su vida artística sufre una enorme
explosión que le convertiría en uno de los más aclamados ilustradores de
fantasía de todos los tiempos, logrando lo que ningún otro artista ha conseguido
hacer: atrapar el instante exacto y dotar al mismo tiempo a los personajes de un
movimiento espectacular gracias a su increíble dominio de la anatomía humana y
su cinética. Nunca usó lo digital, todo salia de su mano, de su interior, primero a lápiz, luego a tinta, finalmente el color aplicado con pincel; un devorador de papeles, un hacedor de trazos maestros; Frank Frazetta fue un diamante único, esos que de vez en cuando nacen, aportan y brillan por luz propia, dejando su historia cuando desaparecen pero siemore siguen brillando en el cielo porque emanan su energía infinita. Ya no está entre nosotros pero su legado quedará eternamente para poder ser visto, admirado y recordado.
KarlFM.-
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