Cuando tenía 18 años, mi madre me regaló una cámara amarilla y sencilla
de la marca Sea & Sea,
que se asemejaba más a un juguete que a un equipo real. Por aquel entonces
estaba trabajando en Egipto, como guía de buceo, y fue así como empecé a
practicar, comprando libros de fotografía submarina y probando. Poco a poco,
las fotos fueron mejorando. Recuerdo que mi primer modelo de calidad fue una
raya que posó para mí durante unos 20 minutos.
Con 20 años y dos años de experiencia como instructora, pensé que era
el momento de un cambio. Así que me apunté a un trabajo como fotógrafa, que
consistía en realizar fotos durante los viajes de buceo, a los turistas.
Durante ese tiempo, tuve mucho tiempo para estar bajo el agua, sola,
disfrutando de un entorno abierto y tranquilo, en el que más a gusto me
encuentro. Cuando volví a Londres, con 21 años, me dediqué a dar clases de
buceo y a ejercer de asistente de cámara, mientras ideaba mis propios montajes
de fotografía submarina. De alguna forma, logré un encargo de la marca Fabergé, y desde ahí las cosas se
sucedieron. Encontré un agente y pude dedicarme a este trabajo.
De alguna forma, el agua llegó antes que la fotografía, y ahora me
resultaría muy extraño extraerla de mi trabajo. Todo mi equipo y mis
conocimientos están relacionados con este tipo de fotografía, por lo que un
cambio no me tienta. Me gusta la magia que se consigue bajo el agua, y que no
veo posible en tierra.
Lo cierto es que el concepto de fotógrafo submarino suena más
glamouroso de lo que realmente es. Invierto mucho tiempo mojada, pasando frío,
esperando a que las cosas estén como tienen que estar. Pasar de 10 a 12 horas
al día nadando es muy duro para el cuerpo, y generalmente termino rota, después
de un día de trabajo. Si no fuera por el deseo de lograr la foto perfecta,
habría tirado la toalla hace mucho tiempo.
Aunque me gustaría poder hacerlas en el océano, la verdad es que los
presupuestos no siempre dan para ello, por lo que suelo conformarme con unos
estudios que hay en Londres. Allí se ruedan escenas de películas como Harry Potter, James Bond y otras grandes
producciones, y los utilizo cuando no hay ningún rodaje en marcha.
Puesto que Zena está muy ocupada con encargos y proyectos, evito
robarle más tiempo del necesario. Le dejo unas preguntas más, en el aire, por si
en el futuro dispone de unos minutos para responderlas. Mientras, publico lo
que aquí termina, junto con una breve muestra de lo que Zena Holloway es capaz de
hacer en las circunstancias adecuadas.
Zena Holloway
Encontrarse dentro de una piscina o en el mar buceando, solo y rodeado de tus fantasías es una de las experiencias más gratificantes que existen en la vida ya que es como un regreso a la paz interior del útero materno, donde todo flota ingrávido y seguro. Esa tranquilidad solitaria es un vínculo directo y profundo con tus pensamientos, con tu sensibilidad libre de las ataduras y presiones del mundo, es, en definitiva, lo mas parecido a volar en el interior de tu imaginación.
Zena Holloway nació en Bahrain pero prácticamente se crió en Londres. Está considerada como una de las mejores fotógrafas subacuáticas del mundo no solo por el dominio de la compleja técnica bajo el agua sino por sus exquisitas composiciones artísticas, mezcla de los medios fotográficos tradicionales y la edición digital. Ha colaborado con Discovery Chanel y National Geographic y con las más prestigiosas firmas de moda, cosmética y publicidad. Su galerìa WaterBabies recibió la medalla de plata de la Royal Photographic Society.