La crisis actual es verdaderamente profunda. Se podrá salir de ella, pero no será inmediatamente, sólo cuando haya un cambio profundo. Es una crisis nueva por diferentes aspectos. Es evidente que está modificando los planteamientos ideológicos. Las herramientas que el capitalismo tiene para salir de la crisis no son suficientes. En estos momentos no tenemos ningún medio para superarla y deberemos pensar en nuevos medios para escapar de ella. Por ahora, las ideas que hay están un poco borrosas. Me parece lógico y necesario que nazcan diferentes puntos de vista opuestos al capitalismo, como el 15-M. Pero habrá que reflexionar sobre estos movimientos para ver a dónde nos llevan.
¿Cuál es la alternativa al sistema capitalista, que ha demostrado no
estar interesado en el beneficio social?
Está claro que el funcionamiento
del mercado ha caído. En los años ochenta se pensaba que el sistema capitalista
de mercado era el único camino, pero el sistema neoliberal está revelando su
verdadera cara, la de la tragedia misma para el propio mercado. Estos
mecanismos capitalistas son terribles en el terreno de la desigualdad. La
jerarquía del poder capitalista ha introducido el declive de los estados y de
la civilización occidental. Debemos pensar en la superación del mercado y de
las actuales condiciones entre países ricos y países pobres, y acabar con las
injusticias de las condiciones de la economía del desarrollo.
Ante los pactos de la política con la banca, ¿en qué estado de
vulnerabilidad se encuentra el ciudadano?
Hoy la banca y la finanza no son
la cara fea del capitalismo, porque son el capitalismo mismo. No existe el
capitalismo sin la banca, no existe el capitalismo sin las finanzas. Hoy no
existe la posibilidad de pensar en un mítico capitalismo industrial, no existe
el pequeño emprendedor que da trabajo a la gente. El Estado hoy está totalmente
condicionado por los mecanismos financieros, que lo han absorbido por completo,
por lo que no se puede pedir a los gobiernos que nos salven de las finanzas,
porque ellos son los representantes de las finanzas.
¿Qué papel tiene el ciudadano en esta situación crítica: debe salir a
la calle o esperar a que vuelva la normalidad?
El ciudadano debe pensar y
defender su propio destino. Sólo le salvará la capacidad de reorganizar la
democracia. La democracia debe renovarse desde un órgano constituyente nuevo,
porque las Constituciones existentes están basadas en la propiedad privada.
Nosotros debemos cambiar las Constituciones. Hemos llegado a un momento en el
que la producción se ha vuelto cada vez más inmaterial. Siempre habrá una
necesidad de elementos o momentos jerárquicos para que el valor producido pueda
ser recogido y ordenado, pero ya no hay ninguna necesidad de la propiedad
privada como centro de la producción y desarrollo. Hay que modificar el
concepto mismo de desarrollo. La producción ya no puede estar encaminada sólo
al beneficio. Debe pasar a un primer plano la producción del ser humano por el
ser humano. La propiedad privada no puede gobernar la democracia. La riqueza no
debe seguir siendo como hasta ahora. Ya no sirve producir para ganar, sino para
compartir.
¿Cómo se imagina ese cambio de
las constituciones de los estados, de manera radical, moderada?
Hay muchas experiencias,
violentas y tranquilas. Los métodos se inventan, no hay métodos
predeterminados. Los estados están completamente en crisis. El Estado nunca ha
querido ceder su soberanía, pero finalmente la ha cedido, por desgracia, a las
finanzas. ¿Cómo debe conquistar el ciudadano su soberanía? Probablemente,
mediante un proceso muy fatigoso y largo. Podemos imaginar que habrá violencia,
enfrentamientos y conflictos. Quienes están en el poder no quieren abandonarlo
y quien no tiene el poder quiere apropiárselo.
¿Cree que un movimiento que salga a la calle a protestar ayuda a la
reforma de la que está hablando?
Creo que sí, porque un
movimiento, llámalo Mayo del 68 o indignados o acampados, incide sobre una
escena global que provocará el inicio de las discusiones. No nos sacará de la
crisis, desde luego, pero ayudará a reflexionar cómo salir de ella. Se
construirán ideas nuevas sobre la representación, sobre la presencia de los
ciudadanos, el modelo de cultura y los instrumentos de comunicación e
intelectuales relacionados con los recursos informáticos.
Sin embargo, los recortes del
gasto social son tan graves que parece que el nuevo modelo de Estado que se
avecina tiene poco que ver con el que usted indica. De hecho, asoma uno mucho
más cruel. Cuando hablamos de superar el
mercado, nos referimos a imponer el impuesto de patrimonio, de expropiar a los
ricos. El problema es muy sencillo. ¡No es difícil! Se trata de decidir si se
está de una parte o de la otra: seguir con un mercado que no funciona o
inventar una nueva línea de acción que está por llegar. De la única cosa que
estamos seguros es de que, si este mercado continua marcando las pautas, la
crisis continuará siempre a peor. Así que se trata de inventar una salida, que
no es la que pasa por la masacre de los inocentes de esta crisis.
¿Echa en falta la tradición marxista de los años sesenta?
Hoy en día no sé lo que significa
la categoría obrera. La categoría del proletariado es una extensión enorme. Hoy
el problema realmente grave es la ausencia de autonomía del desarrollo de esta
figura social y de su propia subjetividad. Son hombres y mujeres que quieren
ser más libres y que no quieren vivir sin imaginación, sin creatividad, sin
alegría. Esta es la principal discusión: la revuelta contra el mercado debe ser
la exaltación de la singularidad y la libertad. La libertad, la verdad e
igualdad.
¿Ha desaparecido la desigualdad a favor del desarrollo de la libertad?
Las fuerzas del mercado se han
impuesto desde los inicios de los setenta: cuando Nixon y Kissinger desligan el
dólar del patrón oro. Por otro lado está el documento de la Comisión
Trilateral, en el que se dice que la democracia debe marcar los límites al
liberalismo. Pero esto se sabe desde siempre, sólo los periodistas han cambiado
el significado de la palabra libertad por liberalismo.
Ante un panorama como el que describe, ¿qué tiene que hacer la
izquierda para ser capaz de reconducir esta crisis?
La izquierda está completamente
absorbida por el mecanismo del mercado y aterrorizada ante la tesitura de tener
que salir de esos mecanismos del propio mercado para poder seguir siendo
izquierda. Hoy vivimos la derrota del neoliberalismo y la tragedia de la
izquierda. Se trata de inventar una izquierda nueva, que dé espacio a una nueva
forma de pensamiento. Hay que reinventar la comunidad, porque esta sociedad se
ha dividido en dos categorías irreconciliables: ricos y pobres. Debe construir
una nueva política.
Toni Negri. Filósofo