Esta crisis no sólo es financiera. También lo es de liderazgo. Repasemos las figuras políticas que había en los años 40 y 50: Churchill, Stalin, Mao, Adenauer... Cada cual con lo suyo, claro. Y ahora qué: pues un Berlusconi, enredado en un montón de causas judiciales; o un Sarkozy, que es el paradigma del adolescente hiperactivo, siempre a lo que salta. Por no hablar de Bush y otros ... Personajes todos ellos de segunda clase. ¿Qué podemos esperar de esta gente? Estamos entrando en un periodo de barbarie, como el que se daba en los últimos años del hundimiento del Imperio Romano. Y tenemos a los bárbaros dentro. Eso ha provocado una sociedad impulsada por el miedo. ¿No querían globalización? Pues esto es: el sistema de desarrollo resulta insostenible. Vivimos en el centro de un gran chantaje.
José Luís Sampedro
¿Dónde están las castas intelectuales que crean y consolidan las bases de los movimientos sociales e ideologías? La gran mayoría apoltronada en los butacones del sistema cobrando suculentos emulentos de quienes pervierten y destruyen las ideas y los avances. La sociedad necesita líderes ideológicos como José Luís Sampedro, personas que abren el mundo de la opinión, el universo infinito del pensamiento amplio, y conducen con ello a la creación de libertad, conciencia, justicia y cambio. Son personas que siembran vitalidad, generan energía, fundamentan bases y despejan el camino de nubarrones. Son personas con las que pasarías un tiempo infinito escuchando su sabiduría, como el niño al que le cae la baba mientras escucha embobado al maestro. Desde este portal que, día a día va creciendo en contenidos, ilusiones, dedicación y sobretodo, visitantes, quiero aportar mi grano de arena a esta inmensa escuela que es la vida, aportar mi parte para todos vosotros, para que cada vez seamos más los que queremos un mundo distinto, sin importar banderas, culturas, razas, condiciones, etc, y que desde todas las partes del mundo busquen respuestas y reacciones contra este sistema que corrompe y destruye todo lo que toca. El mundo es de todos y no de unos cuántos.
