"La vida tiene un sentido que los adultos conocen» es la mentira universal que todos creen por obligación. Cuando, una vez adulto, uno comprende que no es cierto, ya es demasiado tarde ... La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera. Me pregunto si no sería más sencillo enseñarles a los niños desde el principio que la vida es absurda. Ello le robaría algunos buenos momentos a la infancia, pero permitiría que el adulto ganara un tiempo considerable (por no hablar de que uno se ahorraría al menos un trauma: el de la pecera)"
La Elegancia del Erizo.
La Elegancia del Erizo.
Recuerdo que hace mucho tiempo leí una frase que me conmocionó la idea que tenía sobre los críticos: “Los críticos ven la música y oyen la pintura”, algo que parece darse muy a menudo en este mundillo de sabiondos frustrados. El historiador, político y poeta francés, Alphonse de Lamartine, definió la crítica como la fuerza del impotente y así es. Muchos se atreven a derribar o a ensalzar lo que ellos mismos son incapaces de crear.
Jules Renard, escritor y dramaturgo francés matizó que la crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener. Por tanto, la crítica convertida en sistema es la negación del conocimiento y de la verdadera estimación de las cosas. "Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento" (Immanuel Kant).
Hablo de crítica porque como amante del arte y de las buenas cosas me ofende cuando leo críticas malolientes que considero desaforundas porque como bien dice la frase "un mal escritor puede llegar a ser un buen crítico, por la misma razón que un pésimo vino también puede llegar a ser un buen vinagre".
Para alguien que intenta indagar sobre un creador o su obra, nada hay peor que tragarse críticas de week-end montadas a base de tecnicismos anglicanos, palabras inventadas y conceptos que ni el propio autor de los mismos entiende. Muchos críticos deben fumar piel de plátano ya que alucinan pepinos cuando en realidad no hay más que hamburguesas. Los críticos, antes de escribir, deberían aprender lo que realmente el oficio de lo que critican; por tanto yo les diría a los críticos "Caballeros ... bajen de su montaña y hagánlo ustedes mismos?".
Lo que más me joroba de esos críticos dinamitadores es ver lo incapaces que son por crear algo pero que fácilmente destruyen; son plumas de mala tinta, llenas de burbujas que volatizan las neuronas y el sentido común; este tipo de personajes deberían postrarse en el diván de un psicoanalista y desmenuzar lo que esconde su armario animico.
Alguien dijo hace tiempo ... "al mirar hacia atrás, el crítico ve la sombra de un eunuco." Realmente ¿quién sería crítico si pudiera ser creador? Oscar Wilde decía que en los mejores días del arte no existían los críticos simplemente porque el arte podía volar libremente.
El otro día ví la película El Erizo, de Mona Achache, basada en la genial novela de Muriel Barbery. Se trata de un film francés que relata el encuentro inesperado entre algunos de los habitantes de un viejo edificio de lujo de París. Como es de costumbre cuan do hablo de películas no voy a dar detalles de la cinta ya que el cine es para verlo pero si dejar constatado cuanto inepto corre por el mundo para escribir sandeces y encima que se las paguen. Veamos dos críticas contrastadas.
"Francófobos abstenerse. (...) Hay algo medularmente francés en el sofisticado modelo de cursilería y en la tupida red de mentiras que encuentran en esta película su carcasa ideal (...) bien podría ser firme opositora al título de película más repugnante de la temporada." (Jordi Costa: Diario El País, http://www.elpais.com/cartelera/peliculas/el-e... ).
"La elegancia del buen cine. (...) Hermoso drama, pequeñito y sin pirotecnia, que habla de sentimientos sin sentimentalismo, adapta un libro sin ser literario e invita a la reflexión sin aburrir. (...) Vayan a verla. (...)." (Federico Marín Bellón: Diario ABC).
Yo ví la película porque había oído hablar muy bien del libro y porque mi amigo Antonio Aragües me la recomendó en uno de mis blogs. Personalmente la película me encantó, sobretodo la historia de la niña Pamela a la que me impresionó por su increíble cabellera einsteniana y su extensa y profunda inteligencia plasmada en dotes creativas como artista, así como por sus ingeniosas respuestas de corte intelectual ante un mundo adulto que plasma y censura toda forma de ser. Sin embargo, creo que la película podía haber dado más de si.
El erizo es un animal que para protegerse de lo adverso se recoge como una bola de púas de modo que nadie se le acerque; dando esa sensación de dureza externa protege su alma sensible por dentro.
En la película todos los personajes viven encerrados dentro de esa propia bola de pinchos, la niña, su padre, su madre, su hermana, la portera, el japonés, etc., todos los personajes se ocultan en si mismos bajo aparentes disfraces; la cámara de video es el símbolo conductor que registra la verdadera naturaleza del ser humano (fijense que en la cinta los personajes insisten en no dejarse grabar, no quieren mostrar sus debilidades).
Tanto la película como las actitudes de los protagonistas disponen de muchos frames plagados de simbologías psicoanalíticas que de no estar atento pueden pasarte desapercibidos; la pecera, la historia del pez en el inodoro, los dibujos gráficos en blanco y negro (positivo y negativo) en la pared de la habitación de la niña, las conversaciones de la madre neurótica con las plantas, el pasotismo del padre, los cinemafotogramas en los libros de Pamela, el final dramático e inesperado de la portera, la anciana que se equivoca de piso y pregunta por las plantas que no están, etc.
No he leído aun el libro que probablemente encierre más detalles de esos microuniversos paralelos y distantes que cohabitan en un mismo espacio y tiempo psicológicos, momentos suspendidos entre realidades yuxtapuestas. Quizás todos deberíamos preguntarnos, ¿de qué realmente se protegen las personas? Quizás la respuesta está en el final del film. Un excesivo letargo conduce inevitablemente a un trágico final.
Trailer:
http://www.youtube.com/watch?v=6zaRxpiS5lo
Hablo de crítica porque como amante del arte y de las buenas cosas me ofende cuando leo críticas malolientes que considero desaforundas porque como bien dice la frase "un mal escritor puede llegar a ser un buen crítico, por la misma razón que un pésimo vino también puede llegar a ser un buen vinagre".
Para alguien que intenta indagar sobre un creador o su obra, nada hay peor que tragarse críticas de week-end montadas a base de tecnicismos anglicanos, palabras inventadas y conceptos que ni el propio autor de los mismos entiende. Muchos críticos deben fumar piel de plátano ya que alucinan pepinos cuando en realidad no hay más que hamburguesas. Los críticos, antes de escribir, deberían aprender lo que realmente el oficio de lo que critican; por tanto yo les diría a los críticos "Caballeros ... bajen de su montaña y hagánlo ustedes mismos?".
Lo que más me joroba de esos críticos dinamitadores es ver lo incapaces que son por crear algo pero que fácilmente destruyen; son plumas de mala tinta, llenas de burbujas que volatizan las neuronas y el sentido común; este tipo de personajes deberían postrarse en el diván de un psicoanalista y desmenuzar lo que esconde su armario animico.
Alguien dijo hace tiempo ... "al mirar hacia atrás, el crítico ve la sombra de un eunuco." Realmente ¿quién sería crítico si pudiera ser creador? Oscar Wilde decía que en los mejores días del arte no existían los críticos simplemente porque el arte podía volar libremente.
El otro día ví la película El Erizo, de Mona Achache, basada en la genial novela de Muriel Barbery. Se trata de un film francés que relata el encuentro inesperado entre algunos de los habitantes de un viejo edificio de lujo de París. Como es de costumbre cuan do hablo de películas no voy a dar detalles de la cinta ya que el cine es para verlo pero si dejar constatado cuanto inepto corre por el mundo para escribir sandeces y encima que se las paguen. Veamos dos críticas contrastadas.
"Francófobos abstenerse. (...) Hay algo medularmente francés en el sofisticado modelo de cursilería y en la tupida red de mentiras que encuentran en esta película su carcasa ideal (...) bien podría ser firme opositora al título de película más repugnante de la temporada." (Jordi Costa: Diario El País, http://www.elpais.com/cartelera/peliculas/el-e... ).
"La elegancia del buen cine. (...) Hermoso drama, pequeñito y sin pirotecnia, que habla de sentimientos sin sentimentalismo, adapta un libro sin ser literario e invita a la reflexión sin aburrir. (...) Vayan a verla. (...)." (Federico Marín Bellón: Diario ABC).
Yo ví la película porque había oído hablar muy bien del libro y porque mi amigo Antonio Aragües me la recomendó en uno de mis blogs. Personalmente la película me encantó, sobretodo la historia de la niña Pamela a la que me impresionó por su increíble cabellera einsteniana y su extensa y profunda inteligencia plasmada en dotes creativas como artista, así como por sus ingeniosas respuestas de corte intelectual ante un mundo adulto que plasma y censura toda forma de ser. Sin embargo, creo que la película podía haber dado más de si.
El erizo es un animal que para protegerse de lo adverso se recoge como una bola de púas de modo que nadie se le acerque; dando esa sensación de dureza externa protege su alma sensible por dentro.
En la película todos los personajes viven encerrados dentro de esa propia bola de pinchos, la niña, su padre, su madre, su hermana, la portera, el japonés, etc., todos los personajes se ocultan en si mismos bajo aparentes disfraces; la cámara de video es el símbolo conductor que registra la verdadera naturaleza del ser humano (fijense que en la cinta los personajes insisten en no dejarse grabar, no quieren mostrar sus debilidades).
Tanto la película como las actitudes de los protagonistas disponen de muchos frames plagados de simbologías psicoanalíticas que de no estar atento pueden pasarte desapercibidos; la pecera, la historia del pez en el inodoro, los dibujos gráficos en blanco y negro (positivo y negativo) en la pared de la habitación de la niña, las conversaciones de la madre neurótica con las plantas, el pasotismo del padre, los cinemafotogramas en los libros de Pamela, el final dramático e inesperado de la portera, la anciana que se equivoca de piso y pregunta por las plantas que no están, etc.
No he leído aun el libro que probablemente encierre más detalles de esos microuniversos paralelos y distantes que cohabitan en un mismo espacio y tiempo psicológicos, momentos suspendidos entre realidades yuxtapuestas. Quizás todos deberíamos preguntarnos, ¿de qué realmente se protegen las personas? Quizás la respuesta está en el final del film. Un excesivo letargo conduce inevitablemente a un trágico final.
Trailer:
http://www.youtube.com/watch?v=6zaRxpiS5lo
