Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.
Proverbio chino.-
Proverbio chino.-
Pocos son los seres humanos que saben templar sus extremos, si todos fuéramos capaces de ello, nuestra vida sería mucho más equilibrada de lo que es, y no me refiero a nivel individual, sino como sociedad e Humanidad que somos. Como eso no es posible, dado que los resortes que mueven el motor del desarrollo mundial están dinamizados con el fin de construir una sociedad desequilibrada, no hay más remedio que intentar moderarnos por méritos propios para alcanzar ese equilibrio perdido.
Con todo el respeto que el reino animal merece, el zoológico humano es otra historia distinta, en el viven diferentes especies que deben coexistir entre ellas de manera que mantengan ese equilibrio tan deseado y escasamente conseguido. Muchas de estas especies son imposibles, otras asequibles, algunas asociativas y pocas amigables. Los vapuleos, los zarpazos, las mordeduras, los picotazos, son tan comunes que muchas veces prefieres no trascender tus límites personales y mantenerte en tu reducido espacio vital. Hay tanto mal rollo en la sociedad que muchos días preferiría no salir de mi guarida, de ese oasis personal tan difícil de conseguir, y vivir moderadamente con esos equilibrios conseguidos a base de un cúmulo de muchas historias.
Si queremos vivir con cierto equilibrio hay que moderar nuestras polarizadas personalidades, una misión muy difícil dado los tiempos que corren. La gente vive rápida, apresuradamente alocada, en un constante vaivén ninja que la mayoría de las veces termina en un torbellino de experiencias sin sentido, sorteando dardos bajo débiles antifaces que cubren nuestras carencias vitales dañadas.
La vida moderna es tan apresurada que apenas podemos bocanear el aire contaminado que respiramos, vamos como pelotas de goma, pim, pam, pum!!! rebotando de un lado para otro, botando sin parar, volando como pajarillos asustados buscando ansiosamente una rama donde colgar los plumajes. El ir de culo, el estar agobiado, el no tener tiempo ni para llamar a un amigo enfermo, el oir constantemente palabras stress, mobbing, depre, absentismo, control orwelliano, globalización, crisis, capitalismo salvaje, amos del mundo, hambre, sida, guerra, etc., son cosas muy al día que demuestran una vez más que vivimos bajo el saurio del extremismo, el acongojamiento, las prisas, el desmadre, el abuso, la corrupción, el enriquecimiento desmedido y el pasotismo más absoluto. Como dice el titulo .... UNA PERSONA ES SABIA CUANDO ES MODERADA.
Pero eso no esa asi,nuestro mundo se construye en base al desequilibrio, el extremismo, la carencia de moderación, da igual en que esfera uno se encuentre, en todas partes de cuecen habas pero las cúpulas se desfasan por momentos y todo se mueve en torno a una dinámica vírica e imparable; cargas policiales desmedidas por desalojar derechos reconocidos legalmente; llamamientos públicos de la Iglesia afirmando que los preservativos aumentan el sida, grandes salarios de politicos frente a los infimos salarios de los trabajadores, crisis terrible pero al mismo tiempo los bancos presumen de beneficios, ministros y jueces que se gastan pastones en cacerías de venados mientras apenas los ciudadanos a pie pueden pagarse los pollos para la comida del domingo, todo eso, y mas cosas, representan la parte muy dura de la vida y con ese radicalismo una sociedad nunca puede funcionar correctamente. La moderación es el camino para llegar entero a los sitios.
En la calle nos atropellan, nos inundan de impuestos, de pagos, los vehículos más grandes empujan a los más pequeños, tenemos ruido, alienación, injusticia, salarios bajos, precios altos, nos atragantamos de comida insana y si nos disponemos a hacer una fila para pagar un impuesto nos ponemos muy nerviosos. Menos mal que no llevamos espadas Samurais o Magnums 49, porque las calles estarían alfombradas de cabezas rodantes. La gente está descerebrada, punta en rojo al filo del abismo, pero a su vez apoltronada como muebles del siglo XV. Eso es desequilibrio también, porque vivimos en el extremo de la sociedad aparentemente libre pero realmente represora. Unos viven como dioses mientras el resto como parias, no hay moderación y eso enferma la vida. La gente se ignoran unos a otros, se pelean como gallos mexicanos, sacan sus arietes y embisten como toros de lidia, y es que el mundo de hoy en día es una chamuscada, un cachondeo descontrolado preso de los extremismos inmoderados. Da igual el lugar de los hechos, pasa en todos lados, el mal también se globaliza, aquí, allí, mas allá, donde el ser humano coloca su pie marca la huella de Caín. Sinceramente la gente está muy quemada.
Esta misma crispación no permite quedarse sin hacer nada; porque el que se apura no puede quedarse quieto, tiene que seguir con su actividad frenética ganándole la carrera al tiempo que es el único que no puede esperar por naturaleza. Nos apuramos para poder hacer más y más cosas raramente útiles y hasta innecesarias y llegamos a agotarnos en ese proceso, para que al final del día podamos caer en la cama y quedarnos dormidos de inmediato y de esa manera no nos quede tiempo para pensar en la forma en que estamos viviendo. Hasta los jubilados tienen agendas repletas de compromisos, los padres están hipotecados y deben esclavizarse al trabajo precario que tienen; los niños casi no tienen tiempo para jugar porque además del colegio tienen que ir a refuerzos extras o actividades extraescolares. Todo anda revuelto y las grandes ciudades se comen a los pequeños ciudadanos. La masificación rompe los equilibrios porque no entiende de moderaciones.
Sólo estando consciente en esta vida uno no está muerto; porque el que se apura en cosas triviales que ni siquiera le interesan, no vive, porque lleva puesto todo el tiempo el piloto automático y el billete de caducidad. La mayoría de los que vemos por la calle no miran a nadie solo se fijan si un buen culo se menea al son sexy del reggateon de moda; no se aprecia la belleza de los árboles ni los días de sol, se atropella a todo el mundo como si algunos fueran los únicos inteligentes, esos son los que ya hace rato que están muertos, víctimas del apuro, la vanidad y el éxito.
Siempre he pensado que los extremos son malos, porque revolverse las vísceras es terrible ya que produce innumerables cólicos y diarreas mentales. Uno no puede de repente ponerse rojo como una guindilla y al poco tiempo parecer un plátano colgado en las Bahamas. Tampoco es cuestión de tumbarse en una hamaca y fumarse un cilindro de hojas Maria. La nutrición mental ha de ser variada pero justa en su calidad y medida ya que la copiosidad produce abultamientos en la barriga, acumulación de grasas, sobrepeso corporal y estreñimiento crónico. Cuando logramos vivir con moderación y equilibrio podemos decir que la sabiduría ha entrado en nuestras vidas.
Según el Diccionario de la Lengua Española, “moderar es templar o ajustar lo que se considera excesivo, o presidir, dirigir un debate, asamblea o mesa redonda, controlando el turno de palabra”. Por tanto, la moderación es el proceso de eliminar o disminuir los extremos. Dentro de la red, un moderador puede eliminar contribuciones poco apropiadas de un sitio Web, red social, foro de discusión, clan o canal de IRC según el sistema de moderación que represente. Nos guste o no es así.
La moderación es posible sólo con el dominio de uno mismo, para controlar las reacciones viscerales que no son útiles más que para sembrar la discordia porque no se puede tener paz en las contiendas. La paciencia y la capacidad de postergar son los dos pilares donde se asienta con holgura la moderación. Ser moderado es lo mejor, o sea no apurarse, no apegarse a las cosas, no apasionarse ciegamente por nada, porque el que cierra los ojos se pierde en un laberinto de contrariedades. Como dijo alguien una vez:
La sabiduría no se aprende, se adquiere viviendo y cometiendo errores, porque los caminos incorrectos son los que nos hace sabios. El sabio tampoco no se emociona demasiado con los éxitos y tampoco se afecta mucho con los fracasos, porque no cree en ninguno de los dos por separado, sino en ambas como dos opuestos necesarios. Una persona sabia nunca está apurada, se toma su tiempo, porque le da la misma importancia a todo, tampoco compite porque la competencia considera a todos como iguales sin reconocer que somos todos diferentes.
Saludos
Texto: KarlFM
Imágenes:
www.concienciasinfronteras.com
www.lacomunidad.elpais.com
Con todo el respeto que el reino animal merece, el zoológico humano es otra historia distinta, en el viven diferentes especies que deben coexistir entre ellas de manera que mantengan ese equilibrio tan deseado y escasamente conseguido. Muchas de estas especies son imposibles, otras asequibles, algunas asociativas y pocas amigables. Los vapuleos, los zarpazos, las mordeduras, los picotazos, son tan comunes que muchas veces prefieres no trascender tus límites personales y mantenerte en tu reducido espacio vital. Hay tanto mal rollo en la sociedad que muchos días preferiría no salir de mi guarida, de ese oasis personal tan difícil de conseguir, y vivir moderadamente con esos equilibrios conseguidos a base de un cúmulo de muchas historias.
Si queremos vivir con cierto equilibrio hay que moderar nuestras polarizadas personalidades, una misión muy difícil dado los tiempos que corren. La gente vive rápida, apresuradamente alocada, en un constante vaivén ninja que la mayoría de las veces termina en un torbellino de experiencias sin sentido, sorteando dardos bajo débiles antifaces que cubren nuestras carencias vitales dañadas.
La vida moderna es tan apresurada que apenas podemos bocanear el aire contaminado que respiramos, vamos como pelotas de goma, pim, pam, pum!!! rebotando de un lado para otro, botando sin parar, volando como pajarillos asustados buscando ansiosamente una rama donde colgar los plumajes. El ir de culo, el estar agobiado, el no tener tiempo ni para llamar a un amigo enfermo, el oir constantemente palabras stress, mobbing, depre, absentismo, control orwelliano, globalización, crisis, capitalismo salvaje, amos del mundo, hambre, sida, guerra, etc., son cosas muy al día que demuestran una vez más que vivimos bajo el saurio del extremismo, el acongojamiento, las prisas, el desmadre, el abuso, la corrupción, el enriquecimiento desmedido y el pasotismo más absoluto. Como dice el titulo .... UNA PERSONA ES SABIA CUANDO ES MODERADA.
Pero eso no esa asi,nuestro mundo se construye en base al desequilibrio, el extremismo, la carencia de moderación, da igual en que esfera uno se encuentre, en todas partes de cuecen habas pero las cúpulas se desfasan por momentos y todo se mueve en torno a una dinámica vírica e imparable; cargas policiales desmedidas por desalojar derechos reconocidos legalmente; llamamientos públicos de la Iglesia afirmando que los preservativos aumentan el sida, grandes salarios de politicos frente a los infimos salarios de los trabajadores, crisis terrible pero al mismo tiempo los bancos presumen de beneficios, ministros y jueces que se gastan pastones en cacerías de venados mientras apenas los ciudadanos a pie pueden pagarse los pollos para la comida del domingo, todo eso, y mas cosas, representan la parte muy dura de la vida y con ese radicalismo una sociedad nunca puede funcionar correctamente. La moderación es el camino para llegar entero a los sitios.
En la calle nos atropellan, nos inundan de impuestos, de pagos, los vehículos más grandes empujan a los más pequeños, tenemos ruido, alienación, injusticia, salarios bajos, precios altos, nos atragantamos de comida insana y si nos disponemos a hacer una fila para pagar un impuesto nos ponemos muy nerviosos. Menos mal que no llevamos espadas Samurais o Magnums 49, porque las calles estarían alfombradas de cabezas rodantes. La gente está descerebrada, punta en rojo al filo del abismo, pero a su vez apoltronada como muebles del siglo XV. Eso es desequilibrio también, porque vivimos en el extremo de la sociedad aparentemente libre pero realmente represora. Unos viven como dioses mientras el resto como parias, no hay moderación y eso enferma la vida. La gente se ignoran unos a otros, se pelean como gallos mexicanos, sacan sus arietes y embisten como toros de lidia, y es que el mundo de hoy en día es una chamuscada, un cachondeo descontrolado preso de los extremismos inmoderados. Da igual el lugar de los hechos, pasa en todos lados, el mal también se globaliza, aquí, allí, mas allá, donde el ser humano coloca su pie marca la huella de Caín. Sinceramente la gente está muy quemada.
Esta misma crispación no permite quedarse sin hacer nada; porque el que se apura no puede quedarse quieto, tiene que seguir con su actividad frenética ganándole la carrera al tiempo que es el único que no puede esperar por naturaleza. Nos apuramos para poder hacer más y más cosas raramente útiles y hasta innecesarias y llegamos a agotarnos en ese proceso, para que al final del día podamos caer en la cama y quedarnos dormidos de inmediato y de esa manera no nos quede tiempo para pensar en la forma en que estamos viviendo. Hasta los jubilados tienen agendas repletas de compromisos, los padres están hipotecados y deben esclavizarse al trabajo precario que tienen; los niños casi no tienen tiempo para jugar porque además del colegio tienen que ir a refuerzos extras o actividades extraescolares. Todo anda revuelto y las grandes ciudades se comen a los pequeños ciudadanos. La masificación rompe los equilibrios porque no entiende de moderaciones.
Sólo estando consciente en esta vida uno no está muerto; porque el que se apura en cosas triviales que ni siquiera le interesan, no vive, porque lleva puesto todo el tiempo el piloto automático y el billete de caducidad. La mayoría de los que vemos por la calle no miran a nadie solo se fijan si un buen culo se menea al son sexy del reggateon de moda; no se aprecia la belleza de los árboles ni los días de sol, se atropella a todo el mundo como si algunos fueran los únicos inteligentes, esos son los que ya hace rato que están muertos, víctimas del apuro, la vanidad y el éxito.
Siempre he pensado que los extremos son malos, porque revolverse las vísceras es terrible ya que produce innumerables cólicos y diarreas mentales. Uno no puede de repente ponerse rojo como una guindilla y al poco tiempo parecer un plátano colgado en las Bahamas. Tampoco es cuestión de tumbarse en una hamaca y fumarse un cilindro de hojas Maria. La nutrición mental ha de ser variada pero justa en su calidad y medida ya que la copiosidad produce abultamientos en la barriga, acumulación de grasas, sobrepeso corporal y estreñimiento crónico. Cuando logramos vivir con moderación y equilibrio podemos decir que la sabiduría ha entrado en nuestras vidas.
Según el Diccionario de la Lengua Española, “moderar es templar o ajustar lo que se considera excesivo, o presidir, dirigir un debate, asamblea o mesa redonda, controlando el turno de palabra”. Por tanto, la moderación es el proceso de eliminar o disminuir los extremos. Dentro de la red, un moderador puede eliminar contribuciones poco apropiadas de un sitio Web, red social, foro de discusión, clan o canal de IRC según el sistema de moderación que represente. Nos guste o no es así.
La moderación es posible sólo con el dominio de uno mismo, para controlar las reacciones viscerales que no son útiles más que para sembrar la discordia porque no se puede tener paz en las contiendas. La paciencia y la capacidad de postergar son los dos pilares donde se asienta con holgura la moderación. Ser moderado es lo mejor, o sea no apurarse, no apegarse a las cosas, no apasionarse ciegamente por nada, porque el que cierra los ojos se pierde en un laberinto de contrariedades. Como dijo alguien una vez:
La sabiduría no se aprende, se adquiere viviendo y cometiendo errores, porque los caminos incorrectos son los que nos hace sabios. El sabio tampoco no se emociona demasiado con los éxitos y tampoco se afecta mucho con los fracasos, porque no cree en ninguno de los dos por separado, sino en ambas como dos opuestos necesarios. Una persona sabia nunca está apurada, se toma su tiempo, porque le da la misma importancia a todo, tampoco compite porque la competencia considera a todos como iguales sin reconocer que somos todos diferentes.
Saludos
Texto: KarlFM
Imágenes:
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