jueves, diciembre 04, 2008

¿QUÉ PASA CON LOS JÓVENES?

La juventud actual ha cambiado, no es la misma de hace generaciones atrás (normal, sólo faltaria) y eso es bueno en su parte evolutiva. El problema de la juventud de hoy es que anda perdida por culpa de la sociedad adulta. Esto no tiene perdón. La juventud representa la fuerza, la ilusión, la novedad, la esperanza y como no, el cambio. Todo eso se puede sintetizar en una sola palabra, REBELDIA y es que el joven que no es rebelde no es joven. La rebeldía es amar al mundo.


Los cambios de la juventud actual en relación con la de mi época, por ejemplo, son gigantescos. Cuando yo tenía 16 años (1970) los jóvenes estábamos tan reprimidos que nuestro ideal en la vida era la conseguir la libertad, eso hoy en día, no es la meta de la juventud … ¿por qué? Porque no pueden.


Los jóvenes actuales se encuentran metidos en una especie de democracia de la que sólo el nombre hace honor a su verdadero significado; todos los los referentes, políticos, sindicales, sociales, educacionales, religiosos y laborales están tan desprestigiados que conduce a los jóvenes a una situación de conflictos muy graves. Las salidas que tienen frente a ese completo vapuleo no son precisamente las que fortalecen sus valores sino todo lo contrario, son salidas de artificio y ociosidad que traen a su vez nuevos problemas; son la trampa del sistema.



La sociedad actual es increíblemente individualista, se rige por la bandera negra del egoísmo y carece por completo de proyectos colectivos. En una sociedad asi a quien le importa el prójimo? Cada cual a su rollo, a su bola, y como suelen decir en los argot cotidiano, lo que le pase al otro, es su problema. Nuestra “sociedad”, si puede denominarse así, incentiva pues, todos los mayores errores, vicios y males posibles y encima luego los penaliza y se aprovecha de ellos, es la sociedad de las hipocresías, de las mentiras, de las vaciedades, del acoso y la agresividad constantes. Sólo hay que leer los titulares de la prensa a diario y te das cuenta de que las personas somos carne de cañón para alimentar a esa gran alimaña llamada “sistema”.


De ahí que cuando se pregunta a los adolescentes que cosas son las que más les motivan suelen responder: el dinero, el sexo, la fiesta, la música, las últimas tecnologías (Internet, videojuegos), la moda y en último lugar aparece, el libro.


No es que a los jóvenes no les guste pensar es que el sistema no les motiva ni les da pie a ello, ni siquiera en las escuelas o en casa. El sistema quiere poco cerebro y mucha productividad, crítica cero y completa docilidad; las escuelas siguen los cánones marcados por el sistema porque simplemente el sistema educativo depende de él, por tanto abren las latas cerebrales y meten sardinas al peso y de bajo coste en lugar de ideas; consecuencia … un sistema educativo inepto con resultados penosos (el Informe Pisa lo demuestra). ¿y en casa qué pasa? Ja! En el dulce hogar suenan los villancicos de la tienda de los chinos, los padres llegan tarde, tan reventados, con escaso tiempo que deben volar, recoger, limpiar, planchar, preparar cenas, bañar nenes si éstos son peques, no hay tiempo para los deberes, para estar con los hijos charlando, en su lugar, precisan un “escape”: caen frente al tubo y al poco tiempo se quedan fritos como rollitos de primavera. ¿Y qué pasa con los nenes? Los nenes en el cuarto, enchufados a la Play, la X-Box, a la tele o chateando como locos en busca de la atención perdida. No es que esas cosas sean malas, jugar siempre aviva los sentidos y las capacidades, chartear te abre a otras culturas y estableces amistades distintas, ver buenos programas en la televisión puede incluso ser estimulante, el problema es substituir el cariño y la dedicación familiar por eso y dejar que su influencia se transforme en los nuevos destinos de la vida. En un hogar así … ¿quién puede pensar? ¿Dónde están los libros? Los libros están pero habitan como abrigos en la estantería del salón, haciendo juego con los tonos de la librería y del sofá.


Ese es el triste panorama global de los hogares familiares de este país, salvo algunas raras excepciones. Los modelos históricos de referencia cayeron y los sustitutos fracasan por completo. Los roles y trabajos en el seno familiar se han alterado y tomado una proyección muy diferente: las mujeres han evolucionado en muchos terrenos a costa de perder ciertas conductas tradicionales y los hombres se han quedado estancados en sus viejos roles salvo pequeñas excepciones.


De esta situación han nacido nuevos fenómenos sociales como los llamados “nidos vacíos”, “abuelas esclavas” o “padres currantes e hipotecados”; no se trata de bandas post punk o hardcore, son los nuevos conceptos aparecidos a raíz de la mala educación que está acechando el panorama de nuestro país. Ningún gobierno se aclara, cada uno trae su “libro gordo” bajo el brazo pero el sistema educativo se cae a pedazos; el índice de fracaso escolar es alarmante y el nivel cultural del país está hecho polvo. Si el sistema no funciona, las escuelas no enseñan bien y los padres pasan de todo, los hijos se sienten solos ante los interrogantes y se ponen frente al ordenador donde encuentran muchos substitutos de sus carencias.


Los expertos dicen que se habla mucho a los jóvenes pero algunos expertos sabios indican que se hace sin escuchar. Los hijos precisan de padres que no sean prepotentes ni impotentes porque los primeros reprimen, critican y “educan” para una sociedad que ya no existe; y los segundos son tan permisivos que dejan hacer todo a sus hijos. Pocos son los padres que saben estar en completa armonía con las necesidades sus hijos.


A mucha gente les preocupan los atentados, los accidentes, los trapicheos, las subidas de precios, etc.,, si, son cosas importantes, pero más importante es leer que la juventud va mal y que el mundo que les espera es un nido de víboras.


Los jóvenes no quieren toda esa mierda. Como no ven referentes en la vida real los buscan en otras cosas, muchas de las cuales a su vez están hábilmente manipuladas por el sistema para distraer la atención hacia objetivos preestablecidos. Los jóvenes no buscan esa patraña pero a veces caen en ella. Quieren libertad pero con responsabilidades, estímulos pero con creación, piden límites para poder encauzar su vida de manera provechosa y motivante. No quieren mentiras, engaños, falsas promesas, ni revoluciones de etiqueta. Piden ordenar su vida en una sociedad que realmente es un caos; quieren tener un futuro estable, donde poder realizar sus proyectos gracias a un presente motivador. Las drogas, el alcohol, el sexo descontrolado, la apatía, la desgana, las conductas violentas, etc., entre los jóvenes, son síntomas de una grave enfermedad social consecuencia de un sistema enfermo, caduco y erróneo; el sistema, los padres y las escuelas son los grandes artífices del desastre juvenil.


Sin lugar a dudas en casa es donde empieza la educación, cosa que actualmente no existe, hay que enseñar a estudiar, a divertirse, a culturizarse, a tener sexo positivo, a tener objetivos, proyectos, valores, comunicación, intercambio, respeto, sacrificio, esfuerzo, etc., todo esto desde el hogar y luego reforzado en las escuelas y por el Estado. Así es como se engendra una juventud fuerte, confiada, segura de si misma, creativa, capaz de remediar los defectos de una sociedad saliente y aportando nuevos caminos para una sociedad entrante de mejor calibre. Sin embargo, nada de eso se hace, no interesa, porque las viejas poltronas adineradas temen perder su culo caliente. Interesa mantener vivo el alacrán del capitalismo y que todo el mundo corra despavorido porque nadie tiene capacidad, ganas o tiempo para ni siquiera tirarse un pedo. No hay día en que no preguntes a alguien como le va todo y te responda: voy de culo”, “no tengo tiempo para nada”, "estoy choff", eto ta xungo".


Los padres están intentando sobrevivir como pueden, en una sociedad que es un asco, trabajar sin saber hasta cuando, para pagar todo, y más, con el miedo y la inseguridad metidos en el cuerpo, en todos los sentidos, donde se inculca el consumo inmediato del usar y tirar, el comprar sin poder, hipotecarse de por vida y pagar hasta por usar putas bolsas de plástico (¿si fastidian el clima porque no las suprimen? no, a pagar). Cualquier cosa es excusa para que pagues, para sacarte hasta la bilis, cuando más esclavo esté más dócil te vuelves. La consigna es anular cualquier capacidad de resistencia. Ante una sociedad así, todo ser humano desarrolla tensión, angustia y stress y las consecuenciqas son estados de depresión, desilusión, absentismo, escapismo artificial, ociosidad, etc.


Hoy leía en una cover de la prensa: En España 3 millones de parados ya. 1 millón de desempleados no reciben ningún tipo de prestación; y más adentro: Los abortos aumentan. ¿Cómo es posible que un mundo repleto de tecnologías, empresas, desarrollos, mercados, avances, gente inteligente, esté en crisis? ¿Cómo es posible que una sociedad llena de información sexual, escuelas, padres, medios anticonceptivos, etc., aumente el número de abortos en más de un 10% respecto a 1998? Son dos simples preguntas pero podríamos escribir millones de ellas.


Vas por la calle y ves, oyes y palpas la tensión, el nerviosismo, el odio, la indiferencia, el desamor, la intolerancia, la falta de deseo, de ilusión, de comunicación, la gente deambula aborta en si misma y ve al otro como posible agresor. En un espacio así cómo es posible que los jóvenes puedan crecer, vivir y desarrollarse?Vivimos constantemente en una especie de erosión emocional que fulmina nuestra capacidad racional y de reacción. vagamos por este mundo como presos de una drogadicción invisible. Nadie reacciona y se traga todo lo que viene.


No hay respuesta; el mundo es una gigantesca rueda repleta de pinchos que rueda sin parar hacia un fin desconocido; lo hemos hecho así; en algún punto del rodamiento aun pueden verse parajes con flores, oasis que alegran ese paisaje desolador que resta tras el paso de la gran rueda del mundo. La juventud representa ese paraje floral, una esperanza en medio del caos y la negritud del mundo actual, si nos somos capaces de enseñar y mantener viva esa esperanza, la juventud acabará entonando ese mítica frase del comic underground: "Vive rápido, muere joven y tendrás un cadáver bonito"

Karl, 54 años
padre rebelde con hija rebelde

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