Ser joven es fantástico, divertirse es genial, la libertad es el sueño de todo ser humano y las normas a veces agobian, pero la educación, insisto, la educación, no tiene edades ni fronteras, seas de aquí, de allá o de otro planeta.
¿Y por qué digo eso? Muy simple. Los fines de semana ciertos lugares de Barcelona se convierten en una apisonadora de residuos, un campo rebosante de suciedad, restos, meadas, botellas, envases, vasos, colillas, cristales rotos, latas, incluso condones y tampax usados. VERGONZOSO !!! Es como si un ejército de guarros y desalmados hubieran irrumpido en la metrópolis barcelonina.
Me produce escalofrios saber que eso pasa cada fin de semana, entre gran parte de la gente joven que sale de fiesta, me produce un penosa sensación que una parte de esa juventud les importa un carajo el civismo, la limpieza, ser responsables; ser grosero, mal educado, ensuciar y romper, parece ser que se ha puesto de moda en varios colectivos juveniles y eso es muy preocupante.
Cuando cojo mi bicicleta para ir a trabajar los sábados por la mañana a las 6’30, veo con mis propios ojos la debacle que se ha producido; un intenso y mal oliente hedor de alcohol barato y mal digerido, se impregna en el aire que respìro tras una fresca ducha y un suave sabor de desayuno natural. En aquel momento se me revuelve el estómago.
Suelo viajar mucho, visito paises diferentes, últimamente he estado en Budapest (Hungria) y puedo asegurar que es una ciudad más limpia que Barcelona, incluso en la zona más jóven. Lo mismo pasa con paises como Suiza, Austria, Suecia, Noruega, Luxemburgo, Islandia, Dinamarca, Finlandia, Canadá, Francia, Alemania., son limpios porque la gente está bien enseñada, sean niños, jóvenes, adultos o ancianos. Es cuestión de cultura, cuestión de cerebro, cuestión de ética, cuestión de limpieza, higiene e imagen, en definitiva, de responsabilidad. Ser marrano no es sinómino de rebelde, de joven, de moderno, de persona. Se puede ser rasta, punk, heavy, pijo, normal, clásico, vanguard, mod, rapero, popero, tecno o lo que te de la gana, pero el civismo es parte de los principios humanos, una forma inteligente de mantener una civilización limpia, coherente, habitable, para compartir y disfrutar entre todos; la limpieza no es una pijada ni una una molestia, es algo inteligente que permite la comodidad y evita que la realidad se convierta en un estercolero.
Veamos algunos ejemplos sacados de la prensa nacional:
"La suciedad desborda el centro de Barcelona. Barcelona acusa un aumento de actos vandálicos e incivismo".
"Regueros de orines, bolsas de basura, cartones, colchones y hasta electrodomésticos pueden observarse a plena luz del día en muchas calles de Ciutat Vella y del Eixample de Barcelona. La suciedad se ha adueñado de las zonas de mayor afluencia turística."
"El botellón, la suciedad y el ruido ocupan Barcelona. Vecinos y comerciantes critican la degradación del lugar y acusan al ayuntamiento de permisividad. La venta ambulante de bebida facilita las reuniones con borracheras y la acumulación de la porquería".
"Lo peor es cuando estás barriendo y la gente te tira basura a un metro de ti. O cuando te cierra la toma de agua de las mangueras. Su escoba ha arrastrado en no menos de 15 metros una decena de latas y una caja de vino."
"Ahora la gente es más marrana", pero no sólo los de fuera, los de aquí son iguales. Tenemos que bajar las bolsas a partir de las 20.00 horas. Pues no, hay vecinas que la bajan por la mañana y la tiran en cualquier rincón. Pero lejos de su portería. Lo mismo hacen los restaurantes, que las tiran en el callejón de al lado".
"Esto no es un lavabo, aunque lo parezca. Los orines son uno de los problemas más acuciantes de algunas de las zonas del Barri Gòtic y del Raval. El penetrante olor lo impregna todo. Las fiestas de Gràcia han padecido también este año la misma peste, que los trabajadores de la limpieza han combatido con chorros de zotal".
"Muchas ciudades europeas, como París y Amsterdam, disponen de urinarios públicos, pero el Ayuntamiento de Barcelona no tiene intención de implantarlos salvo ocasiones excepcionales como fiestas o conciertos. Como mucho, editará folletos con el lema Pipí, no. Los urinarios públicos son indispensables, de hecho ya existian allá por los años 60 pero el Ayuntamiento se los cargó. Si se quiere una ciudad que viva en la calle, el Ayuntamiento debe dar un servicio y evitar que la ciudad se convierta en un urinario público".
Conclusión ... Ser joven es enrrollado, preocuparse por el clima está guai, incluso tumbarse en la hierba de Ciutadella Park en plan hippy es pintoresco, pero al marcharse todo debe quedar limpio, sin restos; es cuestión personal, no hay que pensar …. bahhh ya lo limpiaran. Si todos tiramos la mierda allí donde pasamos, mal asunto, porque entonces la suciedad es consecuencia de una mala educación, de un pasotismo irracional; si los jóvenes no son limpios es porque la sociedad adulta es sucia y encima lo permite. Como siempre dijo un un famoso pedagogo .... "todos los principios de buena conducta que no se enseñan de pequeños se convierten en problemas cuando se es adulto."
KarlFM.-