Me has decepcionado", "me siento decepcionado", esto es decepcionante", "has frustrado las esperanzas que tenía puestas en ti", etc, todo eso son las típicas frases que soltamos cuando la rotura de expectativas invade nuestro interior, es como el golpe de un mazazo, proyectamos ilusión y nos dan lo contrario. Podríamos decir pues que la decepción es lo que sientes cuando algo o alguien no resulta ser como esperabas; por tanto, la decepción está íntimamente ligada al deseo y las expectativas sobre el mismo.
Muchas veces, suele decirse que las personas más felices son aquellas que no desean nada, ya que nunca sufrirán decepciones. Sin embargo, eso es un falacia; si no deseas, tampoco disfrutas; por tanto, algunas veces, si no se alcanza esa expectación, hay que volver a intentarlo, dar otra oportunidad, porque lo que cuesta conseguir, en ocasiones, no decepciona, sino que acrecienta el deseo y la satisfacción, cuando por fin se obtiene.
El deseo está necesariamente alimentado por la imaginación, ya que el deseo no cabe en los límites de la razón. Por eso, muchas veces, esperamos más de la cuenta, porque nos montamos castillos en el aire que luego, no son tales. El deseo muchas veces traiciona. Las personas somos así de complicadas.
¿Pero qué es lo que causa el deseo? Uno desea lo que no tiene, pero no todo lo que uno no tiene es deseado. Además depende de lo que se desea. Tal vez sea para satisfacer un placer, una necesidad, un proyecto, pero no todos los deseos satisfacen placeres y no todos los placeres insatisfechos provocan deseos. Además parece ser que siempre el deseo va acompañado de ciero grado de egoísmo. A veces es una especie de curiosidad por lo desconocido, ya que cuando uno lo conquista el deseo lo deja de desear. O probablemente sea una necesidad de sorprendernos, y cuando nos deja de sorprender lo dejamos de desear. ¿Pero por qué habría de tener una causa específica?
En nuestra sociedad se han puesto de moda nuevas técnicas para crear expectativas sobre cosas concretas, es lo que se llama el Marketing Viral cuya función es incrementar el deseo hacia determinados productos o situaciones aunque muchas veces el resultado de esta expectación decepcione.
Es cierto que los deseos no satisfechos nos traen decepciones pero los satisfechos nos traen satisfacciones. El que no desea nada no sufre decepciones, pero tampoco satisfacciones. Está más allá del deseo y la decepción. ¿En realidad es feliz? No es feliz, pero tampoco desdichado, más bien caerá en un profundo aburrimiento sin límites, por tanto, ante la vida uno debe dejarse impresionar, debe escoger entre desear o no desear, poder alcanzar una satisfacción o una decepción. Aunque el entorno y otros factores influencian al final el poder de la elección depende de nosotros mismos. La vida misma nos ofrece la capacidad de seguir el camino que nos proyectemos. Si te decepcionas quizás sobrevaloraste las cosas, a veces es mejor reducir las expectativas y mantenerse sujeto al cinturón de la realidad. En caso de colisión el "airbag" psicológico nos salvará del terrible impacto. Buena suerte!!!!
KarlFM.-