Oblivion,
la película con Tom Cruise, no se queda sólo en una peripecia llena de aventura, acción y
entretenido espejismo (...), sino que engarza entre todo ello una idea, una
fábula, entre la realidad y su manipulación (E.
Rodríguez Marchante: Diario ABC).
Es un film que para ciertos autores posee un mensaje oculto, una metáfora (Oblivion es algo que representa “el olvido absoluto”, en inglés) en la que nosotros somos Jack Harper (Tom Cruise). Trabajamos con la promesa falsa de una recompensa que nunca se dará: No hay nadie en Titán. Titán no existe. Trabajamos engañados para proteger los intereses de otros seres. Seres que actúan como parásitos.
Somos totalmente
prescindibles para ellos. Siempre habrá más como nosotros. Una vez que dejamos
de serles útiles, somos eliminados y reemplazados por nuevos Jack Harper. El
Ser Superior es la Pirámide invertida, el Ojo Que Todo Lo Ve: TET. En una de
las últimas escenas de la película, cuando se revela la identidad real de TET,
éste le dice a Jack: “Yo soy tu Dios“.
¿Cómo se traslada esto a nuestras vidas?
Vivimos engañados. Trabajamos día a día para
aumentar las riquezas de las familias que, por generaciones, han sido
propietarias de empresas y corporaciones. Trabajamos
para aumentar las riquezas de políticos, empresarios, la élite.
Lo hacemos por un
poco de dinero cada mes, que terminamos devolviendo a la élite en forma de impuestos y
consumismo. Y seguimos trabajando con una recompensa en mente: tener nuestra
propia empresa, acumular suficiente riqueza, las vacaciones de cada año… Una
recompensa vaga, falsa, que se da en pocas ocasiones.
Siempre hay sueños que nos hacen seguir mientras pasan los años.
Muchos sabemos que hay algo más. Que esto no es la vida como se supone que
debería ser. Pero “ellos” se encargan de mantenernos centrados en seguir. Al
mismo tiempo, se encargan de distraernos de esos extraños “recuerdos”: Sólo un poco más y recibirás tu recompensa.
Televisión,
hobbies, placeres, vacaciones, un ascenso, dinero, una familia perfecta… el
Cielo, el Paraíso después de la muerte… Todas estas cosas son distracciones. Hasta que ya no
somos productivos. Ya no somos parte de un “equipo eficaz”. Ya no servimos a
los intereses de la élite.
Entonces tenemos que ser destruidos. Despedidos. Desahuciados. Jubilados y
ahogados en el olvido.
Una vez que nos eliminan, somos reemplazados por nuevas personas como nosotros. Una nueva generación, chicos jóvenes y llenos de energía (que exprimir), de sueños (con los que distraerles), de ideas (que robar) y de ambición (que aprovechar). Una vez que dejen de ser útiles, serán eliminados y reemplazados por nuevos humanos. Así es como las corporaciones actúan como parásitos.
Quien gana siempre es la Élite. La Pirámide. El Ojo Que Todo Lo Ve. Jefes, Propietarios, Presidentes, Reyes. Más allá del Rey está Dios. Esto hace pensar. Si todo esto es un embudo, un sistema diseñado para exprimir al máximo a cada ser humano, hasta el momento en el que termina siendo sólo una cáscara seca y desechable… ¿quién está más allá de la élite? ¿Hay alguien más allá de la élite?
Fuente: texto extraido de la web http://2012elblog.com/conspiraciones/oblivion-pelicula-verdad/