En economía se llama deflación a
la bajada generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios.
Es el fenómeno contrario al de la inflación. Suele responder a una caída en la demanda
y puede tener consecuencias más negativas que la inflación. La deflación puede
desencadenar un círculo vicioso: Los comerciantes tienen que vender sus
productos para cubrir al menos sus costos fijos (entendiendo que el precio ya
no alcanza para pagar los costes variables), por lo que bajan los precios. Con
los precios bajando de forma generalizada, la demanda disminuye más, porque los
consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será
todavía más barato. En la inflación, sin embargo, ocurre todo lo contrario,
dado que los consumidores prefieren comprar antes los bienes de larga duración,
para anticiparse a subidas de precios. Dado este círculo vicioso, la deflación
se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la
economía, porque todos prefieren retenerlo. Una deflación prolongada, puede
tener efectos muy perniciosos en la economía nacional, dado que la industria no
encuentra salida a sus productos y sólo tiene pérdidas al tener que afrontar
costes fijos con ingresos menguados
Wikipedia.-
Sin consumo, los mercados se contraerán. Las empresas no invertirán,
los comercios cerrarán, los carteles de ‘Se alquila’ proliferarán en las calles
y los ingresos fiscales locales se desplomarán. Las empresas despedirán a sus
trabajadores, y la economía se contraerá más. ¿Por qué no hablan los
economistas de esos efectos de la deflación por deuda, que se han convertido en
el fenómenos más destacado de nuestro tiempo? Abogan por dar más dinero a los
bancos, en la esperanza de que, de una u otra forma, toda fuera a ir bien por
ese camino; como si los bancos fueran a prestar dinero para financiar
producción y empleo nuevos. Los economistas de la corriente dominante y los
dirigentes políticos de ambos partidos no se preguntan porqué los bancos se
sirven de esos obsequios para especular por doquiera, pagar a sus ejecutivos
bonos y elevadas remuneraciones o para pagar dividendos, en vez de prestar a la
pequeña empresa o hacer cosas que realmente pongan de nuevo en marcha a la
economía. Eso no puede explicarse, si no nos percatamos de que el servicio de
la deuda actúa como un sifón que extrae renta para inyectarla en un sector
financiero incapaz de reciclarla, derivándola de nuevo hacia la economía de la
producción y el consumo.
Michael Hudson.-
Ex economista de Wall
Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase
& Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer
fondo soberano de deuda del mundo para Scudder
Stevens & Clark. Fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial
demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia,
así como al Instituto de Naciones Unidas
para la Formación y la Investigación. Es distinguido profesor investigador en
la Universidad de Missouri de la
ciudad de Kansas y autor de numerosos
libros, entre ellos Super Imperialism:
The Economic Strategy of American Empire. Michael Hudson es presidente
del Instituto para el Estudio de Tendencias a largo plazo Económica.