“Necesitamos aventureros para moldear el mundo, más que gente que le teme a lo desconocido”, afirmaba Anaïs Nin en sus célebres “Diarios”. Este valioso legado contiene una serie de meditaciones sobre el carácter, la paternidad y la responsabilidad personal, así como una reflexión profunda y sincera acerca del inconsciente del hombre y la necesidad de reconocer en los artistas su compromiso con la sinceridad. Esos diarios fueron la voz más atrevida del siglo XX. Frente a las mujeres de su época, completamente definidas en sus roles de hijas, esposas y madres, Nin eludió el encorsetamiento y eligió la exploración libre de su propio yo porque en el inconsciente se encuentran no sólo los demonios del hombre, las fuerzas primitivas, instintivas, incontrolables de la naturaleza, sino también esa fuerza creativa, expansiva, que conecta con el universo y que se halla en grandes figuras como Beethoven, Einstein, y en artistas y escritores de valor.
En uno de sus diarios escribió que la gente temerosa hacia lo desconocido era aquella con mayor inseguridad interna. La hostilidad hacia lo diferente no podía, en su opinión, caracterizar a un innovador, ya fuera artista, científico o cualquier persona en general. En este sentido advertía que muchas veces tendemos a abandonar la persecución de nuestros propios intereses por intentar cumplir con el “deber-ser”. Recordemos algunas de sus grandes reflexiones…
“Necesitamos aventureros en el mundo, más que gente que le teme a lo desconocido”.
“No vemos jamás las cosas tal cual son, las vemos tal cual somos”.
“Cuando quedas atrapado en la
destrucción, debes abrir una puerta a la creación.
“Hay muchas formas de ser libre. Una de ellas es trascender
la realidad por la imaginación”.
“Qué equivocado es para una mujer
esperar que el hombre construya el mundo que ella quiere, en lugar de crearlo
ella misma”.
“La alegría de las cosas pequeñas es todo cuanto tenemos
para combatir lo trágico de la vida”.
“La vida se encoge o expande en
proporción al coraje de uno”.
“Cuando haces a un mundo tolerable para ti mismo, haces un
mundo tolerable para otros”.
“La gente que vive profundamente no
tiene miedo de la muerte”.
“La vida es un proceso de convertirse, una combinación de
estados por los que tenemos que pasar”.