Cuando uno se encuentra ante el Sida cabe
preguntarse muchas cosas, demasiadas quizá, y tal vez tal, sabiendo cómo está
construido el mundo y cómo funciona, no es de extrañar, pues, que se haya generado
una farsa más para cubrir los lucrativos intereses que siempre yacen ocultos en
el dinamismo de la vida política y económica de los grandes grupos de poder internacionales. ¿Hay que dar por cierto todo aquello que afirma la ciencia oficial?
Desgraciadamente y viendo como
están las cosas en nuestra maltrecha sociedad, hoy en día cabe dudar de todo, y
más si viene orquestado desde la cima de los mercados y de los politiqueos
mundiales o de ciertos personajes iluminados de pseudociencia. No cabe duda de que los dirigentes de este cotarro, tienen
consignas y medios muy claros, capaces de hacer girar el sentido de la vida
hacia un lado u otro. Somos muy manipulables y siempre estamos sujetos a unos hilos
invisibles que nos dirigen según un guión determinado. La creación, diseminación,
y control de las enfermedades, es un negocio multimillonario, que, además,
supone ventajas extras, como el reequilibrio demográfico, la supresión de
colectivos no deseados y un enriquecimiento brutal hacia los países y
organismos que las gestionan. El caso más reciente es el de la famosa Gripe A que, de repente, tras unos meses
de alarma internacional, su amenaza desapareció misteriosamente como si nunca
hubiera existido, pero dejando sin embargo, multimillonarios beneficios con la venta de la
supuesta vacuna Tamiflu de la compañía farmacéutica norteamericana GILEAD SCIENCES INC., cuyo principal
accionista era nada menos que Ronald
Rumsfeld, el cerebro de la guerra contra Irak. La ciencia oficial muchas veces está en manos de quien la financia.
De la misma manera ocurre con
tantas miles de enfermedades que se propagan por el mundo, especialmente, por
Asia y África, verdaderos campos de pruebas de gérmenes y fármacos creados
desde los mismísimos laboratorios de los más potentes trusts farmacéuticos. El control de la alimentación es otra de las
vertientes que el poder maneja para sus oscuros fines. Así pues, enfermedad y
alimentación, son dos poderosísimas armas que, en manos de grupos sin escrúpulos,
pueden llegar a convertirse en devastadoras y terribles armas de destrucción
masiva. Un simple virus, hábilmente creado, modificado y esparcido, es una
forma simple y económica de debilitar o suprimir la amenaza de un país,
evitando los enormes costes que supone un conflicto armado tradicional. Estas tácticas
ya fueron usadas antiguamente por ciertos ejércitos para conquistar
emplazamientos o reinos difíciles de doblegar.
El supuesto virus del Sida no
escapa a esa posible alternativa. De hecho, a pesar de tantísimos esfuerzos
realizados y del enorme tiempo invertido, cabría preguntarse, ¿por qué los científicos siguen aun dudando
de la existencia del virus VIH? ¿Ha sido aislado el virus VIH? ¿De dónde
proceden entonces las fotos del virus VIH que nos muestran en los mass media e
informes científicos?
Cuando se habla de científicos que dudan se hace referencia a aquellos profesionales de la ciencia que se plantean las preguntas lógicas ante los problemas y buscan respuestas basadas en
pruebas científicas reales, independiente de quien reciben su paga mensual a cambio de
hacer “investigaciones sobre el VIH”. De momento nadie hasta la fecha ha visto al VIH, ni en los enfermos, ni en ningún
otro lado, es decir, no tenemos ninguna prueba o evidencia de su existencia. No
existe ni una simple fotografía del supuesto virus VIH al microscopio electrónico tomada de la sangre de ningún ser
humano. Este hecho fue reconocido hace años en la Conferencia Internacional de Sida de Ginebra por el Dr. Ho, uno de los máximos expertos mundiales del VIH.
Stefan Lanka es un virólogo alemán que disiente completamente de la
versión oficial sobre el Sida, ya que niega la existencia del virus VIH, el
presunto causante de la enfermedad. Lanka,
biólogo molecular y doctorado en
virología por la Universidad de Constanza sostiene que el virus en cuestión nunca ha sido aislado, que los tests que se utilizan para detectar los
seropositivos se han elaborado a partir de una información errónea y que los tratamientos que se aplican a los
enfermos son un veneno. Muchísimos científicos de todo el mundo
opinan de forma divergente a las tesis oficiales afirmando que el VIH
como tal no existe y que la enfermedad del Sida es totalmente curable.
El hecho de eno poder aislar el virus o tomarle una foto sería algo comprensible en el pasado, pero no en los tiempos actuales,
con una tecnología tal que permite desde tomar fotos de la superficie de Marte
hasta vislumbrar las diminutas partículas subatómicas. A eso se deben añadir los cientos
de investigadores con enormes medios y presupuestos millonarios que llevan
muchos años “investigando” en el VIH, pero que después de más de 25 años no han
conseguido una sola foto del virus, cuando virus menos interesantes son
encontrados y fotografiados de modo rutinario por equipos científicos con menos
medios que los destinados al VIH. Todos hemos visto sin embargo fotos que nos dicen que son del virus VIH, pero
se oculta el hecho de que esas fotos no están tomadas a partir de la sangre o
tejidos de los enfermos. Esas fotos muestran una especie de partículas que se
producen única y exclusivamente en laboratorio bajo ciertas circunstancias especiales,
dicho de otra forma, esas partículas son el resultado de lo que les pasa a unas
células anormales en circunstancias anormales, lo que tiene muy poco que ver
con lo que sucede en el cuerpo humano.
KarlFM.-
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