Desde que el poder humano se
instauró como única ley de dominio, el mundo nunca ha sido un espacio ideal
donde vivir tranquilamente, siempre vivimos rodeados de peligros. Vivir se ha convertido en una especie de lucha
constante por la supervivencia, no por los azotes que la madre natura siempre nos
genera, sino por los ataques, cada vez más irracionales, de nuestros
propios congéneres, los humanos. La Tierra podría ser un paraíso pero no lo es
y mucha gente vive infiernos que ponen los pelos de punta.
Tras perder a su hija de 3 días
por insuficiencia renal, una mujer argentina llamada Sofía Gatica, tomó la decisión de encabezar, junto a otras madres
de niños enfermos, un movimiento contra los grandes grupos
económicos, multinacionales como Monsanto o DuPont, fabricantes del
endosulfan y el glifosato. El trabajo de esta mujer ha sido tan intenso y positivo que en el año 2008 la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ordenó a la Ministra de Salud
del país, investigar sobre el impacto de los plaguicidas en el barrio argentino Ituzaingó, duramente castigado por el uso masivo de estos tóxicos.
Monsanto, tan solo pronunciar su nombra ya produce escalofríos, es una conocida multinacional de agroquímicos para la
agricultura. Es conocida por producir un popular herbicida llamado Roundup Ready y por ser uno de los
principales productores mundiales de semillas genéticamente modificadas. Sus
cultivos representan más del 90 por ciento de todos los cultivos transgénicos
del mundo. Una detallada investigación realizada por Brian Tokar, profesor de Ecología
Social en el Goddard College, de
Plainfield, Vermont, Estados Unidos, y autor de importantes libros como Earth for Sale y The Green Alternative, muestra una
verdadera colección de atrocidades perpetradas por esta multinacional muy activa en la zona de Latinoamérica.
Según las investigaciones de
muchos especialistas, Monsanto ha
estado contaminando durante décadas el medio ambiente y la salud humana con sus
herbicidas, pesticidas, alimentos genéticamente modificados y otras sustancias
biotecnológicas. Son numerosos los casos presentados contra la compañía,
por daños e incluso la muerte de seres humanos, o por
generar devastadores defectos de nacimiento en los niños.
Cerca de donde vive Sofía Gatica, hay extensos campos de soja
que cubren la tierra; en ellos las pulverizaciones de productos químicos son
enormes. El herbicida más utilizado es el Roundup, que contiene glifosato,
un herbicida no selectivo y de
amplio espectro que elimina las malas hierbas que dificultan los cultivos. Pero ¿qué es el glifosato?
KarlFM.-
El glifosato es un pesticida que elimina todo
tipo de hierbas, las buenas y las malas. Tiene la pega de que es altamente
contaminante, llegando con relativa facilidad a nuestra cadena alimentaria, al
igual que ya pasó en el siglo XX con el DDT. Este tipo de pesticida lo fabrican
las mismas compañías que hacen las semillas transgénicas. Y “casualmente” han
diseñado plantas que son resistentes al glifosato, con lo cual hacen doble
negocio, venden las semillas y el agente que elimina las malas hierbas.
El uso de herbicidas debe hacerse con mucho cuidado, ya que es fácil matar a la planta que se quiere proteger. Pero con el glifosato es bien sencillo; se compra el pesticida (glifosato), la semilla transgénica que lo resiste y no hay que preocuparse de las malas hierbas, puesto que el glifosato se lo carga todo excepto el maíz, la soja o lo que se haya cultivado. Se tira con el tractor y listo. Sencillo y barato. Pero en la práctica las cosas no son tan sencillas. Las hierbas no deseadas se van haciendo más y más resistentes al glifosato, puesto que se van adaptando al entorno, modificando su propia genética de tal manera que cada vez hay que subir más y más la dosis de pesticida, hasta que al agricultor ya no le sale tan barato y la tierra acaba con unas cantidades intolerables de pesticida, contaminando cultivos, suelos, aguas subterráneas y ríos. Las malas hierbas modifican su genética en un periodo muy corto de tiempo de 10 ó 15 años.
El uso de herbicidas debe hacerse con mucho cuidado, ya que es fácil matar a la planta que se quiere proteger. Pero con el glifosato es bien sencillo; se compra el pesticida (glifosato), la semilla transgénica que lo resiste y no hay que preocuparse de las malas hierbas, puesto que el glifosato se lo carga todo excepto el maíz, la soja o lo que se haya cultivado. Se tira con el tractor y listo. Sencillo y barato. Pero en la práctica las cosas no son tan sencillas. Las hierbas no deseadas se van haciendo más y más resistentes al glifosato, puesto que se van adaptando al entorno, modificando su propia genética de tal manera que cada vez hay que subir más y más la dosis de pesticida, hasta que al agricultor ya no le sale tan barato y la tierra acaba con unas cantidades intolerables de pesticida, contaminando cultivos, suelos, aguas subterráneas y ríos. Las malas hierbas modifican su genética en un periodo muy corto de tiempo de 10 ó 15 años.
Monsanto se ha empeñado sistemáticamente en promover al glifosato como un agroquímico sin impacto ambiental. Sin embargo, la realidad muestra que el glifosato causa la degeneración silenciosa de la salud, y ya se ha cobrado varias vidas humanas. varios estudios de científicos independientes a los intereses de la compañía, entre los que destaca el desarrollado por los doctores Nora Benachour y Gilles-Eric Séralini: “Glyphosate Formulations Induce Apoptosis and Necrosis in Human Umbilical, Embryonic, and Placental Cells”, demuestran que el glifosato es altamente tóxico para el medio ambiente y los seres vivos.
"Se ha encontrado que este
herbicida actúa directamente contra hongos, insectos y microorganismos
benéficos que juegan un rol importante en los procesos de remineralización del
suelo y el equilibrio de los ecosistemas. Entre los efectos demostrados sobre
la salud humana se cuentan: irritaciones dérmicas y oculares; náuseas, mareos y
vómitos; problemas respiratorios, taquicardia, aumento de la presión sanguínea
y reacciones alérgicas; daños gastrointestinales y al sistema nervioso central;
cáncer; malformaciones fetales y abortos espontáneos. Este estudio ha mostrado también
que las formulaciones y productos metabólicos del Roundup causan la muerte de
embriones, placentas y células umbilicales humanas in vitro aún en bajas
concentraciones".
Nidia dos Santos
(geógrafa)
Quienes en Estados Unidos realizaron inicialmente los estudios toxicológicos sobre el glifosato así como los informes oficialmente requeridos para el registro y la
aprobación de este herbicida, han sido procesados legalmente por el delito de
prácticas fraudulentas, falsificación de datos y omisión de documentos sobre
incontables muertes de ratas y cobayas, asi como por la falsificación de estudios mediante
alteración de anotaciones en los registros de laboratorio y la manipulación manual de
equipamientos científicos para que ésos brindaran resultados falsos. A pesar de
ello, Monsanto sigue con sus agroquímicos
sin mostrar el más mínimo ápice de conciencia ya que están en juego miles de
millones de dólares y esto es un hecho que parecer ser más importante que la
vida humana.
“Empecé a ver a los niños con pañuelos en la boca, las madres con
bufandas envueltas alrededor de sus cabezas para cubrir su calvicie, debido a
la quimioterapia … Hay soja al norte, al sur y al este, y cuando por aerosol
fumigan , rocían sobre la gente también. De hecho, los investigadores
encontraron que las personas en su área tenían tres o cuatro productos químicos
agrícolas en la sangre, incluyendo un producto químico llamado endosulfán, que
está prohibido en más de 80 países. Los investigadores también
encontraron que el 33% de los residentes sufrían de cáncer. En todos
los análisis realizados a los pacientes afectados, el Roundup estuvo
presente en todas las muestras de orina analizadas”.
Sofía Gatica
(Premio Nobel de Ecologia, 2012)
(Premio Nobel de Ecologia, 2012)
Después de co-fundar un grupo
llamado Madres de Ituzaingó, Sofía Gatica y su grupo iniciaron el primer
estudio epidemiológico de la zona donde encontraron altas tasas de enfermedades
neurológicas y respiratorias, defectos de nacimiento, mortalidad infantil y cáncer,
40 veces más que el promedio nacional. Los estudios científicos
demostraron la vinculación de estas anomalías con los pesticidas y herbicidas
de Monsanto. Sofía Gatica y otros
activistas han recibido amenazas directas.