Parece ser que los lejanos y
míticos países del Este está dando una escuela impresionante de artistas en todas
las disciplinas, especialmente en las pictóricas, fotográficas y digitales. Y
es que estos países siempre han sido cuna de grandes talentos que han aportado
un bagaje impresionante al avance de la Humanidad, ya que su herencia cultural
baraja genes de intensa fuerza creadora y sentimientos arraigados en la
necesidad de fluir del interior.
Esta vez tengo el placer de
presentar a Alexander Fedosov, un
autor completamente desconocido que parece haber surgido de la nada y que, sin
embargo, a pesar de ser un artista novel, posee un talento de altísimos
quilates que demuestra con apenas una docena de trabajos publicados; de seguir
así y prosiga adecuadamente su ascenso técnico y creativo, va a
transformarse en uno de los grandes artistas digitales del siglo XXI.
No hay datos sobre el, sobre su
vida y obra, ni en castellano, inglés, ni tan siquiera en su propio idioma, el
ucraniano, sólo escasas pinceladas en alguna portal temático que trata sobre
estos tipos de arte. Por tanto, no es fácil escribir sobre alguien
del que apenas existe información; y
aunque te detengas sobre las pocas obras que tiene, hace falta más tiempo,
volúmen y datos para obtener claras tendencias de estilo y forma. Es por ello
que personalmente voy a atreverme a dar este primer paso.
Lo único que se sabe, de momento,
es que Alexander Fedosov nació en Zaporizhzhya, Ukrania y que sus personajes gráficos se mueven entre mundos
futuristas y sombríos de corte ciberpunk. El artista combina,
sabiamente, gran
cantidad de formas vectoriales que tatúa sobre las
dermis de sus personajes a modo de corporizaciones que, a pesar de su aspecto
humanoide, se asemejan más a biologías alienígenas o de épocas legendarias.
Los resultados son realmente sorprendentes.
No cabe duda de
que se trata de androides cuyo aspecto no pertenecen al mundo realístico tal
como lo conocemos, sino más bien son estructuras vivas que se mueven en torno a
dimensiones invisibles al con entradas y salidas de marcado sello al más estilo
Ninja o Final Fantasy.
Una de las cosas
que más me sorprenden del análisis visual de sus obras es su profundo
detallismo a modo de un hiperrealismo que armoniza todo el conjunto gráfico dándole
un acabado final como si de una imagen fotográfica se tratara. Otro aspecto a
destacar es su obsesión por el equilibrio y la armonización de los elementos,
como un conglomerado arquitectónico donde todo debe ajustarse matemáticamente
para que no se venga abajo; no existe anarquía en el trazo, ni rasgo espontáneo
impresionista, su dinámica y gesto se centran en dibujar líneas, curvas y
formas como si de música niminalista se tratara. Esto lo convierte en un
artista de sangre sinfónica donde todos los elementos que intervienen en la
obra se hallan sincronizados para ofrecer un resultado final de global sentido.
Asimismo otra
característica de las obras de Fedosov
es la doble caparización que otorga a sus hérores surgidos de la nada oscura;
son almas casi transparentes, que dejan ver sus huesos de alto contraste o una
piel cubierta de extrañas formas vegetales o musculares; un juego atrevido
entre la anatomía y la botánica, la petrificación y cierta plastificación rara,
que da la sensación de fuerza y fragilidad al mismo tiempo, pero sin olvidar esa
oscura sensibilidad que ofrece la yuxtaposición de elementos agrietados,
cuarteados, emplumados, marfilados o marmoleados que perfila su obra.
Todos los
personajes de Fedosov ofrecen un
aspecto casi momificado, como si estuvieran ausentes de vida pero cuya
influencia te atrapa las constantes vitales más allá de los sentidos conocidos;
son como entidades inertes, sin soplo de movimiento, paralizadas en la realidad
donde se materializan, pero que viajan y deambulan entre las capas etéreas del
espacio y del tiempo. Cuando los observo tengo la sensación de que me hallo
entre los ancestrales guerreros de los elementos primordiales de épocas
olvidadas. Son como cristalizaciones reales de conjuros mágicos obtenidos
mediante el descifraje de ritos y resoluciones de enigmas complejos, espíritus
convocados por el sonido indescifrable de fórmulas extrasensoriales. Espero muy
pronto poder disfrutar de las nuevas aportaciones de este excelente artista de
la lejana Ukraina.
KarlFM.-