De vez en cuando es bueno salirse de la tangente y romper esas rutinas que nos persiguen como fantasmas todos los dias y convierten nuestras existencias en algo pesado de digestión. Innovar, sorprender, son herramientas que nos permiten superar los estados monótonos que tanto odiamos. Desgraciadamente eso no siempre es posible, pero, en ciertas ocasiones, aparecen fenómenos que si posibilitan ese cambio de sensaciones y digieren la pesadez diaria. Uno de esos fenómenos es la magia del espectáculo, ese conjunto armónico de representaciones que emocionan al espectador y le conducen hacia una ensoñación que le abre multitud de nuevas puertas. Me refiero concretamente al recién estrenado trabajo de James Thiérrée, nieto de Charles Chaplin e hijo de Victoria Chaplin y Jean-Baptiste Thiérrée, fundadores del Cirque Bonjour, y que sugestivamente se denomina La Veillée des Abysses (El Valle de los Abismos), un trabajo impresionante que acabo de ver en vivo en el Teatre Nacional de Catalunya.
La Veillée des Abysses es algo que debe verse en directo, palpar en la propia piel, como el goteo intenso de la lluvia sobre el desnudo cuerpo; es dificil describir el silencio de las palabras, escribir sobre un sueño donde las almas caen hacia un abismo mudo que resucita bajo distintos matices de mensajes inconscientes. Es, en definitiva, un viaje al interior del propio cuerpo, una representación de lo invisible que deja fluir un cúmulo infinito de emociones, tendencias, dudas y pensamientos.
Los expertos califican la representación como Teatro del Gesto, una fantasía dramática donde las palabras quedan ausentes y la mímica se convierte en el lenguaje secreto de los significados; una innovación que emociona el alma, agita la mente y transgrede el clásico sentimiento hacia las cosas, porque provoca la imaginación y el agradecimiento. La Viellée des Abysses es un espectáculo único, puro surrealismo nacido de la inteligencia emocional que sabe fusionar magistralmente todas las artes del mimo, la acrobacia, el contorsionismo, la danza y la música, componiendo una eclosión cósmica de profunda lirica visual.
En La Viellée des Abysses no existe un hilo conductor, el talento de la misma libera a los espectadores de centrarlos en una historia concreta, permitiendo que la libertad vuele mágicamente por la mente del espectador y lo arrastre hacia un torrente dinámico que narra diversas historias, todas las que cada persona del público quiere ver.
Sinceramente ……. sensacional. El público, cae totalmente entregado al brillante embrujo de la obra que, al terminar, ovaciona con miles de aplausos y puesta de pie, algo sólo reservado a los grandes exitos.
KarlFM.-