lunes, enero 03, 2022

'STREETWISE', LA DURA HISTORIA DE 'TINY' Y LOS NIÑOS DE SEATTLE




En 1988 la fotógrafa norteamericana May Ellen Mark (1940 - 2015) publicó por primera vez Streetwise, un conmovedor documental sobre un grupo ferozmente de menores sin hogar independiente que, aquejados de terribles problemas personales, vivían en las calles de Seattle, buscándose la vida como proxenetas, prostitutas, mendigos y traficantes de drogas de poca monta. 

Streetwise recibió elogios de toda la crítica internacional, bien por su honesta descripción sobre la vida callejera de estos pequeños seres humanos, especialmente la de Tiny (Erin Charles), una prostituta esbelta de trece años que ofrecía sus servicios sexuales en las calles aunque de pequeña soñaba con tener una granja de caballos, tener diamantes y pieles y, como no, un bebé propio. Pero los sueños no siempre son posibles, sobre todo cuando la realidad y las circunstancias te dan la espalda y te “matan” la vida. En la actualidad, Tiny es madre de diez hijos, y vive rodeada de perros bajo un peligroso sobrepeso, sin granja, diamantes ni pieles.

La primera película sobre Tiny fue Tiny: The Life of Erin Blackwell, rodada en 1984. Narra la historia desolada que empujó a su protagonista hacia una terrible espiral de drogas, prostitución y autodestrucción que, a día de hoy, sigue habitando en muchas partes del mundo, ante la indiferencia de la sociedad en general.

Debemos recordar que Mary Ellen Mark fue una fotógrafa estadounidense muy conocida y valorada por sus magníficos trabajos de fotoperiodismo, fotografía documental, retrato y fotografía publicitaria. Fotografió a personas que se encontraban fuera de la sociedad convencional, en sus márgenes extremos, muy peligrosos y problemáticos. Sus imágenes reflejan esa parte oscura de lo que llamamos irónicamente “sociedad humana”. Mark publicó 18 colecciones fotográficas, entre las que destacan Streetwise y Ward 81.  Sus fotografías se han expuesto en múltiples galerías y museos de todo el mundo, al mismo tiempo se han publicado en las más prestigiosas revistas, como Life, Rolling Stone, The New Yorker, New York Times y Vanity Fair, entre muchas más. Su obra recibió numerosos elogios y premios de periodismo, entre los que cabe citar el de Robert F. Kennedy, los de National Endowment for the Arts, el de Lifetime Achievement in Photography Award, el de George Eastman House y el de Outstanding Contribution Photography de la World Photography Organisation.


Desde que Mary Ellen Mark conoció a Tiny hace treinta años, no paró de fotografiarla en sus distintas etapas del tiempo, logrando crear con ello uno de sus proyectos más importantes. Sus imágenes mostrando a Tiny prostituyéndose con peinados ochenteros en las calles del Seattle, forman parte de la historia del fotoperiodismo. Malogradamente su repentina muerte en 2015 le imposibilitó proseguir con su trabajo. Pero la vida de Tiny no se quedó congelada en ese fragmento de tiempo infantil. Actualmente Tiny tiene más de cuarenta años, diez hijos y una vida siempre abocada a la pobreza y a la adicción a las drogas (heroína, cocaína y crack). Algunos de sus hijos sufren las consecuencias por haber estado expuestos a la droga en el vientre durante la gestación siendo varios de ellos también adictos.   

Recordemos que esas tristes realidades no vienen por que sí. Muchas veces hay razones externas que empujan a ese abismo. Es el caso de los niños de Seattle donde los estragos de la crisis del petróleo, la desindustrialización de la globalización y los recortes sociales realizados por Ronald Reagan, llevaron a muchas familias al vacío. Debido a ello, muchos menores tuvieron que buscarse la vida en la calle. En el caso de las chicas, generalmente prostituyéndose para sobrevivir, sin importar las consecuencias. Otra famosa periodistas, Cheryl McCall, publicó en la revista Life la dura realidad de los niños de la era Reagan. El reportaje conmoció tanto a Mary Ellen Mark que, junto a su pareja el director Martin Bell, le empujó a grabar Streetwise

Tres décadas después, en 2016, Martin Bell, y en memoria a su fallecida esposa, decidió a retomar el asunto y volvió a echarse la cámara al hombro para rodar otro documental con Tiny como protagonista. Quería mostrar al mundo cómo se encontraba ella y qué había sido de su vida. El resultado fue Tiny: The Life of Erin Blackwell. Los documentalistas tomaron su casa por unos días, colocaron cámaras estratégicamente y, bordeando del formato reality, realizaron un retrato poliédrico de ella y su familia. La parte más descorazonadora de la película es ver como la droga seguía presente.

La historia de Tiny es el testimonio más directo de como una sociedad que se precia de desarrollada pero incumple sus promesas de justicia y equilibrio, incentivando como antivalores los desequilibrios culturales, sociales y económicos con el fin de enriquecer tan solo a unos pocos, hecho que lleva a sus víctimas a una espiral incontrolada de autodestrucción azota al mundo.

Tiny fue una víctima, no la causa. Ella no inició por placer ese ciclo de destrucción. Sus sueños de niña eran otros, por lo que en otras circunstancias su vida podría haber sido muy diferente. No debemos olvidar la enorme hipocresía social y estatal que existe en torno a estas dramáticas realidades. La gente hace su vida, rodeada de sus confortabilidades, marcando juicios injustos sobre los demás y dando la espalda a esa parte de la sociedad que vive su propio inferno. No cabe duda de que sobrevivir con 13 años a los abusos y a la degradación en las calles, es algo que pocos pueden soportar. Pero Tiny lo hizo, y supo mantener a su familia juntos a su manera y lo mejor que pudo. Todos podemos ser Tiny.

Es ello que la historia de Erin Blackwell (Tiny) se superpone con tantas historias de personas privadas de sus derechos y que son arrojados a la pobreza, a la adicción, a la falta de educación y de estructura familiar, ambas fracturadas. Creo que la relevancia de la historia de Tiny conduce a la conciencia y a la acción social, a fin de encontrar la llave que rompa ese círculo vicioso de individuos y familias privadas de sus derechos. Nuestra sociedad sería más rica y más productiva si fuera así.







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