“Aún no tenemos un plan completo y tampoco tenemos las inversiones. Durante los últimos 20 años, Gates asegura que ha leído cientos de libros sobre la crisis del clima y la economía productiva. El resultado de su aprendizaje es un libro titulado Cómo evitar el desastre climático. Es una obra divulgativa y una hoja de ruta para alcanzar el objetivo de las emisiones cero en el 2050, según estipula el Acuerdo de París. Solo así se evitará que la temperatura media suba menos de dos grados por encima de su nivel preindustrial. Gates es el principal inversor privado en la lucha contra el calentamiento global y considera que prescindir de los combustibles fósiles en apenas 30 años sin comprometer el desarrollo colectivo, es decir, produciendo aún más energía, pero con fuentes renovables. El primer paso es que los gobiernos inviertan mucho más en investigación y desarrollo. Si no cambiamos la producción del acero y el cemento, no llegaremos al objetivo (…) Necesitamos cambiar la economía productiva a una velocidad inédita (…) La Administración Biden va a trabajar para conseguir la cooperación de China.
El campo de la crisis climática está en su fase inicial de desarrollo. Aún no tenemos un plan completo para medir la efectividad de los pasos que damos, ni tampoco tenemos las inversiones. Mucha no sabe mucho de la economía industrial, de cómo se producen las cosas. Por ejemplo, el mundo necesita acero y cemento, pero hemos de producirlo de otra forma. Y para eso hemos de aumentar mucho los presupuestos de investigación y desarrollo. Toda la capacidad de innovación tecnológica debería centrarse en la crisis climática.
China fabrica casi la mitad del cemento mundial y casi la mitad del acero. Cualquier plan que no implique a China no va ir a ninguna parte. La Administración Biden va a trabajar para conseguirlo. La innovación depende de los países ricos. Necesitamos una energía nuclear más segura y menos contaminante. Por ejemplo, el Reactor Demo, un pequeño reactor que funciona a una atmósfera de presión y permite producir electricidad a conveniencia, por ejemplo, cuando las renovables no funcionan por falta de sol o viento. Es mucho más seguro que todos los que se han construido. Puede que lo necesitemos para alcanzar el objetivo de cero emisiones si no se produce el milagro de que sepamos cómo almacenar la electricidad.
Necesitamos baterías que nada tienen que ver con las de un coche. Hablo de baterías que sean capaces de almacenar la electricidad que circula por la red. Han de tener una efectividad de almacenamiento veinte veces superior a las de un coche y, además, ser baratas. y no parece que con los metales conocidos podamos lograrlo. Por eso creo la solución ha de venir del hidrógeno limpio y de la fisión nuclear. La razón de que los gobiernos se desprenden de la energía nuclear es económica. Necesitamos convencerles de que es posible tener un reactor más seguro y más barato. La energía nuclear es parte de la solución, en especial en lugares como Europa, donde el sol y el viento no están siempre garantizados. Hay que garantizar la producción de energía durante 24 horas al día y poder almacenarla.
El 2050 está lo suficientemente lejos para ningún político se preocupe demasiado. Es muy fácil decir hoy que te comprometes a tener cero emisiones en el 2050 porque es difícil que entonces alguien vaya a pedirte cuentas. A estos políticos hay que preguntarles qué están haciendo hoy con el acero y el cemento. Hay que preguntarles si sus presupuestos para investigación y desarrollo están orientados a la crisis climática. Y parece que no lo están. Es muy obvio que el mundo no se toma en serio el cambio climático. La ausencia de un plan global lo demuestra. El compromiso político es esencial y necesitamos herramientas para forzar a los políticos a hacer lo que es correcto. Si los gobiernos estuvieran comprometidos, en Europa veríamos como se multiplica por diez la construcción de redes de energías renovables.
El mundo no cambia radicalmente de un día para otro a no ser que haya un desastre. La gente quiere conservar sus empleos y no podemos decir que se paren los aviones o que no se construyan más edificios. Incluso comer sería un problema si de repente se pusieran muchas limitaciones a las emisiones de gases. Necesitamos cambiar la economía productiva a una velocidad inédita en la historia de la humanidad, y hemos de hacerlo mientras seguimos procurando servicios a una población que aumenta y progresa, y que, en consecuencia, consume más energía. Por eso hemos de aumentar los presupuestos de investigación y desarrollo.
Los coches eléctricos y las viviendas energéticamente eficientes, aportarán solo el 20% de la reducción de gases que necesitamos. El grueso del problema está en la producción industrial, especialmente del acero y el cemento, así como en el combustible de aviación. Los aviones no podrán ser eléctricos. Las baterías pesarían demasiado en un avión de pasajeros y no podrían despegar. Nos falta mucha innovación para reducir los costes, como hemos visto con los paneles solares o las baterías de litio. Si acercamos los sobrecostes de la energía limpia a cero, entonces lo conseguiremos.
En el 2015 alerté del riesgo que corría la humanidad de sufrir una pandemia. Propuse varias soluciones a escala global para reforzar los sistemas de alerta y de respuesta, pero nadie me hizo caso. Los gobiernos siguieron ignorando una amenaza que no veían. Ahora trabajo para llevar las vacunas de la Covid a los países más pobres. A través de la fundación, he impulsado GAVI, una alianza mundial de vacunas bajo el paraguas de la OMS.
Sin duda sufriremos otra pandemia y no estaremos preparados. Como complemento al TED Talk de 2015 publiqué en el New England Journal of Medicine, un plan de inversiones para estar preparados para una pandemia. Los países no hicieron caso, pero ahora lo entienden. Por una modesta cantidad de dinero, el mundo podría haber superado esta pandemia con un 10% de las muertes y un 10% del impacto económico. En todo caso, hay que saber también que no hay manera de reducir a cero el riesgo de una pandemia. El bioterrorismo, por ejemplo, puede producir una.
Hemos de tener un equipo de al menos 3.000 expertos en alerta permanente para saltar a cualquier parte del mundo en la que se detecte un nuevo virus. Luego, hemos de producir más vacunas y hacerlo más rápidamente. Las principales fábricas están en India. Las vacunas de Pfizer y Moderna son muy buenas, pero no van a solucionar la pandemia porque no son termoestables. Las de AstraZeneca, Johnson and Johnson y Novavax, sí lo son y, por tanto, nos ayudarán más.
La pandemia nos ha demostrado que al dañar los ecosistemas incrementamos el riesgo de padecer nuevos virus. La razón principal para explicar la destrucción del medio ambiente en los países pobres es el crecimiento de la población. La esperanza de vida sube al reducirse la malnutrición y mejorar la sanidad. Este crecimiento no se produce en Europa o América sino un poco en Asia y mucho en África. Ahora hemos de mejorar la educación, especialmente en África. Esto nos ayudará a reducir el crecimiento demográfico y proteger mejor el medioambiente. Tendríamos, por ejemplo, menos deforestación. No hemos de olvidar que son los humanos los que creamos estos problemas".
BILL GATES