miércoles, enero 13, 2021

SOBRE LOS FANTASMAS ÉTICOS Y MORALES DE 'BREAKING BAD'

«No estoy en peligro, Skyler, yo soy el peligro. Si llaman a la puerta de un hombre y le disparan, ¿Piensas que ese seré yo? ¡No! Yo soy el que llama»

Quien haya visto la serie televisiva de Breaking Bad, quizá no haya entendido los motivos que empujan a Walter White a su radical transformación. ¿Qué ocurre en su cerebro para abandone su buen comportamiento moral? Para acercarnos a cierta solución no habrá más remedio que acercarse a la filosofía de la moral.

Cuando el filósofo prusiano Immanuel Kant publicó su obra La Fundamentación de la metafísica de las costumbres, nadie podría imaginar que más de doscientos años después, se buscara en el interior del cerebro los fundamentos que rigen nuestra moral. Las ideas con las que Kant escribió su tratado más importante del terreno de la moral son seguidas hoy en día por algunas corrientes filosóficas, aunque la obra date de 1785. Publicada justo cuatro años después de otro libro magistral (La crítica de la razón pura), el trabajo de Kant se basa en entender que la moral no ha de basarse en una ley natural o en el principio de utilidad. ¿La moral se construye sobre las bases del razonamiento humano? Más bien al contrario, es el razonamiento humano el único pilar sobre el que debe asentarse la moral. Casi 250 años después de la publicación de aquella obra, los neurocientíficos de hoy en día se afanan en comprender cuáles son los circuitos neuronales que regulan la moral. Y es que parece que la ciencia y la filosofía unen sus fuerzas para entender las bases neurobiológicas de los fundamentos morales. Ante este dilema cabe preguntarse… ¿Cuáles son los secretos que emplea el cerebro para determinar qué es la moral?

«¿El alma? No hay nada aquí, solo química».

La aclamadísima serie Breaking Bad es, sin lugar a dudas, el ejemplo perfecto para discutir qué es moral y qué no. Si aceptamos que los fundamentos morales se edifican sobre el razonamiento humano, solo podemos atribuir al cerebro de Walter White (apodado Heisenberg) su cambio de comportamiento, pasar de ser un profesor anodino de química a convertirse en un glorioso productor de metanfetamina. ¿Se da un cambio en sus conexiones neuronales que permita entender su radical transformación? ¿Puede un comportamiento incorrecto entenderse como moral si detrás existen unas razones fundamentadas para ello?

Quizás los estudios más célebres sobre las bases neurocientíficas de la moral sean los que llevó a cabo Lawrence Kohlberg desde 1963 a 1984. Su principal hipótesis fue que las discusiones morales eran fruto de complejos procesamientos cognitivos, que podrían incluso existir en ausencia de cualquier tipo de emoción. La moral se guía por complejos procesos cognitivos. En otras palabras, no nos regimos por criterios morales en función de sentimientos o emociones. La neurociencia, dos siglos después, da la razón a Kant: el razonamiento humano es el que dirige nuestra moral. A pesar de ello, no podemos obviar que las emociones jueguen un importante papel en los debates sobre qué es y qué no moral. Así lo confirmaron estudios posteriores realizados en primates e investigaciones sobre psicología evolutiva. La moral no se basa en las emociones, sin embargo, se ayuda de ellas para ser determinada. Podríamos, por tanto, hablar de dos subtipos morales: los racionales y explícitos (más cercanos a la idea kantiana) y los emocionales e intuitivos.

«Todo cambió desde que me dijeron que tengo cáncer. Me levanto para darle una patada en los dientes al miedo».

La neurociencia ha identificado a lo largo de los últimos años diversas regiones implicadas en nuestro conocimiento y actuación en base a unas guías morales. En particular, el trabajo dirigido por David Gallardo-Pujol, y publicado en Frontiers in Integrative Neuroscience, resume buena parte del conocimiento de la neurobiología en este terreno. La empatía es clave para comportarnos de acuerdo a la moral. A día de hoy, sabemos que la corteza prefrontal ventromedial y orbital dirigen buena parte de las decisiones morales guiadas por las emociones. Su actividad, no obstante, se encuentra regulada por la corteza prefrontal dorsolateral, que actúa para equilibrar el funcionamiento de estas redes neuronales. Se trata, en cierta manera, de procesos que compiten entre sí. Una fina balanza a nivel nervioso que determina buena parte de nuestro comportamiento, igual que cuando en la serie Heisenberg (Walter White) deja morir a la novia de su socio Jesse Pinkman. No muestra ningún tipo de emoción al respecto, y no es capaz de que su cerebro regule su comportamiento claramente inmoral.

«El miedo es el verdadero enemigo».

Entender cómo nuestra cabeza determina la moral es aceptar que, en buena medida, vivimos dependiendo de las creencias y emociones de otros. Si fuéramos seres completamente aislados del resto de los humanos, no tendríamos por qué tener un comportamiento moral. Y es que la empatía, regulada por la actividad de la corteza insular, es fundamental para vivir de acuerdo a una determinada moral. Por último, la extraordinaria complejidad cerebral para determinar la moral, se ve complementada por la actividad de las estructuras parietales y temporales del encéfalo, que nos ayudan a procesar las intenciones y creencias del otro. Heisenberg no puede actuar de otra manera porque solo piensa en sí mismo. Es aquí donde entendemos claramente el comportamiento del protagonista de la serie. No actúa por criterios morales porque, sencillamente, no puede. El personaje en el que se transforma no vive atendiendo al resto de personas que le rodean (su familia o el propio Jesse). Actúa así por sí mismo, porque disfruta en el negocio de la droga. Y ese comportamiento, aislado del resto de emociones, intenciones y creencias de las personas que le rodean, revela su vida totalmente alejada de la moral. El cerebro de Heisenberg solo trabaja para él mismo. Y al final de la serie el personaje lo reconoce. Hay un libro escrito por Arturo Cadenas titulado Dilemas Éticos Y Otras Cuestiones Filosóficas: Breaking Bad que analiza de forma muy acertada el dilema moral y ético que se plantea en la serie. El texto de Cadenas indaga en los dilemas éticos y en las diversas cuestiones filosóficas que plantea la serie como la racionalidad en la gestión de la vida, el sentido de la justicia, el razonamiento moral utilitario, la voluntad de poder, o la responsabilidad.




Entrada destacada

ANNA CALVI – PEAKY BLINDERS ORIGINAL SCORE SEASON 5 & 6

«Me fascina la manipulación de las emociones con el sonido. Es misterioso para mí. A veces, poner en una escena la música opuesta a la que e...