El satélite se ha ido, camino hacia Marte.
Pronto será ocupado con coches aparcados,
algo como eso… me vuelve loco.
Pronto será ocupado con coches aparcados,
algo como eso… me vuelve loco.
Satellite
of Love.
Lou Reed.
Fue un simple mortal que supo levantar una generación alternativa. Drogas, desamores, ciudades podridas, callejones con vida propia, personajes marginales, fracasados, incógnitas todas ellas entre el bien y el mal, siempre al filo del rincón, ese lado más salvaje de la existencia humana.
Se ha escrito mucho sobre Lou Reed pero pocos se han atrevido a penetrar en
su verdadera esencia humana, en el contenido y significado de su música y
canciones. Muchas biografías, trayectoria como profesional, aficiones y otros
aspectos diversos de su coyuntura, pero… ¿quién fue realmente Lou Reed ?Para
aproximarse a dicha esencia es inevitable una regresión en el tiempo y espacio
y penetrar directamente en el interior de su torrente sanguíneo, verdadera
factoría donde se fraguan sus más agrietadas sensaciones.
Lou
Reed nunca fue un tipo común, su alma estuvo siempre marcada por su afición a
oler y caminar cerca del abismo, como una especie de sabueso entre la vida y la
muerte. Vivió teniendo el asfalto como piel. Su cara envejecida muestra este
mapa cuarteado de la vida, allí donde los surcos del dolor dejan marcado el
exceso extremo.
Sus amigos le describen como un tipo ambivalente, enfrentado a sus propias
fuerzas y debilidades, oscilante, voluble y orgulloso, que siempre despreció su
condición de mito impuesto, de ahí su complicada relación con el público y los mass media. Entró en la Universidad de
Syracuse para estudiar periodismo, dirección de cine y escritura creativa pero
fue expulsado por apuntar con una pistola a la cabeza de un superior.
A pesar de sus vacileos, Lou fue un avanzado a su tiempo, un conglomerado
de ideas que supo batir una personalidad sonora
junto a una prosa e imagen al margen de lo convencional, tres hitos
creativos que levantaron una secuencia progresiva en el corazón rebelde de los
años 60.
Parte de su fuerza residía en ese descaro acelerado de
rebeldía que alimentaba al mismo tiempo un camino de provocación perpetúa. Fue
un acérrimo defensor de los derechos humanos pero los excesos juveniles le
pasaron factura. Le gustaba escribir sobre las cosas que los demás evitaban,
huyendo de todas las modas circundantes entregándose a una compleja inmersión
sin posibilidad de retorno. Curiosamente debido a su bisexualidad,
recibió una terapia electro convulsiva para curar su condición. La canción Kill
Your Sons trata esta dura experiencia.
Algunas lenguas dicen que su carácter era monocorde, críptico
y conciso, con salidas de tangente que tronaban a los cuatro vientos como un
sólido bífido altisonante. Le crispaba que fueran tras el haciéndole
preguntas. No le gustaba ser fotografiado. A veces soltaba frases tan punzantes
que dejaba marcados a los periodistas, sin embargo, lejos de molestar resulta
incluso gracioso: ¿Realmente necesitáis disparar doscientas fotos para que al
final solo utilicéis una? Seguramente Dios tenía una Leica.
Capacidad, carácter, originalidad, transgresión, construyeron
a su alrededor una leyenda inquietante y peligrosa, una dualidad que le
permitió coquetear entre lo permisible y lo prohibido, entre la dureza y la
suavidad. Sus letras contienen amor pero el dolor está impregnado en ellas. Era
capaz de hacer sonar la guitarra como una cuchilla muy afilada o hacerla vibrar
como la cristalina gota de agua que cae sobre el desnudo cuerpo de una mujer.
No tenia buena voz, incluso en los conciertos sonaba barullero, pero su
pegada era como un viento cortante.
Mi Dios es el rock ‘n’ roll. Es un poder oscuro que puede cambiar tu vida. Y lo más importante de mi religión es tocar la guitarra.
Nunca leía la prensa, jamás se interesó lo que se decía de él.
Estaba cansado de que le tildaran de oscuro ya que él siempre se definió como
un tipo enganchado a la realidad. Era transparente pero tenía esas fracturas
que desvelan la pose del estrellato de vanguardias.
Ahora, tras 71 años de infatigables aventuras, su paso por la
historia física ha terminado pero, a diferencia de otros comunes mortales, su
herencia ha entrado en el Olimpo de los no olvidados. Parte del mundo se ha
estremecido, parte de la Tierra se ha tragado un sorbo más de vida. Son los
“frames” del tiempo, en cuya esencia se agarran las pérdidas y los dolores
constantes, los recuerdos y las reminiscencias olvidadas, lugares prohibidos
donde se construyen los mitos para los dioses caídos. Sus propias palabras
reflejan esa diferencia maltrecha:
Cuando estás completamente sólo en la noche y
descubres que tu alma está en venta, empiezas a pensar en todas las cosas que
has hecho. Entonces comienzas a odiar casi todo lo que te rodea. Sin embargo,
recuerdas a la princesa que estaba en lo alto de la colina, y que te quería aún
sabiendo que te equivocabas.
Cuando todos tus "supuestos" amigos
se ha largado y te han dejado tirado, hablan a tus espaldas, diciendo que nunca
llegarás a ser una persona decente, entonces empiezas a pensar otra vez en
todas aquellas las cosas que has hecho, en quién fuiste, en todas las cosas
distintas que provocaron cada una de las situaciones que viviste.
Pero al final del camino siempre recuerdas que
la ciudad es un sitio extraño, una especie de circo o cloaca. Recuerdas que la
gente es distinta y tiene gustos muy peculiares y que sólo la gloria del amor
es lo que te sacará adelante.
Lou Reed fue el hombre que evitó transformarse en un héroe,
que emergió de las grietas urbanas con sus partes oscuras y luminosas, como las
caricias de una muñeca rota envuelta en harapos. Pero al margen de su
personalidad, la verdadera esencia de Reed estaba en sus canciones, en sus
letras, en esa arquitectura bioquímica y literaria que nutría de emociones,
sueños, pesadillas y decepciones a un mundo que luchaba por alejarse de la
alienación del ser. Sus letras reflejan las sensaciones de seres encallados
entre susurros y asperezas, atados por el hedor del dinero o su carencia, por
las pasiones más desenfrenadas, teñidas entre de realidades complejas de
soledad y fracaso compartidos.
He tomado una
gran decisión
voy a
intentar anular mi vida
porque cuando
la sangre empieza a fluir
cuando sube
por el cuello de la jeringuilla
cuando me voy
acercando a la muerte
vosotros no
podéis ayudarme, tíos
ni vosotras
tampoco, chicas, con vuestras bonitas palabras
por mí podéis
ir todos a paseo.
Me gustaría
haber nacido hace mil años,
me gustaría
haber navegado por el mar de la noche,
en un barco a
vapor enorme,
yendo de una
tierra a la otra,
lejos de la
gran ciudad
donde un
hombre no puede ser libre
de todos los
males de este lugar.
Heroína, sé
mi muerte
Heroína, es
mi esposa y es mi vida
porque hay un
canal en mi vena
que lleva a
un centro que hay en mi cabeza
y entonces
estoy mejor que muerto
porque cuando
el caballo empieza a fluir
me importa
todo un pimiento
los
pajilleros de esta ciudad
los políticos
con su cháchara
y la gente
machacándose unos a otros.
(Lou Reed. Heroin, 1967)
Hubo un tiempo en que sus letras provocaron grandes
polémicas en la industria discográfica. Hablaban de personajes excéntricos,
perdedores, transvestidos, sexo, drogas, nihilismo… temas tabú en el seno de
una sociedad todavía arraigada en valores tradicionales heredados de
generaciones anteriores. La entrada en escena de la Velvet Underground supuso
una ruptura con el “establishment”. Según José Manuel Sebastián Radio 3,
"significó el germen del Punk y del Indie, en un momento donde la vida
y el Rock estaban siendo domesticados por las jerarquías sociales, culturales y
económicas del momento. Reclamaron el derecho a ser una minoría dentro de la
minoría y, al mismo tiempo, fueron una bomba de relojería que fue estallando poco
a poco hasta convertirse en una de las revoluciones más decisivas de la
historia del Rock".
Los inicios de Lou Reed fueron tiempos de desafío, de lucha,
experimentación, de performances alocadas, con grandes temas de desarrollo y
largas colgaduras de guitarra y voz, fueron temas generados con la fusión de la
psicodelia del momento, el Pop Art (Andy Warhol) y la distorsión sonora (Noise
y Avant-Garde).
Los 60 representaron un tiempo de cambios y convulsiones sin
precedentes, de roturas sociales en Europa y E.E.U.U. Las calles fueron un
constante germen de vanguardias, de movimientos sociales y estéticos, de
búsqueda y transgresión de libertades y conceptos. Los jóvenes eran una fuerza
aplastante, que hacia zozobrar los cimientos de lo establecido. La vida
propició por sí misma la necesidad de liquidar toda connotación considerada
obsoleta, antigua, porque bloqueaba el avance de la sociedad, algo totalmente
impensable hoy en día, donde la gente está atrapada en la gran bestia del
sistema.
Al margen de sus referencias artísticas y musicales, Lou Reed
siempre proyectó una arquitectura creadora en base a criterios intelectuales de
duro trasfondo social e existencialista, a veces incluso cercano al más puro
nihilismo. Delmore Schwarzt y Saul Below, fueron dos de sus principales linajes
culturales. De Schwarzt aprendió tener la oportunidad de cambiar el pasado, de
rectificar aquello que era imposible de corregir porque el presente puede ser
mejor (la responsabilidad empieza en los sueños). Del segundo, Saul Below,
comprendió que la humanidad moderna está amenazada de perder su identidad
aunque no puede ser destruida espiritualmente ya que la poesía es necesaria
para transmitir las ideas con la belleza de la cadencia.
Dada su compleja personalidad y vibrante ego, comprender la
mente de los que crean y dejan huella no es tarea fácil sobre todo cuando se
intenta abordar su propio mundo interno, una cosmogénesis de difícil
transcripción. La muerte de Lou Reed representa un puñetazo en el estómago, un
dolor seco y grave en el cuerpo del sonido. Es una pérdida que cierra un
capítulo extenso de música y experiencias, que brilla con luz propia y se aleja
de cualquier etiqueta. Es una columna más que se quiebra en ese gigantesco
palacio de cultura que fue posible a partir de los años 60, que tímidamente se
inició en los 50 y que en los 70 terminó por consolidarse. Rock and Roll, Beat
Generation, Hippismo, Psicodelia, Underground, Avant Garde… permitieron a Lou
Reed tomar tres décedas de creatividad como radicales influencias existenciales
que determinaron su forma de ser. Como definió en cierta ocasión Delmore
Schwarzt:
Nadie
tiene una existencia verdadera en el mundo real, porque nadie llega a saber
todo lo que es para los demás, todo lo que dicen a su espalda, todas las
estupideces que el futuro le deparará. En esta vida que llevamos, no hay
comienzos, no hay más que desvíos a los que llamamos comienzos, investidos de
las emociones formales que se consideran apropiadas y que a veces son forzadas.
La última foto de Lou Reed (Jean Baptiste Mondino)
“Hace apenas un par de semanas Lou Reed hizo una sesión
fotográfica destinada a convertirse en un anuncio impreso para la compañía
francesa de auriculares Parrot de su amigo Henri Seydoux. El famoso fotógrafo
Jean Baptiste Mondino hizo las fotos, y esta fue la última que tomó. Se ha confirmado
que la muerte de Lou Reed fue debida a su dolencia hepática que le obligó a
someterse a un trasplante de hígado en mayo. Una semana antes de su muerte Reed
viajó de nuevo a la clínica de Cleveland para someterse a nuevas pruebas en su
tratamiento, tras lo que los médicos determinaron que la fase en la que se
encontraba su dolencia ya no tenía cura. Lou Reed decidió regresar a su casa de
Southampton, en Long Island, donde falleció el 27 de octubre” (http://www.efeeme.com).
Texto: Carlos Flaqué Monllonch
VELVET UNDERGROUND & LOU REED (BIOGRAPHY)
-English version-
MINI BIO LOU REED
-English version-
PIEZAS
MUSICALES RELEVANTES
(Selección
propia)
Al
margen de las clásicas que todo el mundo cita:
“Sweet
Jane”, “Heroin”, “Perfect Day”, “Walk on The Wild Side”, “Vicious”, “Satellite
of Love”… personalmente recomiendo:
Velvet Underground - "Rock & Roll"
Lou Reed - “Coney Island Baby”